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© EFEUn manifestante es golpeado por un policía griego el pasado marzo
Muchos helenos lo admiten: la Grecia en crisis es un país en constante estado de cambio. El advenimiento de dificultades económicas ha creado un caldo de cultivo perfecto para espolear los extremismos. No sólo en la calle, sino también en la Administración: decenas de organizaciones sociales han denunciado el uso de prácticas de tortura por parte de la policía helena.

Varias de ellas han unido sus voces en un comité formado recientemente. Según un informe conjunto, los casos de golpizas policiales, el uso de pistolas eléctricas, las quemaduras de cigarro y las humillaciones a los detenidos se han incrementado en los últimos años. La mayoría de los incidentes denunciados han sido negados por las autoridades o considerados como "accidentes aislados". Pocos han sido investigados en profundidad.

No es la primera vez que se acusa a Grecia de mantener una actitud laxa con respecto a la violencia policial: el país ha sido acusado ante la Corte Europea de Derechos Humanos por maltrato a prisioneros hasta en nueve ocasiones desde 2011.

Un reporte del comité europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) firmado en 2010 ya advertía al Estado de vaguedad informativa en casos de violencia. La Comisión Europea también intervino el pasado febrero: el comisario de Derechos Humanos Nils Muiznieks recomendó al gobierno heleno la creación de un cuerpo independiente para investigar las denuncias por brutalidad policial: "El prestigio de la policía helena y del país está en juego", señaló.

También Amnistía Internacional denunció el pasado otoño un "uso excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias, torturas y negación de acceso rápido a la asistencia jurídica" durante el control de manifestaciones y "malos tratos en el arresto o detención especialmente de grupos vulnerables", además de "demoras en los procesos penales que conducen a la impunidad" de los agresores.

Manifestantes

Especial repercusión tuvo el pasado otoño la supuesta agresión policial contra un grupo de 15 manifestantes izquierdistas. Fueron detenidos tras participar en una protesta motorizada contra el partido neonazi griego Amanecer Dorado y presuntamente golpeados en comisaría.

Sus secuelas fueron publicadas en el rotativo británico 'The Guardian': "A mis clientes les pegaron muy fuerte y no pudieron ver a su abogado hasta pasadas 18 horas. La primera vez que les vimos fue un 'shock' por las grandes lesiones que tenían", señala a ELMUNDO.es el abogado Dimitris Katsaris.

El ministro de Orden Público, Nikos Dendias, amenazó con querellarse contra el diario británico por haber mentido. Según su versión, las heridas fueron provocadas antes de la detención en escaramuzas entre los izquierdistas y los neonazis. Esa querella no ha sido interpuesta finalmente.

Al día siguiente fueron detenidas otras 24 personas que protestaban frente a los juzgados por la liberación de los detenidos. Según sus testimonios, los agentes les habrían desnudado y vejado: "Ellos no quieren denunciar porque están en 'shock'", explica el abogado.

También causó gran controversia el pasado febrero la publicación en la página web de la policía de unas fotografías retocadas para maquillar las heridas faciales en las caras de cuatro anarquistas detenidos por intentar robar un banco.

Según la versión oficial, las heridas se produjeron en el momento de la detención: "Si alguien tiene pruebas de las torturas a detenidos y no de daños producidos a terroristas producto de una confrontación y su resistencia, deberían haberlas remitido a la justicia", explicó entonces el ministro de Orden Público. Posteriormente prometió un "castigo inmisericorde" contra cualquier policía condenado por tortura.

Una de las mayores preocupaciones de las ONGs es la vinculación de una parte de los agentes con el partido neonazi Amanecer Dorado. La relación ha sido denunciada por la prensa helena: "Un grupo de policías le dijo a mis clientes que eran miembros de Amanecer Dorado y que iban a patearles el culo como lo hicieron con sus abuelos durante la guerra civil", asegura Katsaris.

Inmigrantes

Según las ONGs, los mayores afectados por las vejaciones serían los inmigrantes. Señalan varios casos como el de Osman Aziz, un 'sin papeles' kurdo muerto en 2009 por heridas en la cabeza. Fue presuntamente golpeado por un guardia costero y la investigación aún no ha finalizado. Otro inmigrante, Mohamed Kamram, falleció también en 2009, según sus abogados tras haber sido golpeado y electrocutado.

Los juzgados tienen pendiente también el caso de un inmigrante supuestamente arrojado desde un tercer piso en el centro de Atenas el pasado julio. Los agentes habrían acudido a su casa pidiéndole dinero.

Sí ha concluido, ocho años después, el proceso contra dos oficiales acusados de haber humillado y pegado en las suelas de los pies a un grupo de afganos en Atenas. El caso adquirió gran relevancia pública. Los agentes fueron declarados no culpables el pasado año debido a la existencia de "duda razonable".

Varios turistas extranjeros han denunciado también casos de agresiones: Un viajero coreano fue arrestado y brutalmente agredido por la policía durante un control de identidad rutinario el pasado año. Ese incidente provocó una queja formal de Corea del Sur a través del embajador en Atenas y una disculpa oficial de los policías.

Además, una turista británica denunció haber recibido un golpe en la cara tras haber acudido a comisaría para declarar el robo de un móvil y un neozelandés también interpuso una demanda en 2012 tras haber sido supuestamente secuestrado, agredido y robado por unos agentes de policía en Creta. Las autoridades han negado tajantemente tal extremo.

"Hay un intento del Estado de normalizar la tortura, de hacer que sea aceptada", explica Yanis Mouzaris, uno de los directores de Médicos del Mundo en Atenas. El caldo de cultivo de la crisis griega parece estar inyectando combustible a los más radicales.