Historia Secreta
De lo anterior quedó testimonio en un informe que presentaron los capitanes John Warren Weissheimer y John W. Wright, en el cual detallan las exploraciones que hicieron y lo que encontraron, junto con fotografías, mapas, croquis y dibujos de los sitios; los documentos se encuentran resguardados en los Archivos Nacionales de Antropología del Museo Smithsoniano, en Washington, mismos que fueron recientemente consultados por el arqueólogo Rafael Cruz, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), para complementar las exploraciones actuales de los espacios arqueológicos del Cañón de San Joaquín, Chihuahua.
El investigador destacó que el informe de exploraciones de los capitanes estadounidenses, en el sitio de San Joaquín -donde se calcula que estuvieron del 1 de julio y por lo menos hasta noviembre de 1916-, "es de gran valor arqueológico y ha permitido complementar y corroborar algunos datos en las investigaciones recientes".
Al participar en la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, que se realiza en el Museo de las Culturas del Norte, en Casas Grandes, Chihuahua, el arqueólogo presentó una síntesis y evaluación del informe elaborado por los capitanes estadounidenses, y de las investigaciones que él mismo ha realizado desde los años 90 en ese lugar.

El programa analiza el estilo y la selección de palabras para diferenciar partes de un mismo texto.
Durante siglos, los estudiosos de la Biblia han tratado de identificar la mano de varios escritores entre los libros del "divino" documento, siendo sus métodos generalmente rebatidos por los teólogos y tachados en muchas ocasiones de subjetivos.
Sin embargo, un equipo multidisciplinar israelí, integrado por ingenieros, lingüistas y estudiosos de la Biblia y encabezado por el profesor de Informática y Lingüística Moshé Koppel, de la Universidad de Bar Ilán, sometió el texto a una prueba empírica que ha demostrado ser exitosa si se tienen en cuenta las corrientes de autoría de consenso.
"La idea general es que si tenemos cualquier tipo de documento, puede ser la Biblia, una carta o un anónimo en internet, podemos analizarlo y aprender todo tipo de cosas sobre el que los escribió con sólo analizar el tipo de palabras empleadas", explicó Koppel.
Nos dice Vitale sobre el Paleolítico o "periodo recolector" (extraido de Vitale, Luis (1991). "Historia de nuestra América. Los pueblos originarios." Centro de Estudios Latinoamericanos, Santiago de Chile: Ediciones CELA. ISBN 9567172012):
«Esta era - que constituye más del 99% de la historia de la humanidad - está caracterizada por la integración a la Naturaleza de los pueblos recolectores, pescadores y cazadores. Estos primeros hombres se adaptaron al medio, sin afectar la autorregulación del ecosistema. No destruían masivamente las selvas ni las plantas. No exterminaban las especies animales sino que consumían las que eran imprescindibles para su subsistencia. Su dieta se hacía a base de lo que proporcionaba el medio natural. Fueron capaces de generar una tecnología, no debidamente evaluada por los científicos modernos. Tenían otros valores y otra etología con respecto a la Naturaleza.
»No es nuestra intención idealizar a los pueblos recolectores ni presentar una imagen de plena armonía entre estos hombres y la naturaleza. Sólo queremos señalar que en esta fase de la historia, el hombre alcanzó una mejor integración al ecosistema que en etapas posteriores. Un articulista de The Ecologist saca una conclusión interesante sobre este período recolector: "Si las sociedades humanas durante el 99,75% de su existencia en este planeta se comportaron como parte integral de nuestra ecosfera (antes de la invención de la agricultura hace 10.000 años y de la industria hace más de 150 años) no es razonable suponer que tal comportamiento no está sujeto a leyes".
Sólo existe una explicación posible: En el pasado hubo una devastación nuclear de proporciones bíblicas. Cuando Oppenheimer expresó su frase terrible, indignado por su descubrimiento y efectos: " I am become the destroyer of worlds" ("He llegado a ser el destructor de mundos") , se refería claramente a las consecuencias de su hallazgo bélico, pero también a la lectura de los antiguos libros sagrados de la India. Claramente, los desiertos hoy en un gran número de continentes, son el resultado de guerras nucleares de un pasado remoto.
Las imágenes en blanco y negro, están pegadas sobre las páginas del álbum, y no tienen ningún tipo de referencia, ni de dónde fueron tomadas, ni cuándo.
Una curiosidad, aparte de que el álbum haya permanecido en secreto todos estos años, es que hay instantáneas tanto de los soldados nazis, como de las víctimas del exterminio, y todas las fotografías fueron tomadas de muy cerca, teniendo el fotógrafo posiblemente acceso tanto a los campos de concentración como a las tropas de Hitler.
"Este álbum se diferencia de la mayoría de los demás por la calidad de sus fotografías", dice la directora de la colección de fotografía del Museo del Holocausto de Estados Unidos, Judith Cohen. Asegura también que el autor de las imágenes "era claramente un profesional y sabía lo que hacía", por lo que podría haber formado parte de la Propagandakompanie, el cuerpo propagandístico de Hitler.
En una página del álbum se puede ver un grupo de prisioneros en lo que parece un campo de Minsk (Bielorrusia), muy delgados, con la estrella de David pintada sobre la ropa, y cuatro páginas después aparece el "Führer" rodeado de militares.
Los sitios, con un antigüedad que va desde el año 1000 a.C. hasta el siglo XX, se suman a otros 30 registrados por los investigadores de la Universidad de Indiana ante el INAH en los últimos cuatro años, todavía sin explorar.
"Su estudio ayudará a reconstruir la historia prehispánica y colonial de las poblaciones que se desarrollaron en esa región", explicó el organismo encargado de velar por el patrimonio arqueológico e histórico de México.
Los nuevos puntos detectados, que están en proceso de registro, se encuentran en los municipios de San Bartolo, San Carlos Yautepec, San Juan Lajarcia, Nejapa de Madero y Santa Ana Tavela, en la Sierra Sur de Oaxaca.
Según la antropóloga Stacie M. King, responsable de la investigación, por el momento se han hechos trabajos a nivel de superficie, "lo que sólo ha implicado la realización de recorridos en un área de 95 kilómetros cuadrados, además de algunos pozos de sondeo de poca profundidad y extensión".
La estatua, de 2.5 metros de altura, fue localizada el pasado enero en la localidad de Ostia, próxima a Roma, por la Guardia de Finanzas italiana durante un control, cuando esta estaba a punto de ser cargada en un contenedor para ser transportada al extranjero.
La estatua, que se encuentra fragmentada en varias piezas, provenía de una excavación ilegal en una zona del municipio de Nemi, en la provincia de Roma, en la que no se tenía constancia del paso de Calígula, informó el Ministerio de Cultura italiano en un comunicado.
La estatua, que tras ser restaurada pasará a ser expuesta en un museo de Nemi, muestra a quien fuera emperador de Roma desde el 37 al 41 d.C. sentado en un trono al estilo Zeus y luce en el pie izquierdo el típico calzado de los legionarios, la "caliga" , que había utilizado desde la infancia, lo que le valió el apelativo por el que pasó a la Historia.
El prestigioso etnólogo vasco Miguel de Barandiarán fue el primero en excavar entre 1956 y 1968 este yacimiento, que se ha convertido en una referencia científica para la arqueología del Paleolítico peninsular y cantábrico.
Huesos de osos de las cavernas, bisontes, cabras montesas, corzos y ciervos constituyen hallazgos habituales cada verano en esta cueva, situada en un paraje boscoso de Arrasate (Guipúzcoa), que esporádicamente ofrece descubrimientos extraordinarios, como el recientemente el hallazgo del maxilar de uno de los últimos monos que vivieron en la Península Ibérica.
Las estatuillas, denominadas shabtis, pertenecieron probablemente al ajuar funerario de un sacerdote y tenían como fin acompañar al difunto en el más allá. Los habitantes del paraíso debían trabajar en los campos de cultivo arando y abriendo canales de regadío, y esa labor quedaba encomendada a las figurillas de terracota que fueron soterradas junto al difunto. No en vano, las estatuillas, que tienen unos quince centímetros de altura, sostienen dos azadillas para labrar y portan en la espalda un pequeño saco de semillas.
Unas recientes excavaciones que permitieron desenterrar y comenzar a investigar en Uruguay restos óseos de animales con 29.000 años de antigüedad podrían echar por tierra la teoría de que el poblamiento de América se produjo a través del estrecho de Bering hace unos 12.000 años.
Según un comunicado emitido hoy por la Presidencia uruguaya, un equipo de expertos de la Facultad de Ciencias de la Unidad de la República comenzó este año a excavar una zona en la que hace varios años fue detectada la presencia de fósiles de varios animales prehistóricos.
"En esta primera excavación descubrimos, en el lecho del arroyo, miles de huesos pertenecientes a entre ocho y diez gliptodontes, perezosos y un toxodonte en un solo lugar" en un estado de conservación "maravilloso", aseguró Richard Fariña, que encabeza el grupo de paleontólogos.