violencia social al norte de Francia
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Los problemas, y en primer lugar la crisis, se le hicieron presentes al presidente francés, Francois Hollande, que cumple la cifra simbólica de 100 días desde su elección sometido, cada vez más a críticas que minan su popularidad.

La fecha del primer balance de la presidencia de Hollande quedó marcada desde primera hora por los disturbios que se desencadenaron durante la noche y parte de la madrugada en uno de los barrios identificados como de los más conflictivos del país, al norte de la ciudad de Amiens.

Un centenar de jóvenes protagonizaron allí una verdadera batalla campal con las fuerzas del orden -16 de cuyos agentes resultaron heridos- e incendiaron tres edificios públicos así como numerosos coches y abundante mobiliario urbano.

"La seguridad es para los poderes públicos no sólo una prioridad, sino una obligación", señaló el jefe del Estado socialista, antes de confirmar la que había sido una de sus promesas electorales -incrementar las partidas para la policía y la Gendarmería pese a los ajustes presupuestarios- confrontada ahora a la realidad de barrios donde repetidamente se producen estallidos y fuertes confrontaciones con la delincuencia.

La crisis económica, su mayor dolor de cabeza

Pero el mayor reto para Hollande, y lo que más ha contribuido a erosionar su popularidad en los tres primeros meses de mandato, es la crisis económica, que se hizo hoy presente al publicarse los datos del Producto Interior Bruto (PIB) entre abril y junio, cuando la economía francesa siguió estancada por tercer trimestre consecutivo.

Esos primeros resultados del Instituto Nacional de Estadística (INSEE) para el segundo trimestre, no obstante, son menos negativos de lo que se esperaba después de que el Banco de Francia la semana pasada hubiera augurado que este país podría entrar técnicamente en recesión este verano al encadenar dos trimestres sucesivos con una caída del PIB del 0,1%.

El ministro de Finanzas, Pierre Moscovici, se esforzó en destacar que aunque las estadísticas del INSEE "no son excelentes (...), "Francia no está en recesión, mientras lo están la mayor parte de sus socios, España, Italia, Bélgica, Reino Unido" a la espera de las cifras de Alemania.

Moscovici mantuvo la previsión de que la actividad subirá un 0,3 % en el conjunto de 2012 y un 1,2 % en 2013, y señaló que para lograrlo hay que favorecer la actividad por todos los medios, y que uno de ellos es "acelerar" el proceso iniciado con la cumbre europea de finales de junio, que pretendió poner coto a la crisis en la zona euro.

En el plano interior adoptará medidas para impedir que siga la subida de los precios de los carburantes, sin descartar un bloqueo de las tarifas en las gasolineras, lo que también figuraba en el programa electoral.

La prueba de Fuego

La gran prueba de fuego para la popularidad de Hollande -con cuya acción ya están descontentos un 51 % de los franceses, según una encuesta de Ifop de la semana pasada- llegará desde septiembre con la elaboración de unos presupuestos que tendrán recortes en buena parte de sus partidas, y que difícilmente evitarán esfuerzos para algunos de los colectivos que votaron mayoritariamente por él.

Ante de eso, la oposición de derechas, empezando por su predecesor Nicolas Sarkozy y por el ex primer ministro Francois Fillon, han cargado contra su política ante el conflicto sirio y criticado una falta de iniciativa que ambos han contrapuesto con el papel de ariete que París tuvo en 2011 en el derrocamiento del régimen de Muamar el Gadafi en Libia.