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El Senado de Estados Unidos ha aprobado este lunes una moción para reforzar la frontera con México en un momento de pleno debate sobre la reforma migratoria que permitirá legalizar y, eventualmente, conceder la ciudadanía a cerca de 11 millones de inmigrantes.

La moción, que ha conseguido los 60 votos mínimos requeridos, supone dar luz verde a un plan de vigilancia con el país vecino exigido por los republicanos más conservadores para respaldar el texto definitivo de la ley.

Con un coste cercano a los 30.000 millones de dólares, el plan establece duplicar los agentes fronterizos hasta los 40.000, la construcción de muros y vallas a lo largo de 1.126 kilómetros, así como la vigilancia de la frontera con aviones no tripulados y una amplia gama de equipos de alta tecnología, entre ellos, radares, sistemas móviles y sensores infrarrojos.

Además, impone el uso obligatorio del programa federal "E-Verify", con el que las empresas pueden verificar el estatus migratorio de sus nuevos empleados. Por ahora, sólo es obligatorio para los negocios que tienen contratos federales.

El control se fortalecerá en todos los frentes y se establecerá también un programa para el registro de entradas y salidas de todos los extranjeros, con el fin de impedir que éstos se queden en EE.UU. con visas caducadas. Se calcula que alrededor de un 40 % de los inmigrantes se queda en el país cuando ya vencen sus documentos de viaje.

Al descubierto fisuras en el Partido Republicano

La aprobación de esta moción limita el debate en torno a la enmienda propuesta por los senadores republicanos John Hoeven y Bob Corker, la cual fue incorporada al proyecto de ley para una reforma migratoria integral, cuyo voto global está previsto para antes del viernes.

La enmienda, que ha recogido hasta ahora 66 votos a favor y 25 en contra a la espera de algunos senadores que no han votado, ha dejado además nuevamente al descubierto las fisuras dentro del Partido Republicano.

Al menos 13 senadores republicanos han votado a favor para cerrar el debate de la enmienda, entre ellos John McCain y Marco Rubio, pero otros senadores conservadores como Jeff Sessions, de Alabama, y Ted Cruz, de Texas, han dedicado sus discursos a desvirtuarla.

Pero, entre los que han defendido la enmienda se han situado varios republicanos. Así, el senador Corker, republicano por Tennessee, ha salido al frente de las críticas de sus correligionarios, al señalar que la enmienda "pondrá en marcha un régimen para la seguridad fronteriza mucho más fuerte" de lo que establece la legislación actual.

Además, ha indicado, es una "inversión de 46.000 millones de dólares" que ayudará a generar ingresos por 192.000 millones de dólares en la próxima década.

Condiciones y años de espera

El Partido Republicano se muestra, por tanto, dividido entre aquellos conservadores que atacan el plan reformista porque creen que no frenará futuras marejadas de indocumentados, y aquellos que advierten de que oponerse a la medida solo ahuyentará más a los votantes hispanos.

Pero la enmienda propuesta por los senadores republicanos ya contempla importantes restricciones: establece cinco condiciones antes de que los indocumentados puedan acceder a la residencia permanente tras una espera de al menos diez años.

Además del "plan de refuerzo" de la vigilancia en la frontera sur, por donde se cuela la mayor parte de los que cruzan ilegalmente hacia Estados Unidos, la medida, detallada en 119 páginas, ha modificado sustancialmente la que presentó el senador demócrata Patrick Leahy, mucho menos estricta.