El Niño de la Sociedad
La Fiscalía de Madrid la llamó como imputada recientemente. Sor María Gómez Valbuena acudió, pero se negó a declarar. El caso que ha llevado a la fiscalía a denunciarla finalmente por detención ilegal es el de María Luisa Torres, que dio a luz a su hija Pilar en la clínica Santa Cristina de Madrid en marzo de 1982
"Hubo momentos que pensé 'con la Iglesia hemos topado' y me dio miedo pensar que nadie iba a atreverse a acusar a una monja, que eran intocables. Pero al final, la verdad prevalece y durante el juicio se demostrará que sor María Gómez Valbuena me robó a mi hija".
En 1981, se había separado de su marido, con el que tenía una niña de dos años, y poco después había conocido a otro hombre, con el que inició una nueva relación. Se quedó embarazada y él no quiso saber nada. Angustiada, vio en una revista un anuncio en el que sor María Gómez Valbuena, encargada de la asistencia social en la maternidad de Santa Cristina, se ofrecía a ayudar a madres solteras, y fue a verla. La monja le dijo que disponía de unas guarderías donde podría dejar a la niña, e ir a visitarla cuando quisiera hasta que hubiera resuelto sus problemas económicos y pudieran vivir juntas. María Luisa la creyó.
El 31 de marzo de 1982, se puso de parto. Cuenta que la sedaron y que, cuando despertó y preguntó por su hija, Sor María le dijo, primero, que había muerto, y después, que iban a darla en adopción y que si decía algo, la denunciaría por adulterio y le quitarían a su otra hija también. María Luisa, que desconocía que tal cosa no era posible porque el adulterio no era delito, se asustó y volvió a casa sin su bebé
Aquella niña, Pilar, fue dada en adopción a un matrimonio que no podía tener hijos. El padre adoptivo, Alejandro Alcalde, cuenta que antes de entregarles al bebé, sor María les sometió a un concienzudo interrogatorio sobre sus bienes y grado de religiosidad. Y que les hizo pagar una cantidad de dinero en concepto de gastos de estancia de la madre soltera en una pensión de Arturo Soria.
Hace diez años, Pilar, a la que sus padres adoptivos contaron muy pronto que la habían adoptado, comenzó a obsesionarse con la idea de conocer a su madre biológica. Su padre adoptivo decidió ayudarla, reaccionado de forma contraria a la de muchos padres adoptivos que suelen mostrarse reticentes a que sus hijos conozcan a su familia biológica por miedo a ser abandonados. Alejandro Alcalde no tuvo ese miedo. Contrató a detectives y abogados, habló con monjas, investigó todo lo que pudo, hasta que un programa de televisión, El diario, de Antena 3, encontró a María Luisa. Las pruebas de ADN confirmaron que eran madre e hija.
Lo sorprendente de esta noticia, es la hipocresía que emana el hecho de que una monja, que promueve el amor, la caridad, la bondad y un montón de comportamientos éticos mas para poder "alcanzar el cielo" actué de esta forma tan contraria a lo predica.
Esto nos demuestra una vez mas las hipocresia que hay en la iglesia y en la religión. ¿Cuantas veces hemos escuchado casos de sacerdotes pederastas y otros muchos que se aprovechan de las desgracias humanas? Pero nobstante la gente sigue acudiendo a las iglesias, dando dinero en el cepillo, aportando con su declaración de la renta a la iglesia, matriculando a sus hijos en universidades, colegios o institutos religiosos, y colaborando con la estafa mas grande que ha existido en la humanidad... El catolicismo tiene un estado propio, de los mas ricos que hay. Y yo me pregunto... ¿Porque no invierte toda la riqueza que posee en evitar el hambre y las injusticias en el mundo? ¿No es eso lo que promueve?
Personalmente opino, que Sor María Gómez Valbuena merece ir a prisión y pagar los crímenes cometidos, a pesar de rondar los ochenta años de edad, ya que otras personas por mucho menos, se ven enfrentadas a penas o sanciones económicas bastante severas, y quitarle un hijo de esa forma a su madre, para enriquecerse, es un acto patético, cruel y ladino.
Me sentiría muy defraudado con la justicia si esa mujer no reviviera un castigo merecido y adecuado.