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No obstante, en Siria la política de EE.UU. es exactamente la contraria: allí el principal oponente de los insurgentes del Estado Islámico es el Gobierno sirio, apoyado en su lucha por los kurdos sirios en sus enclaves del norte. Ambos están bajo los ataques de los radicales del EI, que han tomado alrededor de una tercera parte del territorio del país, incluyendo la mayor parte de sus instalaciones de producción de petróleo y gas, asegura el autor.
La estrategia de EE.UU., de Europa occidental, Arabia Saudita y los países del Golfo es derrocar al presidente sirio, Bashar al Assad, único bastión de la lucha contra el EI y otros yihadistas en Siria. "Si Al Assad se va el EI sale beneficiado, puesto que derrotará o absorberá lo que queda de la oposición armada siria", afirma el periodista.
Comentario: Absolutamente contradictorio, ¿no? Sin embargo, es de esperar si consideramos que el Estado Islámico es una creación de EE. UU. y sus aliados en Israel y la OTAN. A parecer, la estrategia consiste en mantener el caos en Irak y encontrar una excusa para bombardear a Siria, ya que Assad parece ser infatigable a pesar de toda la miseria que han causado en su país.
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