La imagen es la de la cobertura de hielo del Ártico:
Estamos a comienzos del verano (ya saben, empezó el 21 de junio) y la capa de hielo está en las dos desviaciones estándar por debajo de la media de los últimos 30 años: el Polo Norte está caliente.
Las masas de aire frío y caliente se ven arrastradas en nuestras latitudes extra-tropicales por el Chorro Polar, el río de aire que con una anchura horizontal de unos 1.000 kilómetros, y una profundidad de 3, circula a una altura sobre el nivel del mar de unos 11 kilómetros, dando vueltas a la Tierra, como un Amazonas gigantesco, pero de aire de baja densidad, no de agua bastante densa.
Cuando un río baja con una fuerte pendiente, cuando un chorro sale de una manguera a alta presión, su trayectoria es casi rectilínea. Cuando el río llega a la llanura, cuando el chorro de la manguera sale a baja presión, el flujo oscila de un lado a otro de su cauce.
La presión de la manguera, la pendiente del río es la diferencia de temperaturas entre el ecuador y el Polo Norte para el chorro polar. Una diferencia de 60 grados supone un chorro casi sin meandros, siguiendo uno de los paralelos de la Tierra. Una diferencia de 45 grados (30ºC en el ecuador, -15ºC en el Polo) supone un chorro desplazado hacia el norte y con meandros fuertes, como el Mississipi cuando llega a Louisiana.
Esta es la situación de hoy: aire que ha llegado a Groenlandia por el norte y está entrando en España desde el Atlántico frente a Portugal.
Hoy el invierno meteorológico extratropical se ha concentrado en 4 meses: de diciembre a marzo, en vez de como hace 50 años, seis meses de mediados de octubre a mediados de abril. Hoy el verano es una sucesión de invasiones de aire frío de Groenlandia, ardiente y cargado de polvo sahariano desde las Canarias.
La granizada de hoy, 3 de julio, es atípica, porque se ha dado en toda España, y continúa las de ayer 2 de julio. Lo atípico es la extensión de la misma. El chorro polar ha creado un vórtice como el de un tornado, pero en altura, alrededor de Madrid. Al girar el aire, se forma una muy baja presión en altura. El aire húmedo de las lluvias se ve succionado hacia arriba, y se enfría bruscamente, muy bruscamente, en contacto con el aire helado del chorro que viene de Groenlandia.
En Madrid, el tamaño de las piedras del granizo ha sido de entre 2 y 4 cm, como entre una almendra y un melocotón. Evidentemente tormentas ha habido siempre, así como riadas, pero antes eran aisladas en el verano, y sobre todo, en las montañas, cuando el aire de las llanuras asciende por las laderas y se enfría. Hoy los fenómenos extremos se repiten cada vez más, y cada vez con mayor intensidad.
Cambio climático ha habido siempre. Pero solía ocurrir a lo largo de miles de años, con intervalos de 100.000 años de temperaturas frías, y 20.000 años de temperaturas calientes. Conocemos el óptimo medieval, cuando los noruegos salieron de ''vikingos'', y la ''pequeña edad del hielo'' cuando las hambrunas se extendieron a todo el Globo en la época del rey Carlos II el Hechizado.
El cambio climático actual es mayor que cualquiera de los anteriores, en amplitud y velocidad. Nunca antes en los registros paleo-climáticos, e históricos hemos tenido un cambio de la temperatura media global de casi 1 grado en 200 años.
La única explicación para estas dos magnitudes es el aumento de la manta que dificulta la salida de la radiación infrarroja de la Tierra: los gases de muchos átomos, de más de dos átomos, como el CO2 (3), el metano (5) y los cloro-fluoro-carbonos (5), que absorben la energía electromagnética que irradia la superficie del planeta en ese rango infrarrojo.
Comentario: Pero esa no es la única causa, y también es cíclica. La influencia de los seres humanos en los gases de invernadero, por ejemplo, es mínima.
Hemos medido ese aumento de concentración hasta la saciedad (en Mauna Loa, en Hawai, y en Izaña, en las Canarias) y ahora, como contaba Teresa Guerrero en El Mundo, con un satélite nuevo de la NASA.
Los maravillosos lectores de El Mundo escribirán de nuevo diciendo que estoy equivocado. Los que nos dedicamos al clima decimos que somos, en feo, como la bella Casandra, la hermana de Paris, el raptor de Helena, el rapto que originó la guerra de Troya. Casandra profetizaba siempre la realidad, pero una maldición del dios Apolo, por no querer hacer el amor con él, la condenó a que nadie la creyera.
Pero mis razonamientos sobre el clima se van cumpliendo poco a poco y uno a uno.
Tenemos, y tendremos un verano atípico (no hay que fijarse en las medias, sino en los eventos lejos de las medias: Una población puede medir 1.70 metros de media de altura, porque todos los ciudadanos midan 1.70 metros, o porque la mitad mida 1.90, y la otra mitad 1.50 metros. Las medias y las desviaciones sirven de poco, lo que importa son los eventos extremos).
Y esto se repetirá a lo largo de todo el siglo XXI, exagerándose cada vez más, con subidas del nivel del mar, y grandes tormentas dentro de muy largas sequías.
Como con la crisis de pobreza social (la riqueza de los ricos aumenta, la pobreza de los pobres también) también la crisis del clima se advirtió con mucho tiempo.
Ambas pudieron haberse evitado: Inversión de la riqueza en actividades productivas y su reparto a todos hubiese impedido la presente crisis y la que viene de aquí a uno o dos años. Pero se prefirió invertir en ruletas y dados cargados, en juegos financieros entre cuatro gatos. De la misma manera, hace 30 años teníamos ya tecnología solar de sobra, y no muy cara, para haber cambiado nuestra forma de obtener energía.
Preferimos especular, con el dinero. Preferimos quemar petróleo, gas y carbón, con la energía. ''Los griegos tomarán Troya, devolvamos a Helena'', dijo Casandra 10 años antes de la entrada del caballo de madera. Invirtamos en la gente, no en los juegos, dijeron un par de economistas. Substituyamos la energía fósil por energía solar diaria, dijimos algunos mas físicos.
Troya fué incendiada. Desapareció.
Comentario: Este autor nota, como nosotros, que algo está sucediendo, y que el clima cada vez se está volviendo más extremo. Pero parece seguir creyendo en el mito del calentamiento climático. Todas las señales que menciona son indicios de una posible era de hielo, en un futuro muy cercano. Como bien lo explica, ciertas zonas se están enfriando MUY bruscamente, y los fenómenos de clima extremo son cada vez más frecuentes e intensos.