Un terremoto lento. Así fue calificado el movimiento de magnitud 8.1 que el 1 de abril de este año afectó a Iquique. De acuerdo con un análisis, liderado por Sergio Ruiz, del Departamento de Geofísica de la U. de Chile -en el que también participaron expertos del Centro Sismológico Nacional e instituciones de Italia, Francia y Reino Unido-, el deslizamiento de las placas (Nazca y Sudamericana) comenzó hace al menos seis años, provocando movimientos casi imperceptibles que solo pudieron detectar con GPS.
sismo Chile
© Entorno Inteligente
"En un terremoto lento el deslizamiento es tan suave que las personas no lo sentimos, pero fuimos capaces de seguirlo con GPS y darnos cuenta de que en la zona hubo uno, que duró mucho tiempo, probablemente décadas, y que en las semanas previas al terremoto (el deslizamiento) comenzó a acelerarse", indica Ruiz.

El estudio, publicado en la revista Science, confirma que la actividad sísmica previa al 1 de abril era indicio de que se estaba produciendo un gran terremoto. Sin embargo, entonces no era posible asegurarlo. "Solo ahora podemos saber que eran sismos predecesores. Necesitaríamos más estadística o poder registrar de buena forma un número mayor de terremotos para poder decir que es una característica que los antecede", dice Ruiz.

El sismólogo Raúl Madariaga, de la Escuela Normal Superior de París, explica que el movimiento lento que registraron los GPS estaba en la misma zona en la que se produjo el terremoto principal. "Si uno hubiera podido observar esto antes, quizás hubiéramos podido saber dónde se iba a producir el terremoto", indica. Pero no había manera, pues procesar los datos toma mucho tiempo y, hoy, lo que obtienen los GPS se transmite hacia Alemania, no hay quien los procese en tiempo real.

Incluso estudiar un terremoto con tanto detalle, es un lujo solo posible debido a que tras el 27/F se tomó conciencia de que el país debía tener una red sismológica, dice Madariaga.

Un paso para predecir

Por el momento, el aumento de la sismicidad es solo un antecedente que, si bien se repite en varios terremotos, en otros no los provoca.

Según Ruiz, es necesario registrar más eventos con tantos instrumentos como los utilizados para el de Iquique, el sector más monitoreado del país. "Lo ideal es que estén instalados a lo largo de todo Chile, porque van a seguir ocurriendo terremotos de magnitudes importantes. Con un par más que pudiéramos registrar adecuadamente, podríamos ver si esta observación es una característica propia de los terremotos de este tipo en el país. Si fuera así, sería un buen indicador para poder estimar si en alguna zona va a ocurrir o no un terremoto".

Al menos en el norte, donde no se ha producido un megaterremoto (superior a 8.5) en 137 años, aún existe energía acumulada suficiente para producir sismos de magnitud 8 o superiores.