Comentario:
Considerando que Israel es el pueblo elegido por Dios podemos asumir entonces con buen grado de certeza que esto es auténtica Justicia Divina. Fiel a su habitual estilo, Israel aplica a rajatabla la versión 2.0 de la Ley de Talión:
"Ojo por mil vidas, y diente por dos mil (por reincidente)".
El gabinete del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha aprobado hoy una enmienda para endurecer el código penal de Israel y permitir que se impongan penas de entre 10 y 20 años de cárcel a personas consideradas culpables de arrojar piedras a los vehículos.
La enmienda autorizará a sentenciar a diez años a los que se considere que lanzando piedras han puesto en peligro la vida de una persona o la seguridad de un vehículo, aunque no haya pruebas de que quien lanzó las piedras tuviera intención expresa de provocar graves daños.
Comentario: ¿Pruebas? ¿Quién las necesita? Esas son cosas para nosotros, los simples mortales. Para quienes son casi la encarnación misma de la divinidad esas cosas son nimiedades...
También allanará el camino al sistema judicial para que se haga cumplir una ley existente por la que se puede condenar a hasta 20 años de prisión a alguien que haya arrojado piedras u otros objetos con la intención de causar lesiones corporales graves.
Comentario: ¡Qué curioso! Aclaran que sólo considerarán los casos en los que se arrojen piedras "con la intención de causar lesiones corporales graves". ¿Nos preguntamos cómo diablos harán para saber si la intención era matar, causar daño grave, daño leve, o un simple susto? ¿Le preguntarán al autor del "crimen"... o sencillamente considerarán que como son todos "malditos terroristas islámicos" seguramente tienen las peores intenciones?
La aprobación de esta medida por parte del Gobierno es un paso preliminar. El proyecto se tiene que llevar a la Comisión Ministerial de Legislación y a la Knesset (Parlamento israelí) para someterla a votación.
Netanyahu ha dicho hoy a sus ministros al inicio de la reunión semanal del gabinete en Jerusalén que "Israel está operando agresivamente contra los terroristas, contra los lanzadores de piedras, contra los que arrojan bombas incendiarias y petardos".
Comentario: Realmente no estamos aconstumbrados a esto. En la "maravillosa" democracia occidental estamos tan habituados a que nuestros políticos inviertan la mayor parte de su energía en mantener sus índices de popularidad altos en vez de dedicarse a servir a los intereses de su nación, que ya lo consideramos normal y no nos quejamos, lo aceptamos como parte del "juego". Así es como vamos cediendo nuestra facultad de analizar críticamente a nuestros gobernantes, normalizando lo que no debería ser normal.
¿No será que lo normal, lo aceptable, sería que nuestros gobernantes sirvan a sus pueblos, que se concentren en hacer su trabajo bien y en beneficio de su gente? En el estado actual de nuestra sociedad esto suena tan ridículamente absurdo que lo consideramos una utopía, la fantasía de un romántico no ayornado con los tiempos que corren. ¿Triste verdad?