© US Geological ServiceEl cráter Barringer, en Arizona, hecho por un meteorito supuestamente caído hace 50.000 años.
La probabilidad de que un asteroide o un cometa gigante impacte con la Tierra trae de cabeza a los científicos, que llevan años buscando estadísticas y patrones que permitan augurar cuando va a ser el próximo peligroso. Pero,
según el trabajo de un equipo del Instituto Max Planck de Alemania, no valen los modelos previos y en cualquier momento el planeta podría sufrir una colisión como la que, hace 65 millones de años, acabó con los dinosaurios.Los científicos han logrado identificar 200 cráteres ocasionados por estos impactos, algunos con cientos de kilómetros de diámetro. Desde mediados de los 80, varios investigadores han asegurado que si ha habido variaciones en el ritmo de colisiones. Tras analizar los cráteres, y sus edades, encontraban patrones que indicaban que cada cierto tiempo (entre 13 y 50 millones de años, en función del estudio), se pasaba de una era de pocas colisiones a otra con muchas.
Algunos propusieron que se debía a que el Sistema Solar variaba periódicamente su movimiento respecto al centro de la Vía Láctea, lo que podría afectar a las fuerzas gravitacionales de las estrellas próximas, que influían en la nube de Oort un depósito gigantesco de cometas que forman una capa externa al sistema planetario, a un año luz del Sol. Ello provocaría que más cometas, potencialmente, impactaran con la Tierra.