Los investigadores Daniel Doerge y Daniel Sheehan, dos de los expertos en soja de la Administración de Drogas y Alimento de EEUU (FDA), firmaron una carta de protesta que señala estudios que muestran una relación entre la soja y problemas de salud en ciertos animales. Ambos dicen que
trataron de parar la aprobación de la FDA con respecto a la soja en vano, porque podría ser mal interpretada como un aval generalizado mas allá de los beneficios al corazón. A continuación se lee el texto de la carta.
Departamento de Salud y Servicios Humanos, Servicio de Salud Pública, Administración de Alimentos y Drogas, Centro Nacional de Investigación Toxicológica, Jefferson Ark. 72079-9502, , Ph.D Daniel M. Sheehan, Director del Programa Básico de Estrógenos, División de Toxicología Genética y Reproductiva y Ph.D Daniel R. Doerge.
División de Toxicología Bioquímica
Febrero 18, 1999
Departamento de Gerencia de Etiquetas (HFA-305)
Administración de Alimentación y Drogas
Rockville, MD 20852
A quien corresponda: Escribimos en referencia a la etiqueta # 98P-0683; "Etiquetado de Alimentos: Solicitudes de Salud; Proteína de Soja y Enfermedades Coronarias". Nos oponemos a la aprovación de esta solicitud de salud porque
hay evidencia abundante de que algunas isoflavonas que se encuentran en la soja, incluyendo la genisteína y el equol, un metabolito de ladaidzeina, muestran efectos tóxicos en tejidos sensibles a los estrógenos y en la glándula tiróide. Esto es cierto para un número de especies, incluyendo la humana. Además, los efectos adversos en humanos ocurren en varios tejidos y, aparentemente, por varios mecanismos distintos.
La genisteína es claramente estrogénica. Posee las características estructurales químicas necesarias para la actividad estrogénica (Sheehan and Medlock, 1995; Tong, y col, 1997; Miksicek, 1998) e induce respuestas estrogénicas y actúa como un disruptor endócrino estrogénico durante el desarrollo (Medlock y col, 1995). Faber y Hughes (1993) mostraron alteraciones en la regulación de la LH, como consecuencia del tratamiento con genisteína durante el desarrollo. Así, durante el embarazo humano, las isoflavonas podrían, en sí mismas, ser un factor de riesgo para el desarrollo del cerebro y del tracto reproductivo. Además, monos Rhesus alimentados con genisteína tienen niveles de estradiol sérico que llegan a 50-100 % por arriba del de los controles en tres áreas diferentes de la circulación materna (Harrison y col, 1998). Dado que el mono Rhesus es el mejor modelo experimental para humanos, y que los estrógenos propios de la mujer son un factor de riesgo muy importante en el cáncer de mamas, aprobar la solicitud de salud antes de haber realizado estudios de seguridad completos con respecto a la proteína de la soja, no es razonable. El descubrimiento de que los fetos de monos alimentados con genisteína tuvieron un 70% superior de genisteína sérica con respecto a los controles, lleva a una preocupación grave similar (Harrison y col, 1998). El período de desarrollo está reconocido como el estadío de vida más sensible a la toxicidad de los estrógenos, debidos a las evidencias indiscutibles de su relación en una amplia variedad de malformaciones y deficiencias funcionales serias, en modelos experimentales animales y en humanos. En la población humana, la exposición a DES está postulado como un ejemplo primordial de los efectos adversos de los estrógenos durante el desarrollo. Alrededor del 50 % de las crías femeninas y una fracción menor de las crías masculinas mostraron una o más malformaciones del tracto reproductivo, así como una prevalencia menor de tumores malignos (cerca de 1 en mil). En adultos, la genisteína podría ser un factor de riesgo para un número de enfermedades asociadas a los estrógenos.