Ucrania corre el riesgo de ser abandonada por Estados Unidos si su alianza deja de llevar beneficios a la parte estadounidense. Los ejemplos de Irak y Afganistán muestran que en cuanto Washington pierde interés, abandona inmediatamente a sus aliados, destacó el periodista Randeep Ramesh en 'The Guardian'.
US Army
© AP Photo / Maya Alleruzzo
La guerra en Irak es un ejemplo muy claro de un fiasco geopolítico, destacó el autor. De este conflicto EEUU "no han aprendido nada y no han olvidado nada". Más de eso, las raíces vienen de la "gran estrategia" estadounidense para conseguir la hegemonía mundial, que Washington define como su meta desde 1945.

Así, Washington, bajo el lema La Guerra contra el Terrorismo, continuaba su búsqueda de dominación. Estados Unidos simplemente se negó a tener en cuenta las preocupaciones de las posibles consecuencias negativas de la guerra en Irak, argumentando que otros países estaban "o con nosotros o contra nosotros".

Tres regiones, Europa Occidental, Asia Oriental y Oriente Medio, siempre han sido clave en cuanto al poder geopolítico estadounidense, ya que el país norteamericano da garantías de la seguridad y la economía en estas zonas. Sin embargo, la aparición de un rival dominante en Eurasia o de una potencia única en el Golfo Pérsico podría romper el orden ya establecido. Ahora más que nunca existe la posibilidad de que se produzca este escenario, según el artículo de Randeep Ramesh.

Históricamente, grandes potencias no aguantan las presiones compensatorias de otras. Así, la operación militar especial de Rusia en Ucrania ha sido un catalizador que mostró la diferencia entre los aliados de Estados Unidos y el resto del mundo.

Asimismo, prosigue el analista, queda claro que las sanciones antirrusas impuestas por Occidente no funcionan, desde el petróleo hasta los microchips. Más allá de eso, el ascenso de China también desempeña un rol importante en cuanto a arruinar el poder unipolar en el sistema político internacional, que se estableció tras el colapso de la Unión Soviética en 1989, subraya Ramesh.

El periodista enfatizó que Estados Unidos impone su visión de que un mundo multipolar es un gran peligro, ya que a medida que aumente el número de grandes potencias, también habrá más rivalidades que luego estallan guerras.

Sin embargo, los ejemplos de Turquía y la India indican lo contrario, ellos no toman partido en conflictos internacionales. Asimismo, los países independientes de Washington buscan nuevas oportunidades de cooperación con otros actores, en particular el acuerdo entre Arabia Saudita e Irán, mediado por China, subraya la gravedad de la rivalidad chino-estadounidense.

EEUU y su política en Oriente Próximo

La estrategia estadounidense desde la década de 1970 ha sido mantener a Moscú fuera de Oriente Próximo, escribe The Guardian. Sin embargo, la invasión estadounidense de Irak resultó ser una invitación a otras superpotencias a entrar en la región, cree el columnista.

Las elecciones presidenciales recientes solo agravaron la situación, en el mismo 2016 los ciudadanos estadounidenses debían elegir entre un candidato antichino, Donald Trump, o una candidata antirrusa, Hillary Clinton. De todos modos, el líder actual de la Casa Blanca, Joe Biden, parece dispuesto a luchar simultáneamente contra ambos gigantes rivales, estima el autor.
"La naturaleza caprichosa y egocéntrica del poder estadounidense es bien conocida tanto por amigos como por enemigos. Estados Unidos estaba dispuesto a separarse de sus antiguos aliados para bombardear Oriente Próximo hasta darle la forma que le convenía", escribe The Guardian.
Las protestas diplomáticas de sus aliados franceses o alemanes contra la guerra en Irak no pudieron impedir que Washington llevara a cabo su operación en Irak. De ahí que el país de Oriente Próximo se hundiera en el caos de las divisiones étnico-religiosas internas del país y quedara prácticamente ingobernable. Sin embargo, Estados Unidos se aprovechó del petróleo iraquí, que ha sido desviado del país por valor de 150.000 millones de dólares.

Por el momento, las tropas estadounidenses permanecen en Irak supuestamente para contener al ISIS (autodenominado Estados Islámico, prohibido en Rusia y otros países), pero el verdadero poder en Bagdad lo tiene Teherán, denuncia el periodista de The Guardian.

Otro ejemplo de la historia que ha dado el columnista es la Primavera Árabe de 2011, cuando el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, envió tropas a Libia sin hacer caso a la oposición de Alemania en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. Este envío luego provocó una guerra civil en el país del Magreb.

El fracaso de la retirada estadounidense de Afganistán en 2021 llegó de forma totalmente inesperada y supuso una conmoción para el Reino Unido, que sufrió la segunda mayor pérdida de vidas entre los países occidentales en el conflicto con los talibanes (movimiento que se encuentra bajo sanciones de la ONU por actividades terroristas).

Estados Unidos se limitó a ignorar las dudas británicas y permitió que los talibanes tomaran Kabul, recuerda el autor.

Las consecuencias del conflicto en Ucrania

Irak es una advertencia para Ucrania de que EEUU siempre persigue sólo sus propios objetivos al llevar a cabo misiones en el extranjero. Asimismo, Biden no quiere ver tropas estadounidenses en guerra con los rusos, ya que se entiende que entonces se trataría de una tercera guerra mundial. Paulatinamente, los funcionarios estadounidenses empiezan a abordar el plan del orden de posguerra en Europa Este, se lee en el artículo.

Randeep Ramesh explicó que Washington prefiere una paz imperfecta a una guerra perpetua. También destacó que Biden un día puede acordarse de que Obama llegó a la Casa Blanca como candidato antibélico, por lo que él también podría cambiar su mente.