Historia Secreta
La cabeza humana fue un símbolo importante para muchas de las antiguas culturas sudamericanas. A menudo, se incluían cráneos aislados en los entierros, representando enemigos, personas importantes o "semillas" simbólicas. Pero en Salango, un sitio ritual ubicado en la costa central de Ecuador, se rizó el rizo.
La antigua Mesopotamia, la tierra legendaria entre los ríos Tigris y Éufrates, fue el centro de mando y control del Imperio Neo-asirio. Esta antigua superpotencia fue el imperio más grande de su tiempo, el cual duró del 912 a.C. al 609 a.C., en el territorio de lo que hoy es Irak y Siria. En su apogeo, el estado asirio se extendía desde el Mediterráneo y Egipto, en el oeste, hasta el Golfo Pérsico y el oeste de Irán, en el este.
Luego, en una sorprendente inversión de su fortuna, el Imperio Neo-asirio se desplomó paulatinamente desde su cenit (alrededor del 650 a. C.) hasta completar su colapso político en el lapso de solo unas pocas décadas. ¿Que pasó?

Asurbanipal, el último gobernante importante del Imperio Neo-asirio, no pudo evitar los efectos del cambio climático que sufrió.
Nuestra nueva investigación, publicada en la revista Science Advances, arroja luz sobre estos misterios. En la misma mostramos que el cambio climático fue la proverbial espada de doble filo que primero contribuyó al ascenso meteórico del Imperio Neo-asirio y luego a su precipitado colapso.
Un equipo de científicos japoneses de la Universidad de Yamagata ha descubierto 143 nuevos geoglifos en las Líneas de Nazca y de Pampas de Jumana (Perú), así como en áreas cercanas, que representan a humanos, animales y otras figuras, según lo reflejan los resultados del estudio compartido por el centro.
Los arqueólogos llevan excavando bajo los cimientos del Templo Mayor desde hace más de 40 años, pero ahora están más cerca que nunca de dar con los restos del tlatoani.
Un equipo de paleontólogos ha descubierto en Tailandia huesos fosilizados de una nueva especie de dinosaurio carnívoro que vivió hace millones de años en el territorio de esa nación asiática, y que ha sido catalogada como 'Vayuraptor nongbualamphuensis', informa la prensa local.
El libro me facilitó la comprensión intrínseca del motivo por el que tantas personas, habiendo crecido bajo el comunismo, se sienten desconcertadas ante lo que está sucediendo en Occidente hoy en día, incluso si consiguen expresar poco más que una intensa ansiedad sin base sólida sobre la corrección política. La lectura de Slezkine, historiador de la universidad californiana Berkeley, aclara las cosas de modo formidable. Intentaré explicárselo al lector lo más concisamente posible. Todo este material formará parte del libro que estoy redactando, por cierto.
En mi libro identifico dos factores principales que están convirtiendo el "totalitarismo blando" que nos está llevando a la deriva en algo imposible de comparar con el duro totalitarismo de los años del comunismo. Uno de ellos es la capacidad mucho más adelantada de la tecnología de vigilancia y su penetración en nuestra vida cotidiana en la etapa actual del capitalismo. La otra es la seudo-religión de la Justicia Social, cuya santa trinidad es la Equidad, la Diversidad y la Inclusión. El matemático James Lindsay escribió el año pasado un ensayo esclarecedor que analiza la ideología de la Justicia Social como una especie de religión posmoderna (la llama "sistema de fe"). La lectura de Slezkine sobre el bolchevismo añade mayor profundidad para una correcta comprensión.
Que quede claro que la religión de la justicia social no es lo mismo que el bolchevismo que conquistó una nación antes de convertirla en un cementerio. Pero la dinámica psicológica es tan similar que entiendo ahora el motivo por el que los emigrantes del bloque soviético se sienten íntimamente avasallados por cierta situación terrorífica que parece acercarse a gran velocidad.

Las nuevas tecnologías han revelado detalles ocultos en el arte rupestre de Tumlehed, en la costa suroeste de Suecia.
Un documento traducido por primera vez al español demuestra que Juan Sebastián Elcano impuso su criterio para decidir la ruta con la que dio la primera vuelta al mundo, por encima del rumbo defendido por dos de sus hombres de confianza, el piloto griego Francisco de Albo y el maestre Miguel de Rodas.
La realidad, sin embargo, es que ningún imperio se forma por casualidad ni se se mantiene cinco siglos cayendo, salvo que lo haga a una velocidad de caída imperceptible al ojo humano. La cifra de los sefardíes que llegaron a salir del país puede que no pasara de las 20.000 personas, según las investigaciones del hispanista Henry Kamen, y «no cabe la menor duda de que los judíos no constituían ya una fuente de riqueza relevante [en Castilla y en Aragón], ni como banqueros ni como arrendatarios de rentas ni como mercaderes que desarrollasen negocios a nivel internacional», en opinión de Joseph Pérez recogida en su libro «Historia de una tragedia: la expulsión de los judíos de España» (Barcelona, Crítica).
Me cuesta admitirlo, pero si yo estuviera perdido en la naturaleza y necesitaba hacer fuego sin unas astillas o un mechero, bueno, estoy seguro de que pasaría una noche muy fría. En realidad, la habilidad de poder hacer fuego me recuerda a la magia. Por lo tanto, imagina lo que significó para los primeros humanos.
En un momento determinado, nuestros ancestros utilizaron el poder del fuego para mantener el calor, hacer comida, producir nuevos materiales, mantener lejos a los depredadores o iluminar cuevas oscuras. Y por supuesto, también proporcionó una nueva actividad social: reunirse alrededor de una fogata.
Los estudios arqueológicos sugieren que varias especies de homininis empezaron a usar fuego hace por lo menos 1,5 millones de años, pero nadie sabe cómo consiguieron ese fuego. Esta habilidad, o la capacidad de hacer y controlar fuego, se conoce como pirotecnología, y cambió el paradigma. En general, se había pensando que solo nuestra especie, Homo sapiens, poseía esta habilidad.
Comentario: Vea también: Una herramienta de hace 50.000 años demuestra la inteligencia de los neandertales
Comentario: Además del hecho de que efectivamente estamos siendo testigos de cambios planetarios importantes que claramente nos señalan que algo está ocurriendo en el planeta (e incluso en el Sistema Solar), un problema (tal vez peor) al que nos enfrentamos actualmente es el dogmatismo y la corrupción en la ciencia en lo que respecta al cambio climático. La supresión del conocimiento y la falsificación deliberada de la información realmente puede lograr que las consecuencias de estos cambios planetarios sean más catastróficas de lo que serían si se actuara con base en la verdad.
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