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¿A quién no le ha pasado alguna vez que, cuando piensas en cualquier tipo de problema, no te ha venido la solución a la mente hasta que no has desconectado? Dejas de pensar en el problema, te distraes y... ¡eureka!, hallaste la respuesta. Seguro que esta situación te habrá resultado familiar en más de una ocasión.

Son muchos los ejemplos de grandes genios que han encontrado la solución en algún momento en el que estaban distraídos. Como ejemplo, Albert Einstein vislumbró su teoría de la relatividad especial cuando absorto en sus pensamientos observó el reloj de la torre de Berna mientras estaba montado en un tranvía. Pero, ¿estos momentos eureka son subjetivos?, ¿o en realidad hay algún mecanismo neurológico detrás de todo esto?

Un grupo de investigación de la Universidad de California en Santa Barbara (EEUU) ha realizado un experimento para averiguar si estos momentos de inspiración ocurren por pura casualidad o existe alguna otra explicación. Este grupo presentó un problema de creatividad a cuatro grupos de participantes en el que tenían que encontrar tantos usos como fuera posible a un objeto dado durante un tiempo determinado.

De los cuatros grupos que se crearon durante el experimento, solo uno de ellos se les presentó el test de tal forma que les permitía distraerse durante la tarea. Fue este último grupo el que mostró mejor rendimiento que los demás que, a diferencia de aquél, no tuvieron tiempo alguno de distracción.

El científico Kounios trató de averiguar en qué zona del cerebro se encontraba el área responsable de los momentos eureka cuando estamos distraídos. Según uno de sus estudios, que fue publicado en PLOS Biology, parece ser que la zona del cerebro responsable de estos procesos mentales se encuentra en el hemisferio derecho del cerebro, sobre la oreja, en el llamado giro temporal superior.

El equipo de investigación de Kounios llegó a esta conclusión mediante el siguiente experimento: a los participantes se les presentaron tres palabras aparentemente sin relación alguna y tenían que encontrar otra palabra con la que se pudiera formar conceptos relacionados con esas tres palabras.

Cuando los participantes afirmaban que habían llegado a la conclusión instantáneamente y no de manera racional, vieron una actividad repentina en el giro temporal superior del hemisferio derecho del cerebro. Por tanto, parece ser que esta área permite hacer conexiones insospechadas y rápidas entre conceptos conocidos.

Aunque este estudio se hizo con problemas semánticos, Kounios asegura que también ocurre lo mismo con problemas visuales, como cuando una persona mira una imagen ambigua y repentinamente se da cuenta de lo que es.

Conclusiones

En definitiva, se ha demostrado que los momentos de inspiración que se originan cuando estamos totalmente distraídos tienen una explicación objetiva, y no subjetiva como en un principio puede aparentar. Parece ser que se reafirma así la típica figura distraída, "empanada" en la jerga coloquial, de un genio. Kounios opina que:
"Aunque dejar volar la mente dificulta ciertas actividades que requieren de atención constante, parece ser beneficioso para resolver problemas de forma creativa". Además, Kounios asegura que a veces "conviene distraerse, dejar los problemas a un lado durante un tiempo y hacer otra cosa. Y entonces, mirar al problema desde una nueva perspectiva".
Estos trabajos reivindican también la importante función que realiza nuestro cerebro cuando estamos "empanados". Por intuición, tendemos a creer que nuestro cerebro trabaja más cuando se encuentra centrado plenamente en un problema que cuando estamos distraídos.

Sin embargo, estos estudios, así como otros que se han publicado recientemente como el de Marcus E. Raichle en Scientific American, afirman que cuando más energía consume el cerebro no es cuando estamos concentrados, por ejemplo, en un examen, sino cuando dejamos volar la imaginación. De hecho, Marcus Raichle denomina este fenómeno "la energía oscura del cerebro", en referencia a su homóloga del Universo, pues todavía existen numerosos misterios por descifrar.

En ese tiempo en el que desconectamos del mundo, es cuando se nos vienen a la mente nuevas ideas que no hubiéramos sido capaces de llegar hasta ellas si no hubiéramos realizado esa "excursión mental". Además, algunas de estas excursiones nos permiten planificar nuestra futuro. ¿A quién no le ha ocurrido alguna vez que cuando estás distraído has empezado a organizar tu futuro? Pues los procesos mentales que están involucrados en esta tarea consumen más energía que cuando estamos concentrados en un problema.

Por tanto, estas excursiones mentales son muy necesarias en nuestro día a día aunque de primeras parezca que la distracción nunca llegue a buen puerto. Como bien dice Kounios, en algunas ocasiones lo mejor que podemos hacer es desconectar y puede que nuestros problemas se resuelvan cuando inconscientemente los veamos desde otra perspectiva.