El método se repite de un campesino a otro, sin importar la distancia geográfica a la que se encuentren, ni la cultura a la que pertenezcan. Vacían la botella de pesticida en sus gargantas como si fuera agua ahogando sus penas y miserias, esperanzados de transitar hacia una vida mejor, o al menos poder escapar de la miseria en vida. 250.000 campesinos se suicidaron en India desde 1995 hasta el 2010 (fecha del último dato estadístico), lo que constituye una de las catástrofes sociales más impactantes, y menos conocidas, de la actualidad en India.
© DesconocidoProtesta de campecinos de la India
El periodista y escritor P. Sainath, editor de asuntos rurales del periódico
The Hindu, a puesto la lupa sobre el tema desde las primeras estadísticas que mostraron que la masividad de suicidios de campesinos es la expresión más clara de la crisis agraria en la que se encuentra India. Desde 1992 en adelante, bajo la denominada LPG (Liberalización, Privatización y Globalización)
los sucesivos gobiernos de India empujaron un proceso de reformas neoliberales, similar al implementado en otros lugares del mundo, con la gran diferencia que en India el proceso no ha cesado desde entonces.
El gran perjudicado fue la agricultura, y por ende los campesinos. Desde que comenzó el proceso de liberalización en 1992, los fondos hacia el sector agrícola cayeron drásticamente, junto con la contribución de la agricultura al total del Producto Bruto Interno (PBI). Se desmantelaron sistemas de apoyo básicos a los precios, subsidios a los pequeños y medianos productores y sistema de distribución de alimentos estatales. La agricultura pasó de representar cerca del 60 por ciento del PBI en 1960, a menos del 20 por ciento en la actualidad. Sin embargo, la población que vive de la agricultura disminuyó sólo en un 10 por ciento. Es decir que
el total del ingreso se redujo en 2/3, mientras que la población dependiente de ese ingreso cayó en menos de 1/10.
Comentario: Infinidad de veces hemos expuesto en SOTT suficientes evidencias demostrando que las grasas saturadas (no así las grasas trans) no tienen absolutamente nada que ver con la obesidad ni con toda la batería de enfermedades que se le atribuyen. La obesidad es un problema asociado fundamentalmente con el consumo de hidratos de carbonos (particularmente cereales y azucares). Una dieta a base de carbohidratos proporcionará un ciclo constante de altibajos de glucosa. Este desbalance y sus consecuencias es el causante de enfermedades como la obesidad, triglicéridos elevados, presión arterial alta, problemas de coagulación de la sangre, el cáncer de colon (y otros tipos de cáncer), la diabetes de tipo II, la gota, la apnea del sueño, el reflujo gastroesofágico (acidez estomacal severa), la enfermedad de úlcera péptica, la enfermedad del ovario poliquístico, etc.
Para una mayor información los invitamos a leer el completo artículo de la Dra. Gabriela Segura Alimentación moderna vs. alimentación sana, fuentes de toxicidad, el rol de las reacciones inflamatorias y las sensibilidades alimentarias en las enfermedades crónicas, modernas o idiopáticas.