Cada año alrededor de 200.000 niños caen en manos de los vendedores de esclavos.
niños esclavos en India
© EFE
Hace más de medio siglo que la India logró su independencia respecto de la corona británica. Sin embargo, a pesar de que la esclavitud colonial ya no existe, la esclavitud en el país, en concreto la infantil, sigue siendo una de las lacras de la sociedad.

Azam, de 9 años, es oriundo de la pequeña aldea en la provincia más pobre de Bihar, donde más de la mitad de la población vive con el salario mínimo que demarca el umbral de la pobreza: 22 rupios (unos 40 centimos ) diarios. El niño tenía siete años cuando su madre decidió que tenía que trabajar para mantener a sus hermanos menores, relata su historia el semanario británico 'The Observer'. Trabajaba en Delhi apartando basura desde la madrugada hasta el alba y vivió con otros cinco niños en un cuartucho diminuto. El esperaba que le pagarn por el trabajo, pero no recibió ni un céntimo.

La historia de Azam no es una excepción, sino la norma en la que viven provincias como Bihar, considerada como uno de los centros del tráfico de niños. Cada año alrededor de 200.000 niños indios son presa de los traficantes de esclavos. Se estima que medio millón de niños trabajan en Delhi, tres cuartas partes de los cuales tienen menos de 14 años. Muchos de ellos son engañados o robados por los traficantes o, en otros casos, vendidos por sus propios padres por sumas miserables de unos 1000 rupios (18 dólares).

Los activistas de Bachpan Bachao Andolan, del movimiento 'Save the Childhood Movement', luchan contra la esclavitud en el país rescatando y liberando a esclavos menores de edad. Los niños liberados pasan algun tiempo en un 'áshram' o monasterio en las afueras de Delhi, mientras los activistas buscan a sus padres. Al encontrar a sus padres, les dan 20.000 de rupias (unos 350 dólares) para poder empezar una vida nueva y les advierten que serán encarcelados si su niño vuelve a trabajar.

La esclavitud infantil en la India es condenada por otros países. En junio EE.UU. tachó a la India de centro de trafico de niños y urgió al gobierno del país a que cambie sus leyes conforme a las convenciones de la ONU. Una serie de redadas en Delhi aumentaron la presión sobre el gobierno indio, y el ministro de trabajo prometió elaborar una nueva ley que prohiba el trabajo infantil.

Gursharan Kaur, la esposa del primer ministro indio Manmohan Sing, está segura de que la situación cambiará solo si en el país cambia la actitud hacia el trabajo infantil.