El entonces embajador de EE.UU. en Caracas, William Brownfield, envió, el 9 de noviembre del 2006, a Washington un documento con cinco directrices para terminar con el chavismo.
El primer punto hace referencia a un fortalecimiento de las instituciones democráticas; el segundo consistía en el trabajo de indfiltrados en la base política de Chávez; también se manejaba la idea de dividir el chavismo; la lista incluye la protección de negocios vitales para EE.UU., y finalmente aislar a Hugo Chávez del panorama internacional.
Según el cable, para lograr la idea de Brownfield se utilizó una donación de la Usaid por USD 15 millones para 300 organizaciones venezolanas, que también recibieron asesoría de la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI), entre el 2004 y el 2006.
También se llevó los casos de violaciones de derechos humanos a la CIDH, para afectar la imagen de Chávez a nivel internacional, según señala la publicación. Entre ellos están las violaciones en la prisión La Pica y la masacre de 12 mineros en el estado de Bolívar...
Otro desembolso de USD 1,1 millones se invirtieron en la estrategia de Boewnfield para "dividir el chavismo". Según el cable, Chávez dividía y polarizaba a la sociedad venezolana usando un discurso de odio y violencia.
Por eso se uso a OTI para ayudar a las ONG locales que trabajaban con líderes chavistas. Unas 238 000 personas asistieron a más de 3 000 foros, talleres y sesiones de entrenamiento, "transmitiendo valores alternativos y dando oportunidad a activistas de la oposición de interactuar con chavistas, obteniendo el deseado efecto de alejarlos lentamente del chavismo".
La "OTI financió 54 proyectos sociales en todo el país, con un monto total de más de USD 1,2 millones, lo que permitió al Embajador visitar zonas pobres de Venezuela y demostrar la preocupación de EE.UU. por el pueblo venezolano".
El cable finaliza con la afirmación que si Chávez ganaba la reelección en diciembre el trabajo de la OIT se complicará.
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