Durante los últimos años, decenas de árboles se secaron y otros agonizan. Algunos permanecen en pie, otros a medio talar, otros están listos para ser removidos. Las causas de la mortandad masiva nunca fueron determinadas; las sucesivas administraciones comunales se limitaron a extraer restos y plantar algunos retoños, pero nadie se arriesga a aventurar si el problema de fondo subsiste o no.

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© Salvador Santoro

En este contexto, se anuncia desde el municipio una "puesta en valor" de la plaza, que incluye nuevas veredas, iluminación y juegos "integradores" para chicos discapacitados. A mediados de 2007, los árboles de la mitad sudoeste del espacio verde y la rambla de avenida 66 entre 7 y 8 comenzaron a mostrar señales de deterioro en su corteza y ramas; a una veintena nunca les llegó la primavera, después de medio siglo de dar sombra y oxígeno al paseo.

En marzo de 2008 se dijo que algunos ejemplares secos serían conservados en su sitio "para determinar fehacientemente cuál fue el problema fitosanitario que los afectó". Pero esa conclusión nunca llegó; como causas probables, se evaluaron una pérdida de gas -luego descartada- y una filtración de agua subterránea. Las causas que pueden acelerar la decrepitud de un árbol e incluso su muerte son muchas: desde una poda o corte de raíces mal realizado a la acción de numerosas plagas, pasando por las deficiencias en la plantación, las roturas de tendidos subterráneos de gas natural y agua corriente, y las agresiones de frentistas y vecinos.

La Comuna anunció hoy que los trabajos de "reestructuración y puesta en valor" del paseo ya están en marcha. Y que se convertirá en "la primera plaza integradora de la Ciudad". En ese marco, la Casa Cuna donará juegos para niños discapacitados, y otros serán adquiridos por el municipio. Además, se extraerán diez árboles secos y se plantarán otros tantos retoños