Traducido por el equipo de SOTT.net
Mom and child
© WeAreChange.org¿Por qué hay guerras?
Porque somos gobernados por una élite de psicópatas que poseen los bancos que controlan los gobiernos y los medios de comunicación. Ellos financian ambos lados de la guerra para obtener beneficios y fabrican el consentimiento del público a través de la propaganda de los medios de comunicación.
"A medida que aumentan las pruebas de un esfuerzo de censura aún mayor por parte de la administración Biden, los ataques de los demócratas se han vuelto más desquiciados y sin escrúpulos. Después de destrozar cualquier lealtad a la libertad de expresión, ahora están atacando a los periodistas, exigiendo sus fuentes y afirmando que su trabajo informativo es una amenaza pública." — Jonathan Turley
Y esto parará porque, como el viejo Herb Stein estableció en su ley hace años: Las cosas que no pueden continuar, se detienen. Lo que plantea la pregunta: ¿qué cosas? Y la respuesta es las cosas que la civilización occidental está haciendo en su intento de suicidio: incitar a la guerra, endeudarse temerariamente, perseguir a sus propios ciudadanos y robarles sus libertades, someterlos a negligencias médicas, destruir sus capacidades de producción de bienes y de cultivo de alimentos, y someter al público a una incesante manipulación mental en una campaña para falsificar y desfigurar la realidad.

Un consorcio de burocracias públicas y corporativas ha institucionalizado la falsificación de la realidad bajo el pretexto de salvar a la raza humana de una manada de duendes impulsados por el cambio climático, el racismo y la reproducción sexual normal. Se han vuelto locos ante la auténtica realidad del colapso económico pendiente, que sólo se ha visto acelerado por sus propias actividades suicidas. Al parecer, lo que realmente quieren salvar son sus propios cargos, prebendas y poder. Su mecanismo habilitador es el ordenador digital y sus muchas formas de ensamblar y controlar la información, y por tanto de controlar a la gente, especialmente a aquellos que se oponen al control totalizador. Lo hacen porque pueden.

Puedes ver lo mal que se puso leyendo los Archivos Twitter #19, reunidos por el reportero independiente Matt Taibbi y publicados el 17 de marzo: La Gran Máquina de Mentiras Covid-19, Stanford, el Proyecto Viralidad, y la Censura de "Historias Verdaderas". En el hilo se habla de la campaña dirigida por la Universidad de Stanford denominada Proyecto Viralidad, que reunió a organismos gubernamentales, el mundo académico, las grandes farmacéuticas y las ONG, como varias financiadas por George Soros, para suprimir la "desinformación" en las redes sociales, incluidas las "historias de verdaderos efectos secundarios de las vacunas". Así, la verdad se convirtió en desinformación.

Podrías ver en ello cómo cualquiera que esté del lado de la falsificación de la realidad está jugando con desventaja. Si ese es tu primer principio en una lucha política, estás luchando no sólo contra tus oponentes, sino contra las leyes del universo. El único recurso de una facción en guerra con la realidad es la tiranía, obligar a la gente a aceptar tus patrañas y hacer tu voluntad, les guste o no. Eso es exactamente lo que ocurre en el Partido Demócrata estadounidense y en otros regímenes actualmente en el poder en Occidente. Estar en guerra con la realidad les pone en guerra contra sus propios ciudadanos.

La liberación del Covid-19 parece haber sido un acto motivado por múltiples actores por sus propias razones que, combinadas, equivalen a crímenes contra la humanidad. Anthony Fauci, el zar de las enfermedades infecciosas de Estados Unidos, aparentemente buscaba un triunfo que coronase su carrera, que habría sido una vacuna exitosa contra un virus peligroso. Así que se las arregló para diseñar el organismo contra el que podría luego triunfar. Como todos los proyectos del Dr. Fauci durante los aproximadamente cuarenta años que dirigió la agencia NIAID, las vacunas de ARNm - subcontratadas al ejército estadounidense y fabricadas por Pfizer y Moderna - resultaron ser un fiasco épico.

El Covid-19 también resultó ser un dispositivo conveniente para librar al gobierno del molesto presidente Trump, que amenazó con desmontar grandes partes de la burocracia permanente estadounidense. Si vuelven a ver los numerosos vídeos del Sr. Trump apareciendo en la sala de crisis del Covid de la Casa Blanca a principios de 2020 con el Dr. Fauci, la Dra. Deborah Birx y otros funcionarios de salud pública, estoy seguro de que notarán su incomodidad, como si sospechara que le estaban tomando el pelo (así era). Y convenientemente, justo después de eso, la atención del público confinado fue galvanizada por los disturbios de George Floyd, BLM, y Antifa hasta que las elecciones de 2020 estuvieron sobre nosotros. (Otra grotesca broma contra el pueblo, nunca adjudicada).

Tuvo que pasar más de un año después de que salieran las "vacunas" para que surgieran los inquietantes datos que indicaban desde la industria de seguros de vida que muchas personas no ancianas estaban muriendo y quedando discapacitadas por los efectos adversos de las vacunas. (Creo que a los censores les pilló por sorpresa que la verdad se filtrara a partir de ahí). Mientras tanto, cualquier investigador capaz podía entender cómo las "vacunas" de medio pelo, junto con la denigración de los medicamentos de tratamiento precoz no aprobados, el uso imprudente del peligroso remdesivir combinado con enormes pagos del gobierno a los hospitales por tratar mal a los pacientes con él, el juego y la ocultación de las estadísticas de los CDC, y la evidente censura de toda esa información en las noticias corporativas y los medios de comunicación social (con la ayuda de la CIA y el FBI), todo se sumó a un monstruoso delito contra la decencia humana.

El gobierno, ahora dirigido por el criminal de carrera "Joe Biden", necesitaba otra distracción de la intrusiva realidad en 2022 -incluyendo la aparición de los crímenes de la familia Biden- así que se las arregló para iniciar una guerra en Ucrania amenazando con convertir ese país en una base avanzada de la OTAN en la frontera de Rusia. Rusia fue excepcionalmente clara y directa en que no aceptaría tal arreglo y EE.UU. procedió de todos modos. Nuestro país fue excepcionalmente deshonesto en su posicionamiento para este conflicto. (Y nuestros aliados de la OTAN fueron asombrosamente crédulos siguiéndoles la corriente, incluso después de que dañáramos fatalmente la economía de la UE).

Ahora, entrando en la primavera de 2023, toda esta sórdida falsedad se está desenredando junto con algo más sobre lo que los medios de noticias tendrán problemas para mentir: el colapso del sistema monetario en la civilización occidental. A diferencia del Covid-19 y la guerra de Ucrania, un colapso bancario no tiene valor propagandístico para los regímenes en el poder. No hay una narrativa que puedan inventar para su beneficio. El público hará lo que siempre hace ante un gobierno que lo hunde en la penuria y las dificultades. Lo revocarán o lo derribarán.

Dado que el dinero y la banca están sujetos a las leyes de la física, vamos a recibir la última venganza por meternos con la realidad. Muchas cosas que no pueden continuar se detendrán.