El primer embate de una poderosa tormenta procedente del Pacífico arrojó ayer lluvia y nieve sobre gran parte de California, donde comunidades puestas en peligro por un incendio forestal apenas hace unas semanas enfrentan ahora la amenaza de deslaves de lodo y escombros.
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© APTrabajadores tratan de auxiliar a una mujer para sacar a un auto del lodo causado por la lluvia en Glendora, California.

Las autoridades en las ciudades de Glendora y Azusa, en el este de Los Angeles, las cuales se encuentran al pie de montañas, se mantuvieron alertas al aproximarse la lluvia debido a las laderas áridas.

Flujos de escombros pequeños cubrieron una calle de Glendora, pero no hubo propiedades dañadas, dijo la Policía. El jueves se emitieron órdenes de desalojo obligatorio a residentes de aproximadamente mil casas en el área.

Ocurrieron varios accidentes viales en carreteras resbalosas o inundadas en todo el sur de California y como precaución fue cerrado un tramo de 16 kilómetros (10 millas) de la Autopista Costa del Pacífico al oeste de Malibu, ante la posibilidad de desprendimiento de rocas en una sección afectada por incendio en las Montañas de Santa Mónica.

En Los Angeles, la acumulación de agua obligó a la Policía a cerrar cruceros importantes en la Cuenca Sepúlveda. El área de control de inundaciones para el río Los Angeles en el suelo del valle de San Fernando es mantenido como un refugio de vida silvestre y centro recreativo.

También llovía en los condados de la costa central, en la región de la Bahía de San Francisco y en el Valle Central. Estaban en efecto advertencias de tormenta invernal en la Sierra Nevada por la posibilidad de nevadas fuertes.