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De guiarnos por las políticas privatizadoras que, según el primer ministro David Cameron, convirtieron a Margaret Thatcher en una "gran líder", sus funerales deberían organizarlo empresas ajenas al sector público, en lugar de costearlos el Estado con honores militares.

En medios de los anuncios de la oficina del número 10 de Downing Street de que se rendirán honores a Thatcher, similares a los realizados en su tiempo a la reina madre, y con asistencia de la soberana Isabel II, otros consideran que ello sería completamente inapropiado.

"Que privaticen el funeral de Thatcher, sáquenlo a una licitación para escoger la oferta más barata. Es lo que ella hubiera querido", comentó el director de cine británico Ken Leach, en medio de la llegada de elogios desde capitales occidentales para la creadora del llamado thatcherismo

Thatcher aplicó una política liberal para transferir la propiedad pública a la privada, eliminar todo control sobre los mercados y convertir al Estado de árbitro entre los procesos productivos a promotor de negocios particulares, todo lo cual fue objeto del rechazo popular.

El diario Daily Mirror, al observar las reacciones divididas respecto a la muerte de la exjefa de Gobierno de 87 años, organizó una encuesta online, en la cual más del 70 por ciento de los participantes se pronunció en contra de realizar funerales con honoresmilitares.

Daily Mirror efectuó el sondeo después de observar como en varias ciudades del Reino Unido, en lugar de lamentos, hubo celebraciones por el deceso de quien fuera mandataria de 1979 a 1990, como ocurrió en barrios londinenses o en la ciudad escocesa de Glasgow.

En Glasgow, la alcaldía de esa ciudad debió llamar a evitar celebraciones, luego de lo ocurrido el pasado lunes en la Plaza de San Jorge, donde se cantó y bailó al ritmo de gaitas para festejar la partida física de Thatcher, reseñó la prensa capitalina.

La mencionada ciudad escocesa fue escenario en su momento de multitudinarias protestas contra el llamado poll tax (impuesto completo) que obligaba a todos los ciudadanos británicos a pagar una tasa municipal, sin importar ingresos y lugar de residencia.

En el barrio londinense de Brixton, donde también se realizaron grandes movilizaciones en la década de 1980, se brindó ahora con champagne. De acuerdo con los participantes en esa acción, el legado de Thatcher fue destruir los servicios públicos y aumentar la avaricia entre el sector bancario.

Sin embargo, personalidades como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y dirigentes políticos de Estados Unidos y Europa no escatimaron elogios para describir a quien consideraron una gran figura política.

Para el ex presidente soviético Mijail Gorbachov, quien dirige la Unión de Socialdemócratas y es miembro de la junta de editores del rotativo liberal Novaya Gazeta, la extinta dirigente conservadora fue una gran personalidad política.

El ex primer ministro Tony Blair, con un legado belicista similar a la Tatcher en el caso de Irak (2003), estimó que la también conocida como Dama de Hierro fue una imponente figura política con un vasto impacto global.

Pero las opiniones en el Reino Unido continúan divididas. Muchos depositaron flores frente a la residencia de la primera mujer británica en llegar a Downing Street 10, situada en el barrio londinense de Belgravia.

Sin embargo, entre las flores alguien dejó un litro de leche vacío a modo de crítica de la política de Thatcher de eliminar la entrega gratuita de ese alimento a los niños en las escuelas, destaca la televisión.

El argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, lamentó que la ex primera dama británica muriera sin ser juzgada por crímenes de guerra, después de ordenar el hundimiento del crucero argentino Belgano, fuera del perímetro de 200 millas náuticas que ella mismo marcó durante el conflicto de Las Malvinas, en 1982.

La victoria en la guerra de Las Malvinas, cuya soberanía aún reclama

Buenos Aires, le permitió a la ex primera ministra elegirse para un tercer mandato un año después.

Muchos consideran que para ser consecuentes con lo que predicó en vida la Thatcher, sería más apropiado una ceremonia organizada por compañías privadas, sin ninguna ayuda estatal, y lo más sobria posible, algo que parece está lejos de suceder.