OF THE
TIMES
Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducirles a amarla es la tarea asignada en los actuales Estados totalitarios a los Ministerios de Propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela. Pero sus métodos son toscos y acientíficos.
Con argumentos similares, yo diría que el mal es una anomalía predecible en el universo, que en este planeta tenga cierta fuerza no significa que...
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El modus operandi del señor Antonio Ecarri, es más o menos como sigue:"Después de desayunar y echar un vistazo a la prensa diaria, nota que hay ciertas cosas que se destacan y entiende que esas son precisamente las que preocupa al universo de votantes y, de inmediato, por inspiración propia o consulta a algún asesor, organiza un par de denuncias y una idea, convoca a una rueda de prensa, preferiblemente en la sede de la fundación y espeta: “Yo, Presidente de la Fundación Uslar Pietri, denuncio ante el país el comportamiento irresponsable y negligente del gobierno ante la grave situación de la educación y exijo que sean subsanadas estas deficiencias que ocasionan tanto perjuicio a nuestros estudiantes”. Ese mismo día aparece la reseña en la televisión y en los periódicos digitales. Al día siguiente, la prensa escrita publica la misma reseña, ilustrada con la foto de un joven mofletudo al pie de la cual puede leerse: A. Ecarri, Presidente de la Fundación Uslar Pietri, hace grave denuncia.
Es decir, este señor es un avión: De un solo tiro se raspa las instalaciones de una fundación cultural, el prestigio de un escritor venerable y la plataforma de los medios de comunicación urgidos de alguien que hable mal del gobierno.
Ahora bien, ¿es censurable que el señor Ecarri tenga ambiciones políticas? No, en lo absoluto. Lo censurable es la vía escabrosa con que pretende alcanzarlas: echándole mano a una institución cultural para el beneficio propio; usufructuando recursos institucionales y prestigios intelectuales que no le corresponden. Además, haciendo un gran daño a la figura de Uslar Pietri que, independientemente de las polémicas que generó en su momento, es un indiscutible valor nacional, de merecido reconocimiento en las letras hispanas.
¿Significa que las fundaciones no pueden tener opinión política y deban cruzar los brazos ante algún problema que estiman de particular gravedad? No. También las instituciones tienen derecho a expresar sus opiniones sobre los problemas nacionales. Pero, en estos casos, deben tener una condición básica para que sean respetables: Que esa opinión sea expresión del pensamiento de la mayoría de sus miembros. Además, uno esperaría que fuese producto de la investigación, de la reflexión, de la consulta a sus miembros, de contrastación con los objetivos y principios de la fundación y no la improvisada respuesta a un tema candente de la política diaria.
Es una lástima que una institución que debería estar dedicada al rescate de las obras y el pensamiento de Uslar Pietri, a la promoción de sus aportes a la literatura, a la historia y al pensamiento nacional, a la realización de seminarios y talleres, a la investigación, al afianzamiento de la creación literaria y tantas otras actividades que redundarían en beneficio del país, se convierta en una vulgar oficina de propaganda de un político de baja estofa