
La inconciencia en la que vivimos es responsable de que existan seres humanos sufriendo hambre
Las consecuencias de este derroche no son anecdóticas, ya que afectan de forma directa a la malnutrición del Tercer Mundo -con el aumento de precios de los alimentos básicos- y al deterioro del medio ambiente, con la emisión del 20% de los gases invernaderos por parte del sector alimenticio.
Los datos son contundentes. Estados Unidos y Europa tienen dos veces más comida de la necesaria para satisfacer las necesidades nutricionales de su población. De hecho, sólo con los 40 millones de toneladas de alimentos desechadas cada año en EE UU -en Europa se tiran hasta 89 millones de toneladas anuales- se podría alimentar a las cerca de 1.000 millones de personas hambrientas en el mundo.
"Se trata de una cuestión ética que durante muchos años se ha intentado tapar por parte de la industria alimenticia. La imagen de la comida arrojada en vertederos debería hacernos reflexionar a todos", explica a ADN el investigador y activista Tristram Stuart, autor de Despilfarro, que culpabiliza a agricultores y multinacionales, y también a los consumidores: "Tenemos que comprar lo que comemos y comer lo que compramos. Tan sencillo como eso".