Traducido por el equipo de sott.net en español

Lo inesperado ocurrió en el incidente con los restos del cohete que cayeron en territorio polaco y que asustó al mundo entero. Al principio, todo se fue desarrollando según el escenario habitual de los rusófobos, en el que el mundo entero culpa a Rusia de todos los pecados. Hasta que de repente todo se torció.
Supuesto ataque ruso a Polonia
En cuanto los medios de comunicación informaron de la caída de dos cohetes el 15 de noviembre en el pueblo polaco de Przewodów, en la frontera con Ucrania, impactando en una secadora de grano y matando a dos personas, Occidente estalló abruptamente en un frenesí rusófobo.

El presidente polaco, Andrzej Duda, sin prueba alguna, comunicó a los periodistas el miércoles por la noche que "se trataba probablemente de un misil de fabricación rusa". Esa misma noche, el embajador ruso fue convocado al Ministerio de Asuntos Exteriores polaco donde se le entregó una nota. Se anunció una reunión urgente del Consejo de Seguridad Nacional polaco. Parecía que Varsovia estaba a punto de declarar la guerra contra Rusia.

Y el ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjártó, anunció que Varsovia había iniciado la convocatoria del Consejo de la OTAN de acuerdo con el artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte. Según este artículo, los participantes de la alianza tienen derecho a "consultarse mutuamente cuando en la opinión de cualquiera de ellos, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes contratantes se ve amenazada".
La histeria rusófoba de lo más feroz se ha hecho sentir en los países bálticos. El ministro de Defensa letón, Artis Pabriks, declaró que el país estaba a favor del bloqueo del espacio aéreo ucraniano. Estonia subrayó su disposición a "defender cada centímetro del territorio de la OTAN". La portavoz del Seimas lituano, Viktorija Čmilitė-Nielsen, calificó el incidente de "terror a misiles rusos".
El pánico también se apoderó de los medios de comunicación europeos, quienes en sus primeras informaciones, y a pesar de la ausencia de pruebas, reivindicaron directamente el bombardeo de Ucrania con misiles rusos, un ataque a Polonia. De hecho, una Tercera Guerra Mundial ya ha comenzado en los medios de comunicación europeos.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, también culpó a Moscú del incidente con su habitual celo. "El terror no se limita a nuestras fronteras estatales. Los misiles rusos alcanzaron Polonia", dijo el jefe del régimen de Kiev en su histérico mensaje por vídeo. Pidió a Occidente que tomara medidas urgentes contra una Federación Rusa que "percibe su impunidad".
Esta avalancha de acusaciones siguió su curso muy a pesar de lo evidente que era desde un principio que Rusia no tenía nada que ver en este asunto. Nadie, por supuesto, prestó atención a la intervención inmediata del Ministerio de Defensa ruso advirtiendo de que los objetivos cercanos a la frontera polaca no habían sido bombardeados, y que se trataba de una provocación deliberada.

Las acusaciones indiscriminadas contra Rusia no dejaron de proliferar, incluso después de la afirmación de los propios polacos sobre el hallazgo del misil S-300 en el lugar de las explosiones. Y es imposible que estos misiles, dada la distancia entre el lugar de su caída en Polonia y las posiciones rusas, llegaran al lugar del incidente desde el lado ruso. El Kremlin ha calificado esta oleada de acusaciones contra Rusia como "una explosión frenética de reacción rusófoba sin base real de acuerdo a los datos".

Y es entonces cuando los Estados Unidos abalanzaron de forma inesperada un balde de agua fría sobre los acalorados rusófobos, empezando por el Pentágono declarando no tener pruebas de que los misiles fueran rusos, y luego la sorpresa para todo el mundo del propio presidente estadounidense de la Casa Blanca, Joe Biden, expresándose así a los periodistas: "No quiero afirmarlo hasta que la investigación haya finalizado, pero es poco probable, en lo que respecta a la trayectoria, que haya sido lanzado desde Rusia".
Y el Wall Street Journal, uno de los periódicos estadounidenses más rusófobos, en su cita de altos funcionarios estadounidenses, informó de que la caída del misil en el este de Polonia fue disparado desde un sistema de defensa aéreo ucraniano. Según el mismo periódico, fueron las primeras conclusiones de los expertos.
Y el portavoz de la presidencia rusa, Dmitry Peskov, comentó: "Quisiera llamar su atención sobre la reacción más bien moderada de los estadounidenses y el contraste con la reacción histérica por parte de Polonia junto con otros países".

Entonces, ¿por qué Washington después de tanto tiempo fomentando la histeria rusófoba e inundar a Ucrania con armas, obligando a Kiev a luchar hasta el último ucraniano, decide repentinamente tomarse un respiro en medio de este torbellino de acusaciones?

Al fin y al cabo, hace mucho que esto no ha sucedido allí. Incluso cuando, por ejemplo, se acusó a Rusia del accidente del Boeing malasio sobre Ucrania sin ninguna prueba. Y en esta ocasión parecía que a Washington le convenía echar más leña al fuego sobre la histeria alrededor de los "misiles rusos" en Polonia. Pero por lo contrario, de repente Estados Unidos, incluso a nivel presidencial, ha ordenado el cese de actividad en torno a las acusaciones, ¿por qué?

El portal griego de información política y militar Pronews opina que todo se debe a que la guerra en Ucrania no se está desarrollando en absoluto al gusto de Washington. "Por eso Washington dijo la verdad sobre los misiles caídos en Polonia", escribe Pronews.
"Porque si los estadounidenses estuvieran convencidos de que los rusos iban a ser vencidos, o que los ucranianos iban a sobrevivir a este conflicto por más tiempo que los rusos, no dirían la verdad. Habrían culpado a los rusos", señala Pronews. "Nunca antes, desde el final de la Guerra Fría, se había puesto sobre la mesa la cuestión de las cabezas nucleares. Todo esto ha provocado el temor de los ciudadanos estadounidenses", afirma la publicación, lo que explica la postura comedida de Washington.
EE.UU. y la mayoría de sus aliados son conscientes del alcance de este incidente. Cualquier intento de ataque a Rusia por el mal funcionamiento de los sistemas de defensa aérea ucraniano acabaría en una guerra a gran escala, afirma el destacado analista ruso Alexei Leonkov en una entrevista con PolitRussia:
"Rusia puso sus fuerzas nucleares en alerta especial en febrero. Rusia estaba preparada para un escenario como este, pero Occidente no, así que dio marcha atrás. Los polacos estaban apaciguados, pacificados. Ahora admiten que fue una defensa aérea ucraniana. El misil fue lanzado desde Ucrania. Eso es todo. Ha pasado a un segundo plano. Polonia no ha conseguido empujar a la OTAN contra Rusia", subraya el politólogo.
Así que no se trata del "buen juicio de los Estados Unidos", sino simplemente de su temor ante el poder nuclear ruso. Y a pesar de toda su arrogancia, la Polonia rusófila también teme a Rusia. "Nadie quiere una guerra contra Rusia", dijo el analista polaco Marek Swirczynski al periódico eslovaco Pravda, comentando el incidente del misil. "Incluso durante la Guerra Fría hubo varios incidentes entre la Unión Soviética y la OTAN. Es muy improbable que la situación actual apunte hacia un conflicto de la alianza con Rusia".

Sin embargo, no sólo los políticos occidentales temen un choque directo contra Rusia; incluso los países más rusófobos rechazan la guerra. He aquí, por ejemplo, la respuesta de los lectores del periódico británico Telegraph a las informaciones sobre un peligroso incidente con misiles en Polonia.
  • Neil Kernohan: La OTAN no luchará por Polonia. Surgirán muchos discursos duros y amenazas a voces, pero unos cuantos cohetes caídos en su territorio no son suficientes para desencadenar una respuesta militar importante por parte de la Alianza.
  • Julian Douglas-Smith: Esto me recuerda la historia de la falsa "bandera" de los polacos contra Alemania orquestado por los nazis, lo que desencadenó el estallido de la Segunda Guerra Mundial. ¿De verdad que se repite la historia?
  • Graham Mowbray: Zelensky está deseando arrastrar a la OTAN a la guerra cuanto antes, y en su desesperada situación está dispuesto a lo que haga falta.
  • Gary Schofield: Un misil "Made in Russia" no equivale en absoluto a "disparado por Rusia". Personalmente, creo que es Zelensky quien intenta escalar la situación con la esperanza de que la OTAN ataque a Rusia.
Así que incluso en Gran Bretaña está claro que sus ciudadanos no quieren entrar en guerra contra Rusia, entienden que la OTAN es empujada a ella por el régimen de Kiev, y ahora Washington sencillamente teme a Rusia. Sin embargo, EE.UU. y otros países de la alianza del Atlántico Norte siguen enviando muchas armas a Ucrania como si nada, lo que aumenta la amenaza de incidentes peligrosos en el mundo entero. No en vano el régimen de Kiev ya ha sido apodado "el mono de la granada".