El director del Centro de Análisis del Instituto ruso de Estudios Estratégicos de los Urales, Dmitri Popov, denunció hoy que un laboratorio biológico construido por el Pentágono en Kazajstán amenaza la seguridad de Rusia y Asia Central.

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Junto con otras instalaciones semejantes levantadas a lo largo de la frontera rusa este centro de doble uso cumple objetivos de guerra biológica, según el investigador.

La creación del laboratorio en Almaty sobre la base de un antiguo centro soviético de investigación para prevenir plagas comenzó en 2010 con respaldo financiero de la secretaría de Defensa de Estados Unidos.

El experto evocó el funcionamiento de instalaciones semejantes del Pentágono en otros países que quedaron fuera del control nacional, funcionan en régimen cerrado y son dirigidas por militares o agentes de los servicios secretos.

Tal tipo de instalaciones son gestionadas por personal extranjero, incluidos empleados que gozan de inmunidad diplomática, y su control está fuera del control de las autoridades sanitarias civiles locales, agregó.

Sobre el laboratorio, se ha informado que conservará en condiciones de alta seguridad patógenos de alta peligrosidad heredados por Kazajstán del programa soviético biológico militar y que estudiará métodos de defensa contra ellos.

La puesta en marcha está prevista para 2015, y según se ha informado este complejo funcionará en colaboración con una nueva estación de alerta temprana contra brotes de enfermedades en Asia Central.

Esa estación quedará abierta en abril de 2014 en la sureña provincia kazaja de Zhambyl, y cuenta con un financiamiento estadunidense estimado en cinco millones 600 mil dólares, se informó.

Popov subrayó que todo este programa es supervisado por el senador Ríchard Lugar, estrechamente vinculado con las elites militares norteamericanas, lo cual es otro indicio de que el laboratorio biológico puede utilizarse para fines castrenses.

Lugar desempeñó un papel importante en el desmantelamiento de instalaciones nucleares soviéticas en Kazajstán y otras repúblicas ex soviéticas, y más tarde estuvo involucrado en temas de armas biológicas en Georgia y Ucrania, añadió el estudioso.

Otro indicio del posible doble uso del complejo de Almaty son los 108 millones de dólares de su presupuesto, muy por encima del importe habitual de instituciones similares, según el experto en temas estratégicos.

La cancillería rusa expresó preocupación en julio último por los proyectos biológicos del Pentágono cerca de sus fronteras, y especialistas militares alertaron contra posibles acciones contra la población y la biodiversidad rusa.

El Centro de Investigación Microbiológica del Ministerio de Defensa ruso admitió que brotes de graves enfermedades atípicas en el sur de Rusia en 2013 pudieron proceder de cepas introducidas desde la vecina Georgia, donde opera un laboratorio supervisado por Lugar.