Traducido por el equipo de SOTT.netEl pasado diciembre, me senté a esperar con mi hermano Louay, de 12 años, en el pasillo del hospital Nasser de Khan Younis. El hospital estaba abarrotado con docenas de personas, incluidos niños. Algunos estaban allí para pedir medicinas, otros intentaban ver al médico. Mi hermano estaba muy mal.

© Omar Ashtawy/APA imagesPalestinos desplazados viven en tiendas de campaña en un campamento instalado en un vertedero • barrio de al-Yarmouk de la ciudad de Gaza • 22 de marzo de 2025
Una semana antes, varias ratas pequeñas habían invadido nuestra tienda. Montamos la tienda sobre los escombros de nuestra casa en Khan Younis, y no ofrece mucha barrera entre los que están dentro y las plagas de fuera.
Las ratas se arrastraron sobre mis tres hermanos pequeños, incluido Louay. Por la mañana, mis padres notaron rastros de la presencia de las ratas en nuestros colchones, mantas, ropa e incluso comida.
Tuvieron que deshacerse de lentejas, arroz y guisantes por miedo a la contaminación. Ese día, caminé hasta el punto de distribución de agua, a una hora de distancia, y volví con 10 litros de agua sólo para lavar nuestras mantas.
Mi madre también bañó a mis tres hermanos pequeños, tratando de evitar cualquier enfermedad. Pero a lo largo de la semana,
a Louay le salió un sarpullido. La erupción se extendió y los puntos rojos se convirtieron en úlceras que le cubrieron el cuerpo.Antes de ir al hospital, fui a una tienda médica cercana donde un médico recetó a Louay un antibiótico, pero no teníamos forma de acceder al medicamento. No estaba disponible en ninguna parte.
Incluso los suministros médicos básicos están bloqueados por la ocupación, y sólo se permite la entrada de pequeños flujos de suministros cuando Israel concede permiso.
Comentario: Considerando lo que permitieron en las últimas olimpiadas, parece que Francia está ultimando el pretexto para incrementar el control sobre la información a la cual pueden acceder su población.