El sabotaje contra los gasoductos rusos permite a Estados Unidos dividir el mundo ‎en dos. De un lado los occidentales y Rusia del otro. Al mismo tiempo, ‎Estados Unidos concentra en Ucrania la mayor cantidad posible de armamento ‎occidental... y permite la destrucción de ese armamento. De esa manera, Washington ‎da trabajo a su complejo militaro-industrial a la vez que debilita a sus aliados fortaleciendo así la dominación de Estados Unidos sobre esos mismos "aliados".
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© Danish Defence/Anadolu Agency/Getty ImagesFuga de gas en Nord Stream 2 vista desde un interceptor F-16 danés
Cuando ya habíamos grabado esta emisión, se publicó en el New York Times la siguiente ‎información:‎
«Las agencias de inteligencia de Estados Unidos consideran que miembros del gobierno ‎ucraniano autorizaron el atentado con bomba en los alrededores de Moscú que costó ‎la vida a Daria Duguina. Los funcionarios estadounidenses dijeron también no haber sido ‎informados anticipadamente sobre la operación y que habrían estado en contra si ‎hubiesen sido consultados.»‎
Después de ver esa información, agregamos al inicio de nuestra emisión nuestro comentario ‎titulado "El asesinato de Daria Duguina, según la narración de la CIA". ‎

En cuanto al sabotaje contra los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 entre Rusia ‎y Alemania, el mismísimo presidente Biden ya había indicado el responsable cuando declaró en ‎una entrevista: ‎
«No habrá más Nord Stream. Nosotros pondremos fin a ese proyecto. Le prometo que ‎tenemos los medios para hacerlo.»‎
Eso está confirmado además por el hecho que el mismo día del sabotaje contra los gasoductos ‎‎Nord Stream se abrió el gasoducto alternativo Baltic Pipe, que transporta el gas de Noruega ‎hacia Polonia y los países limítrofes a través de Dinamarca. ‎

La guerra de los gasoductos es parte de la estrategia con la que Estados Unidos y la OTAN ‎quieren impedir toda relación de Europa con Rusia y además convertir Europa en la primera ‎línea de la guerra contra Rusia. ‎

Con ese objetivo, el Congreso estadounidense ha elevado los gastos militares de Estados Unidos ‎a más de 800 millardos de dólares anuales [1] -37 millardos más de ‎lo que había solicitado el presidente Biden- mientras que la deuda estadounidense -que se ha ‎duplicado en 10 años- sobrepasa por primera vez los 31 000 millardos de dólares. Ese enorme ‎incremento permite a Washington poner a la disposición de Kiev cada vez más armamento. ‎

Ese armamento no sólo proviene de las reservas del Pentágono. También saldrá directamente de ‎la industria de guerra de Estados Unidos. De esa manera, Washington alimenta en Europa «una ‎guerra contra Rusia por tiempo indefinido». ‎

Y en la primera línea de esa guerra estarán los jefes nazis del regimiento Azov, que Rusia acaba de ‎liberar en un intercambio de prisioneros y a los que la presidencia ucraniana rindió especial ‎homenaje mientras se reponen en Turquía. ‎
Este artículo es resume brevemente la revista de la prensa internacional Grandangolo transmitida el viernes 7 de octubre de 2022 en el canal ‎italiano.