Traducido por el equipo de SOTT.net

El sistema económico hiperfinanciado de Estados Unidos no es rival para el modelo chino de inversión dirigida por el gobierno. Lamentablemente, el crecimiento explosivo de China está acercando a un Washington desesperado a la guerra.
Chinese woman
Ucrania es el punto de ignición de una gran lucha de poder entre Estados Unidos y China. Tras años de trasladar sus industrias a lugares del mundo con bajos salarios, EEUU se encuentra perdiendo cuota de mercado constantemente frente a una China con crecimiento más rápido y más recursos. Según la mayoría de las estimaciones, la economía de China superará a la de Estados Unidos en 2035, momento en el que Pekín estará en una posición mucho mejor para configurar las relaciones comerciales internacionales de forma que promuevan sus propios intereses. Con el crecimiento viene el poder, y esta regla también se aplicará a China. China se ha convertido en una potencia industrial situada en el epicentro de la región más poblada y de mayor crecimiento del mundo. Por ese motivo, Estados Unidos ha iniciado una serie de provocaciones en la isla de Taiwán y en el mar de la China Meridional.

Estados Unidos ha abandonado toda esperanza de imponerse a China mediante una competencia convencional de libre mercado. En su lugar, planea enfrentarse militarmente a ella en un intento desesperado de agotar sus recursos, conseguir un apoyo más amplio a las sanciones económicas y aislar a China de sus socios comerciales regionales. Se trata de un plan arriesgado y perturbador que podría resultar espectacularmente contraproducente, pero Washington sigue adelante a pesar de todo. Los mandarines de la política exterior estadounidense y sus aliados globalistas no aceptarán un resultado en el que China sea la economía más grande y poderosa del mundo. Esto es de un artículo de China Macro Economy:
Aunque el ritmo de crecimiento económico de China se ha ralentizado en los últimos años, parece estar en camino de poner fin a la larga racha de Estados Unidos como la mayor economía del mundo en torno a 2035, según la última proyección de los economistas de Goldman Sachs.

La nueva estimación llega 10 años más tarde de lo previsto por el banco de inversión en 2011. Pero los economistas Kevin Daly y Tadas Gedminas afirmaron que el crecimiento potencial de China sigue siendo significativamente mayor que el de EEUU.

"China ya ha cerrado la mayor parte de la brecha con el PIB de EEUU", dijeron en un informe publicado el martes, añadiendo que el producto interior bruto de China ha pasado del 12% del de EEUU en 2000 a algo menos del 80%.

El crecimiento económico anual de China se situará en torno al 4% entre 2024 y 2029, frente al 1,9% de EEUU, según el informe, que proyecta cómo será la economía mundial hasta 2075...

La excepcional fortaleza del dólar estadounidense en los últimos 10 años es otra de las razones de la revisión a 10 años de cuándo la economía china se convertirá en la número 1, añadió Daly... Pero es probable que la fortaleza del dólar frente al yuan chino disminuya durante la próxima década, proporcionando más terreno para que China supere a EEUU, según el informe.

El informe también prevé que el peso del PIB mundial se desplace más hacia Asia en los próximos 30 años, y que las cinco mayores economías del mundo en 2050 sean China, Estados Unidos, India, Indonesia y Alemania ("El PIB de China superará al de EEUU en 2035, años más tarde de lo previsto, según Goldman Sachs", China Macro Economy).
Naturalmente, la financiarización de la economía estadounidense ha tenido un gran impacto en las perspectivas de futuro de EEUU. El auge de Wall Street ha dado lugar a una miríada de estafas de apalancamiento de deuda que han enriquecido a un puñado de banqueros ricos mientras desviaban billones de capital a actividades improductivas. Al mismo tiempo, la ausencia de una política industrial coherente ha provocado la huida de decenas de miles de empresas y fábricas que se trasladaron a países que ofrecen una oferta inagotable de mano de obra barata. El problema, por supuesto, es que los crecientes errores políticos acaban provocando una caída de la productividad que permite a otros países más ambiciosos llenar el vacío. En resumen, el milagro chino es atribuible en gran medida a la financiarización y a las políticas miopes que permitieron a las empresas estadounidenses trasladar sus industrias a otros lugares en vez de incentivarlas para que permanecieran en EEUU. Conclusión: La economía china está superando a la estadounidense y no hay nada, salvo una guerra nuclear, que pueda revertir esta situación.

China as number one
En las últimas semanas, se ha producido un aumento constante de la cobertura negativa de China en los medios de comunicación, junto con los previsibles ataques al presidente Xi Jinping. Los estadounidenses han visto este espectáculo muchas veces antes y deberían tener claro lo que significa. La demonización de líderes extranjeros es siempre el primer paso hacia la guerra. Los medios lideraron la carga contra Saddam, Gadafi, Milosevic, Putin e innumerables otros. Ahora el chino Jinping está en el punto de mira imperial. Los nombres cambian, pero el proceso sigue siendo el mismo. Ya han empezado a acumularse las provocaciones, sanciones y calumnias, incluso mientras a los estadounidenses con el cerebro lavado se les lleva de la mano a otro conflicto sangriento.

Si se produce una guerra entre ambos países, es probable que las consecuencias económicas sean catastróficas. Pensemos por un momento en cuántas empresas estadounidenses y europeas se verían gravemente afectadas por un conflicto entre China-EEUU. He aquí un extracto de un artículo en Registration China:
A finales de 2020, un total de 1.040.480 empresas extranjeras estaban registradas en China continental, los datos oficiales fueron proporcionados por el Ministerio de Comercio (MOFCOM)... Según los datos oficiales, China había establecido un total de 961.000 empresas con inversión extranjera (EIE) hasta finales de 2018, con un uso real de capital extranjero de 2,1 billones de dólares estadounidenses... Los resultados muestran que el número de empresas con inversión extranjera seguirá aumentando en 2021... ("¿Cuántas empresas extranjeras hay en China?", GWBMA).
¿Un millón de empresas de propiedad extranjera en China? Es sencillamente asombroso.

¿Y cómo generan sus beneficios estas empresas?

Generan beneficios vendiendo sus productos a la gente en su país. Echa un vistazo a este extracto de un artículo más antiguo en NBC News que explica cómo funciona:
"Si EEUU decide imponer aranceles a China, dijo Chen, las empresas estadounidenses que operan en China, que representan más del 60 por ciento de las exportaciones de China a EEUU, seguramente serían las más perjudicadas. Al final", dijo Chen, "EEUU es el que tiene que ajustarse".

"Aunque algunos analistas han pronosticado que China empezará pronto a dejar que el yuan se aprecie, la entrevista de Chen ilustró el hecho de que existe un fuerte grupo de presión en China que se opone a la revaluación. Una de las razones por las que una revaluación sería peligrosa para China, dijo Chen, es que los márgenes de beneficio de los exportadores chinos son ínfimos: oscilan entre 1,7 y dos puntos porcentuales" ("Ministro de Comercio chino: Estados Unidos es el que más tiene que perder en una guerra comercial" NBC News).
China America
¿"Las empresas estadounidenses... representan más del 60 por ciento de las exportaciones de China a EEUU"? ¿Es eso posible? En otras palabras, las empresas estadounidenses que trasladaron sus negocios a China están ganando dinero con muchas de las mismas personas que despidieron para generar mayores beneficios.

Y, al mismo tiempo, los beneficios para el país de acogida (China) son de un mísero 1,7%, apenas suficiente para que merezca la pena. Son las multinacionales las que obtienen los beneficios, no China. Entonces, ¿por qué se culpa a China de la disminución de la cuota de EEUU en la producción mundial? Como dijo Carolyn Bartholomew en The American Prospect hace unos años:
"En las dos últimas décadas, la política china ha estado impulsada por los intereses de las empresas multinacionales, y esas empresas mundiales se han beneficiado de muchas de las políticas chinas. Desde hace varias décadas, fue un puñado de la élite exportadora (Boeing, Motorola y GE entre ellas) el que argumentó persuasivamente a las administraciones Bush, Clinton y Bush que los intereses económicos de EEUU se verían beneficiados si sólo estas empresas tuvieran acceso al consumidor chino... Hoy, por supuesto, vemos el resultado de ese tipo de pensamiento. Con la crisis económica mundial, los trabajadores estadounidenses se han quedado sin empleo y sin fondos de pensiones.

"... A instancias de las multinacionales con sede en EEUU, Washington ha defendido las causas de los intereses corporativos disfrazados de libre comercio". ("La gran muralla industrial de China", Carolyn Bartholomew, The American Prospect).
Así pues, la pregunta es: ¿no estamos culpando a China de las políticas que impulsaron poderosas corporaciones y sus jefes plutócratas?

Eso parece. Y, si ese es el caso, entonces podemos suponer que el impulso de Washington hacia la guerra no está alimentado por la ansiedad sobre qué país tendrá una economía más grande que los demás, sino por la resistencia del gobierno chino a la intromisión política y a las maquinaciones de los oligarcas extranjeros. Eso es lo que ocurre en realidad. Las élites multimillonarias quieren insinuarse en el aparato político al igual que lo han hecho en las naciones occidentales, pero el gobierno comunista no lo permite. Echa un vistazo a este extracto de un artículo que el autor Ron Unz escribió hace más de diez años:
China growth
El ascenso de China sin duda se encuentra entre los acontecimientos mundiales más importantes de los últimos 100 años [...] y la economía china está a punto de superar a la nuestra antes del final de esta década...

Durante las tres décadas transcurridas hasta 2010, China alcanzó quizás el ritmo de desarrollo económico sostenido más rápido de la historia de la especie humana, con un crecimiento de su economía real de casi 40 veces entre 1978 y 2010. En 1978, la economía de EEUU era 15 veces mayor, pero según la mayoría de las estimaciones internacionales, China está a punto de superar la producción económica total estadounidense dentro de unos pocos años [...]

Además, la inmensa mayoría de la riqueza económica recién creada en China ha ido a parar a los trabajadores chinos de a pie, que han pasado de los bueyes y las bicicletas al umbral del automóvil en una sola generación. Mientras que los ingresos medios de los estadounidenses llevan casi cuarenta años estancados, los de China casi se han duplicado cada década, y los salarios reales de los trabajadores no pertenecientes al sector agrícola han aumentado alrededor de un 150% sólo en los últimos diez años [...]

Un informe reciente del Banco Mundial destacaba el enorme descenso de los índices de pobreza mundial entre 1980 y 2008, pero los críticos señalaban que más del 100% de ese descenso procedía únicamente de China: el número de chinos que vivía en la pobreza extrema se redujo en nada menos que 662 millones, mientras que la población empobrecida del resto del mundo aumentó en 13 millones [...]

Sólo en la última década, China cuadruplicó su producción industrial, que ahora es comparable a la de EEUU [...]

Frente al notable progreso chino, Estados Unidos presenta en su mayoría un panorama muy sombrío.[...] En los últimos 40 años, la gran mayoría de los trabajadores estadounidenses ha visto cómo sus ingresos reales se estancaban o disminuían [...]

Decadencia de la democracia constitucional

El tema central de por qué fracasan las naciones es que las instituciones políticas y el comportamiento de las élites gobernantes determinan en gran medida el éxito o el fracaso económico de los países. Si la mayoría de los estadounidenses no ha experimentado prácticamente ningún avance económico durante décadas, quizá deberíamos fijarnos en estos factores en nuestra propia sociedad [...]

Nuestras élites extractivas

Cuando las élites parasitarias gobiernan una sociedad de forma "extractiva", una característica central es el flujo masivo hacia arriba de la riqueza extraída, independientemente de cualquier ley o regulación contraria. Ciertamente, EEUU ha experimentado un enorme crecimiento de la corrupción oficialmente tolerada a medida que nuestro sistema político se ha ido consolidando en un Estado de partido único controlado por una plutocracia mediática unificada...

Los medios de comunicación y los órganos académicos de una sociedad constituyen el aparato sensorial y el sistema nervioso central de su cuerpo político, y si la información que proporcionan es gravemente engañosa, los peligros inminentes pueden enconarse y crecer. Unos medios y un mundo académico altamente corruptos o deshonestos constituyen un peligro nacional mortal... El propio sistema de información de la sociedad estadounidense es mucho más hábil y experimentado a la hora de moldear la realidad para satisfacer las necesidades de los líderes empresariales y gubernamentales, y este mismo éxito perjudica enormemente a nuestro país [...]

[...] debemos admitir que Richard Lynn, un destacado erudito británico, lleva una década o más en lo cierto al predecir que el dominio mundial de los pueblos de origen europeo está llegando rápidamente a su fin y que, en un futuro previsible, la antorcha del progreso humano y del liderazgo mundial pasará inevitablemente a manos chinas ("Auge de China, caída de Estados Unidos; ¿Qué superpotencia está más amenazada por sus 'élites extractivas'"?, Ron Unz, The American Conservative.
China wars
Palabras clarividentes, sin duda, pero no del todo inesperadas dada la profunda polarización y disfunción política de las democracias occidentales. Si existen divisiones similares en China, ciertamente no son aparentes para quien las observa desde fuera. Lo que un crítico objetivo ve es un país reprimido durante mucho tiempo, cuya energía explosiva ha sido hábilmente aprovechada por un cuerpo gobernante que ha sacado de la pobreza a casi 800 millones de personas (un logro histórico y sin precedentes) y, al mismo tiempo, ha creado un objetivo social unificador (la Iniciativa de la Franja y la Ruta) que sirve de visión compartida para el futuro.

La administración Biden se ha comprometido a contener a China en un intento de mantener su predominio en el orden mundial. Pero Washington no tiene un gran plan de infraestructuras multimillonario que pueda sustituir al proyecto chino de la Franja y la Ruta. De hecho, Washington no tiene ninguna visión de futuro. Lo que Washington ofrece es otro siglo de sanciones, cambios de régimen y guerras. Sería mucho mejor para el mundo que se permitiera a China seguir adelante con su enorme proyecto de integración global sin la amenaza de la intervención, la intromisión o la violencia de EEUU. Por desgracia, el equipo de Biden tiene otras cosas en mente.
Chinese family