Traducido por el equipo de SOTT.net
Hybrid War
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Una poderosa sensación ritma su piel y tamborilea su alma mientras se sumerge en un largo paseo bajo persistentes ráfagas de nieve, punteado por etapas selectas y conversaciones esclarecedoras, cristalizando vectores dispares, un año después del inicio de la fase acelerada de la guerra por procuración entre EEUU/OTAN y Rusia.

Así le da la bienvenida Moscú: la capital indiscutible del mundo multipolar del siglo XXI.

Una larga meditación caminando nos impregna de cómo la alocución del presidente Putin -más bien, un discurso civilizacional- de la semana pasada supuso un punto de inflexión en lo que respecta a la demarcación de las líneas rojas civilizacionales a las que todos nos estamos enfrentando ahora. Actuó como un potente taladro que perforó la memoria menos que breve, en realidad nula, del Occidente Colectivo. No es de extrañar que ejerciera un efecto un tanto aleccionador en contraste con la incesante borrachera de rusofobia del espacio OTAN.

Alexey Dobrinin, director del Departamento de Planificación de Política Exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, ha descrito correctamente el discurso de Putin como "una base metodológica para entender, describir y construir la multipolaridad".

Algunos de nosotros llevamos años mostrando cómo el emergente mundo multipolar se define -pero va mucho más allá- por la interconectividad de alta velocidad, física y geoeconómica. Ahora, a medida que alcanzamos la siguiente etapa, es como si Putin y Xi Jinping, cada uno a su manera, estuvieran conceptualizando los dos vectores civilizacionales clave de la multipolaridad. Ese es el significado más profundo de la asociación estratégica integral entre Rusia y China, invisible a simple vista.

Metafóricamente, también dice mucho que el pivote de Rusia hacia Oriente, hacia el sol naciente, ahora irreversible, era el único camino lógico a seguir ya que, citando a Dylan, la oscuridad amanece al romper el mediodía en todo Occidente.

Tal y como están las cosas, con el tambaleante y rabioso Hegemón perdido en su propio aturdimiento prefabricado, los verdaderos directores del espectáculo alimentando con carne quemada a unas "élites" políticas irremediablemente mediocres, China puede tener un poco más de libertad que Rusia, ya que el Imperio del Centro no está -todavía- bajo la misma presión existencial a la que se ha sometido a Rusia.

Pase lo que pase geopolíticamente, Rusia es en el fondo un obstáculo -gigante- en el camino belicista del Hegemón: el objetivo final es la "amenaza" principal, China.

La capacidad de Putin para dimensionar nuestro extremadamente delicado momento geopolítico -a través de una dosis de realismo altamente concentrado y sin diluir- es algo digno de contemplar. Y luego, el ministro de Asuntos Exteriores Lavrov aportó la "guinda" al pastel, llamando al desventurado embajador de Estados Unidos para una dura reprimenda: oh, sí, esto es una guerra, híbrida y de otro tipo, y sus mercenarios de la OTAN, así como su chatarra, son objetivos legítimos.

Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad, ahora más que nunca saboreando su condición de "desconectado", lo dejó todo muy claro: " Rusia se arriesga a ser despedazada si detiene una operación militar especial (OME) antes de que se logre la victoria ".

Y el mensaje es aún más agudo porque representa la señal -pública- a los dirigentes chinos en el Zhongnahhai para que comprendan: pase lo que pase a continuación, esta es la inamovible posición oficial del Kremlin.

Los chinos restauran el Mandato del Cielo

Todos estos vectores están evolucionando a medida que las ramificaciones del bombardeo de los Nord Streams, el único ataque militar - y terrorismo industrial - jamás perpetrado contra la UE, dejan al Occidente Colectivo paralizado, aturdido y confuso.

En perfecta sintonía con el discurso de Putin, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino eligió el momento geopolítico/existencial para quitarse por fin los guantes, con una floritura: el ensayo e informe La hegemonía de Estados Unidos y sus peligros, que se convirtió en un éxito masivo instantáneo en los medios de comunicación chinos, examinado con fruición en toda Asia Oriental.

Esta contundente enumeración de todas las locuras letales del Hegemón, durante décadas, constituye un punto sin retorno para la diplomacia china, hasta ahora caracterizada por la pasividad, la ambivalencia, la moderación real y la extrema cortesía. Así que este giro es otro orgulloso "logro" de la abierta Sinofobia y la mendaz hostilidad exhibida por los neoconservadores y neoliberaloconservadores estadounidenses.

El erudito Quan Le señala que este documento puede considerarse como la forma tradicional -pero ahora rellenada con redacción contemporánea- que los soberanos chinos utilizaron en su pasado milenario antes de ir a la guerra.

De hecho, se trata de una proclamación axio-epistemo-política que justifica una guerra seria, lo que en el universo chino significa una guerra ordenada por un Poder Superior capaz de restablecer la Justicia y la Armonía en un Universo perturbado.

Por supuesto, en el universo chino no hay lugar para "Dios", y mucho menos para una versión cristiana; "Dios" para los chinos significa la trinidad Belleza-Bondad-Verdad, Principios Universales Celestiales Eternos. El concepto más accesible para los no chinos es Dao: el Camino. Así que el Camino hacia la trinidad Belleza-Bondad-Verdad representa simbólicamente la Belleza-Bondad-Verdad.

Así que lo que hizo Pekín -y el Occidente Colectivo está completamente despistado al respecto- fue emitir una proclamación axio-epistemo-política explicando la legitimidad de su cruzada para restaurar los Principios Universales Celestiales Atemporales. Estarán cumpliendo el Mandato del Cielo, nada menos. Occidente no sabrá lo que les ha golpeado hasta que sea demasiado tarde.

Era predecible que tarde o temprano los herederos de la civilización china se hartarían - e identificarían formalmente, como un reflejo del análisis de Putin, al advenedizo Hegemón como la principal fuente de caos, desigualdad y guerra en todo el planeta. Imperio del caos, la Mentira y el Saqueo, en pocas palabras.

Para decirlo sin rodeos, en lenguaje callejero, al diablo con esa basura americanista de que la hegemonía se justifica por el "destino manifiesto".

Así que aquí estamos. ¿Quieren guerra híbrida? Les devolveremos el favor.

De vuelta a la Doctrina Wolfowitz

Un exasesor de la CIA ha publicado un informe bastante aleccionador sobre un guijarro en el camino pedregoso: un posible final en Ucrania, ahora que incluso algunos papagayos dirigidos por la élite están contemplando una "salida" con una mínima pérdida de imagen.

Siempre es bueno recordar que allá por el año 2000, el año en que Vladimir Putin fue elegido presidente por primera vez, en el mundo anterior al 11-S, el rabioso neoconservador Paul Wolfowitz estaba codo a codo con el "Gran Tablero de Ajedrez" Brzezinski en un enorme simposio Ucrania-EEUU en Washington, donde despotricó descaradamente sobre provocar a Rusia para que entrara en guerra con Ucrania, y se comprometió a financiar la destrucción de Rusia.

Todo el mundo recuerda la doctrina Wolfowitz, que era esencialmente un refrito chabacano y pedestre de Brzezinski: para mantener la hegemonía permanente de Estados Unidos era primordial adelantarse a la aparición de cualquier competidor potencial.

Ahora tenemos dos compañeros competidores con potencia nuclear y conocimientos tecnológicos unidos por una asociación estratégica integral.

Al terminar mi largo paseo rindiendo los debidos respetos en el Kremlin a los héroes de 1941-1945, era ineludible la sensación de que, por mucho que Rusia sea un maestro de los acertijos y China un maestro de la paradoja, sus estrategas están trabajando ahora a tiempo completo en cómo tornar todos los hilos de la Guerra Híbrida contra el Hegemón. Una cosa es segura: a diferencia de los fanfarrones estadounidenses, no delinearán ningún avance hasta que ya esté en vigor.