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© El Diario Vasco
Los residentes en el caserío Tontorreta, situado entre Loo y el cementerio de San Cristóbal, se toparon ayer con una misteriosa sorpresa. Sobre la ligera capa de nieve que cubría el jardín de juegos descubrieron una extrañas figuras circulares que nadie se explica a qué puedan deberse. Según los dueños, no hoy ninguna fuente de calor, ni regadío que explique el origen de estas perfectas marcas circulares.

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