El presidente francés Enmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel volvieron a defender este jueves durante la entrega del Premio Carlomagno en la ciudad de Aquisgran (oeste de Alemania) la necesidad de avanzar en una política de seguridad común europea y en la preservación del multilateralismo, días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump abandonara de forma unilateral el acuerdo nuclear alcanzado, de manera multilateral, con Irán.
Emmanuel Macron y Angela Merkel,Federalismo,EE.UU. de Europa
© EFEEmmanuel Macron y Angela Merkel tras la ceremonia en la que Macron recibió el Premio Carlomagno.
Macron recibió hoy el Premio Internacional Carlomagno por su "visión de una nueva Europa" en una ceremonia a la que asistieron numerosos mandatarios europeos, entre ellos el rey de España Felipe VI. La canciller fue la encargada de encargada de pronunciar la laudatio, discurso en el que advirtió de los desafíos internos y externos a los que Europa hace frente, de la política aislacionista de Estados Unidos, de los conflictos sin resolver y de las nuevas amenazas.

Europa ya no puede esperar que Estados Unidos le proteja de los conflictos mundiales, muchos de los cuales tienen lugar a las puertas del viejo continente, afirmó Merkel, que no pudo obviar la situación "extremadamente complicada" que se vive en Oriente Medio. A la escalada de la violencia en Siria se ha sumado ahora el abandono acuerdo nuclear con Irán por parte de EEUU. Tras la salida de EEUU ese acuerdo, que Europa consideró un éxito de su diplomacia, Merkel volvió a llamar hoy a todas las partes a la "moderación" en tanto que Irán no descarta darlo por muerto y volver a enriquecer uranio sin los límites fijados en el pacto.

"Debemos encontrar juntos respuestas concretas" a los desafíos a los que Europa hace frente, sostuvo Merkel que pidió "un nuevo punto de partida para Europa". La canciller alabó en ese sentido las propuestas de reforma de Macron, pese las diferencias que existen entre Berlín y Paris acerca del calado de la "integración". Aun así, Merkel afirmó que Europa debe ser algo más que una moneda y un mercado común y que la integración es el "proyecto decisivo" de un continente que "encuentra de nuevo la esperanza cuando se abre al futuro". Macron le dio la razón, a la espera de que su propuestas encuentren eco en la cumbre europea del próximo julio y no sólo por parte de Alemania, sino también de la parte de los países del Este y de los nórdicos.

Fiel a su estilo, apasionado y convencido hasta la médula de que "Europa es la prueba de que la utopía es posible" y determinado a luchar por las reformas que considera necesarias para preservar el "alma de Europa", Macron destacó en su discurso de agradecimiento que los tiempos son convulsos y la única manera de superar los desafíos actuales y futuros es "superar los egoísmos, las divisiones y hasta los tabúes que ha ido dejando como posos la Historia.

Aplaudido por un público esencialmente europeísta, acariciando con sus palabras los oídos de la Comisión Europea, el 'Obama europeo' advirtió contra "cualquier forma de nacionalismo y aislamiento para superar la crisis europea" y animó a los socios a pensar con una visión a 25 o 30 años. "Tenemos la obligación de preservar la paz, la libertad y la democracia construida en los últimos 60 años", dijo Macron, y recordó que para ello hay que mejorar las perspectivas de las generaciones jóvenes, lo que implica luchar contra el desempleo juvenil, que en la UE llega casi al 25%.

El Premio Carlomagno que se concede en la ciudad alemana de Aquisgrán distingue desde 1950 a las personalidades o instituciones que se han significado en defensa del proyecto europeo. Entre los galardonados figuran el Papa Francisco (2016), Bill Clinton, Tony Blair, Francois Miterrand, Helmut Kohl o los considerados padres fundadores de la Unión Europea Konrad Adenauer, Winston Churchill, Jean Monnet y Robert Schuman. El pasado año el premio recayó en el historiador y pensador británico Timothy Garton Ash.

También han recibido este galardón europeo cuatro españoles: el filósofo e historiador Salvador de Madariaga (1973), el rey Juan Carlos (1982), el ex presidente del Gobierno Felipe González (1993) y el que fuera alto representante para la Política Exterior europea Javier Solana (2007), que en esta ocasión se encontraba también entre los invitados.