El proyecto de ley para destapar la influencia de agentes extranjeros provocó violentas protestas en Tiflis y dividieron a las élites georgianas y occidentales. El partido gobernante destacó que "actuará en interés de su pueblo" mientras que desde EEUU y sus aliados aseguran que esta norma contradice sus valores. Y todos buscan la mano de Moscú.
Georgia Euro Protests
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La ley de la discordia

El Parlamento de Georgia presentó un proyecto de ley Sobre la Transparencia de la Influencia Extranjera que proponía crear un registro de organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y entidades que reciben financiación de un Estado extranjero en el país. El documento indicó que las personas jurídicas sin fines de lucro y los medios de comunicación tendrán la condición de agentes de influencia extranjera si más del 20% de sus ingresos proceden del exterior.

Según sus autores, se inspiraron en la ley similar de EEUU, la Foreign Agents Registration Act (FARA) vigente desde 1938, pero menos rígida y más flexible con las organizaciones. Por ejemplo, la ley estadounidense supone penas de hasta 5 años de cárcel por ocultar la financiación desde el extranjero mientras que la georgiana solo multas.

Sin embargo, esta normativa causó mucha polémica y controversia en el Parlamento, desatándose incluso una pelea entre los diputados de diferentes fracciones durante el debate del proyecto de ley que duró 9 horas. La situación se caldeó después de que el presidente de la Comisión jurídica pidiera que varios diputados fueran expulsados porque gritaban desde sus escaños e interferían en el proceso de discusión del proyecto.

La iniciativa de desvelar la influencia extranjera también dio origen a protestas multitudinarias de sectores proeuropeos y proestadounidenses, con decenas de heridos y detenidos. Los policías usaron gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes concentrados en la avenida de Rustaveli, en el centro de la capital georgiana. Todos los diputados fueron evacuados desde el edificio del Parlamento a causa de los disturbios.

Desde el Ministerio de Interior georgiano informaron que las formas de protesta se volvieron extremadamente violentas. Los participantes lanzaron cócteles molotov, volcaron e incendiaron varios coches de la Policía, dañaron un camión de bomberos, fachadas de edificios y destrozaron escaparates y propiedades del ayuntamiento de Tiflis. Al menos una decena de agentes del Ministerio resultaron heridos y 133 manifestantes fueron detenidos.

Las masivas manifestaciones obligaron al partido gobernante Sueño Georgiano y al movimiento Fuerza del Pueblo a revocar la controvertida ley. No obstante, solo 35 de los diputados votaron en contra del proyecto, mientras que 58 se abstuvieron y uno permaneció fiel a la iniciativa.

Los "valores europeos" como argumento

Occidente no se quedó atrás y reaccionó a las controversias internas de Georgia.

El jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó que la adopción de la ley no se ajustaba al camino hacia la UE que desea una gran parte del pueblo georgiano. Su postura fue apoyada por el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que afirmó a su vez que esta normativa era incompatible con los valores de la UE.
"Es una evolución muy negativa para Georgia y su pueblo (...) La ley es incompatible con los valores y normas de la UE. Contradice el objetivo declarado de Tiflis de ingresar en la entidad", expresó.



Comentario: Una ley emulada de EEUU que establece la transparencia en el país es una ley "incompatible" con los valores de la UE, no sabemos si se darán cuenta de lo cierto que en realidad en esa afirmación, y lo contradictoria que es con la narrativa que nos intentan vender.


Las críticas desde Bruselas provocaron la respuesta del primer ministro, Irakli Garibashvili, que mostró su apoyo al proyecto.

"El futuro de nuestro país no pertenece a los agentes o servidores de países extranjeros. El futuro de nuestro paíspertenece a los patriotas", comentó respondiendo a las preguntas de los periodistas en Berlín y también criticó a varias ONG que "luchan contra los intereses del Estado".

La Eurocámara insta a Georgia "jugar según nuestras reglas"

No es la primera vez que funcionarios europeos y georgianos se lanzan acusaciones mutuas en torno a la polémica ley. A mediados de febrero, el eurodiputado lituano Andrius Kubilius, dirigiéndose al partido gobernante Sueño Georgiano, expresó que "no conseguirán el estatus [de candidato a la UE] si no jugarán según nuestras reglas".

El secretario general del partido gobernante y alcalde de Tiflis, Kakha Kaladze, tachó de "chantaje" esas declaraciones y aseguró que Georgia seguirá "actuando en interés de su pueblo".


"Esto forma parte del juego y el chantaje que hemos estado observando todo este tiempo y el público también lo ve. Las autoridades georgianas jugarán según las reglas de Georgia, actuarán en interés del país y en interés nacional de nuestro pueblo. Nuestro Gobierno hace todo lo posible en esta difícil dirección. Sin embargo, si hay una decisión política de negarnos el estatus de candidato, si no nos lo dan, que se lo queden", aseveró Kakha Kaladze.

El político destacó también que "se debe conocer el valor de tu país, de lo contrario Europa no te aceptará" y aseveró que "la esclavitud no está en la naturaleza de los georgianos, por lo que nadie debería pretender esclavizar a nuestro pueblo".

EEUU amenaza con "castigar"

Desde el poder de EEUU también se pronunciaron en contra de la ley georgiana para desvelar la influencia extranjera. El jefe del servicio de prensa del Departamento de Estado de EEUU, Ned Price, aseguró al respecto que Washington dispone de herramientas para castigar en cualquier país del mundo a quien sea responsable de la supresión de los derechos humanos.

El asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, se reunió con la presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, y subrayó que la Casa Blanca "seguirá trabajando" con Tiflis para apoyar su futuro democrático y avanzar en las reformas". La propia Zurabishvili también respaldó los disturbios y agregó que esta normativa solo aleja a su país de la Unión Europea.


Comentario: Cabe agregar que Georgia queda más lejos de la UE que Turquía.


"Nos complace que se haya retirado el proyecto de ley", concluyeron desde la Casa Blanca.

No obstante, desde Moscú creen que "Washington puso a la gente en la calle" utilizando la "influencia del poder blando". Para las élites estadounidenses "solo Estados Unidos puede tomar sus propias decisiones mientras que todos los demás países existen bajo sus reglas", tachó al respecto el jefe de la Duma rusa, Viacheslav Volodin.

Agregó que la Casa Blanca dispone de muchas "palancas para dominar el mundo". Según sus palabras, en primer lugar, las palancas financieras, cuando utilizan el dólar como instrumento de influencia política. En segundo lugar, las palancas militares, con la ayuda del bloque de la OTAN, formado por 30 Estados, tres de los cuales son potencias nucleares. En tercer lugar, justamente la financiación de la oposición, la comunidad de expertos, los derechos humanos, el medio ambiente y otras organizaciones sin fines de lucro.

Ucrania participa en protestas

Incluso desde Ucrania apoyaron a los alborotadores frente al Parlamento georgiano. Así, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dio las gracias a los manifestantes por cantar el himno de su país y llevar las banderas ucranianas.
"Esto es respeto a Ucrania, y quiero expresar mi sincero respeto a Georgia", anunció.
El jefe de la Oficina de la Presidencia, Andréi Yermak, afirmó que los ucranianos siempre estarán al lado de los georgianos.

Esto provocó una reacción ambigua en Georgia. Por una parte, el actual Gobierno georgiano apoya a Kiev, por otra denuncia que desde Ucrania se realizan intromisiones en los asuntos internos del país. En particular, los partidarios del expresidente condenado Mijaíl Saakashvili, que lucharon en Ucrania, llegaron a Georgia para provocar una revolución, según declaró el portavoz adjunto del Parlamento georgiano, Georgi Volski. Según sus palabras, cierto grupo de personas se dispone a "interferir de algún modo en el desarrollo de los procesos políticos".
"Un cierto grupo de partidarios de [el expresidente Mijaíl] Saakashvili vino de Ucrania, se trata de combatientes que intentarán, utilizando esta energía juvenil, mantener este proceso revolucionario en el orden del día", informó a Sputnik.
Occidente mete su mano y busca la del Kremlin

Las fuerzas externas intentaron introducir elementos antirrusos en la situación de Georgia, pero esta legislación no tiene nada que ver con Rusia, declararon desde el Kremlin. Las acusaciones de implicación de Moscú surgieron en un contexto de creciente sentimiento antirruso, reforzado por Occidente, opina el corresponsal del diario Vzgliad en Tiflis.

Ucrania y sus "amigos occidentales difunden propaganda por todo el mundo", lo que conduce a este tipo de situaciones, declaró el analista político Mais Kurbanov.
"Pero Georgia es muy importante para los estadounidenses y los europeos porque allí viven cristianos ortodoxos. [Occidente] quiere separar a Rusia de sus hermanos. [Las autoridades occidentales] siguieron este camino en Ucrania. Después, quieren que esto empiece también en Georgia para que el mundo ortodoxo se ponga en contra de Moscú, para que se quede sola", explicó Kurbanov.
Al comentar los disturbios georgianos, Moscú acusó a Washington y Bruselas de orquestar un golpe de Estado en Tiflis.

"EEUU y la UE, que en sus territorios ponen fuertes restricciones a toda injerencia foránea en los asuntos internos, han decidido organizar un golpe anticonstitucional en Tiflis, en respuesta al intento de Georgia de esclarecer la situación de las numerosas ONG financiadas desde fuera", publicó el senador ruso Andréi Klishas en su cuenta de Telegram.

Desde el Ministerio de Exteriores ruso también señalaron que la oposición en Georgia refleja los intereses occidentales.

"Es muy similar al Maidán de Kiev. No hay duda de que la ley sobre el registro de aquellas organizaciones no gubernamentales que reciben financiación extranjera de solo el 20% de su presupuesto fue solo un pretexto para iniciar, en general, un intento de cambiar el poder por la fuerza", aseveró el canciller ruso, Serguéi Lavrov, en una entrevista con el programa Big Game.

El ministro ruso afirmó que la reacción del jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, ante los acontecimientos era una "hipocresía evidente".