Un nuevo informe ha revelado que todos los suministros mundiales de arroz podrían haber sido contaminados por variedades del cultivo genéticamente modificadas fabricadas por la empresa multinacional de EE.UU. Bayer CropScience.
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Según la reciente investigación realizada por GM Contamination Register, en los años 2006 y 2007 tres variedades de arroz transgénico ilegal, ninguna de las cuales fue aprobada para el cultivo o el consumo en ninguna parte del mundo, fueron descubiertas en más de 30 países por todo el planeta.

El Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) considera que los ensayos de campo realizados por Bayer CropScience a mediados de la década de los años noventa del pasado siglo podrían haber sido la causa de esta contaminación genética generalizada e irreversible. Sin embargo, el USDA no pudo verificar si la contaminación es la consecuencia de la polinización cruzada, también conocida como flujo de genes, o de la mezcla mecánica.

En cualquier caso, el arroz transgénico plantado en campo abierto definitivamente 'escapó' de la zona de ensayos. "Los estudios científicos confirman que la contaminación transgénica es inevitable una vez que los cultivos genéticamente modificados se plantan en una región", escribió el portal Earth Open Source explicando que "la coexistencia [de diferentes tipos de cultivos] provoca con rapidez la contaminación generalizada de los cultivos no modificados genéticamente a través de la polinización cruzada, la propagación de semillas transgénicas por la maquinaria agrícola y la mezcla involuntaria durante el almacenamiento".

Actualmente los agricultores estadounidenses están sufriendo las consecuencias de lo ocurrido: la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Filipinas y otros países han impuesto limitaciones estrictas en las importaciones de arroz transgénico de EE.UU. Por su parte, Rusia y Bulgaria las han prohibido totalmente.

El informe de GM Contamination Register señala que la contaminación también afectó a los agricultores de EE.UU. económicamente, ya que les cuestan miles de millones de dólares sus intentos de erradicar las variedades no aprobadas y evitar su futura extensión, un proceso que, al parecer, ya no tiene vuelta atrás.