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Los restos del poeta chileno Pablo Neruda serán exhumados hoy para someterlos a exámenes periciales, a fin de determinar si su muerte fue natural o provocada por la dictadura de Augusto Pinochet.

El estudio se realizará en respuesta a una querella criminal interpuesta por el Partido Comunista de Chile, organización en la que el bardo militó toda su vida, llegando a ser miembro de su Comité Central, senador y candidato a la presidencia de la República.

El abogado Rodolfo Reyes, sobrino de Neruda, también se hizo parte querellante del proceso, que busca descubrir si la causa de muerte fueron sustancias extrañas suministradas a su organismo.

En respuesta a la petición, a fines de febrero último el juez Mario Carroza ordenó que se lleve a cabo el proceso, abierto muchos años después de que la versión imperante indicaba que el poeta murió a causa de un cáncer de próstata.

Los trabajos preparatorios de la exhumación comenzaron en la tarde del domingo, con las primeras labores encaminadas a abrir la tumba de piedra y concreto enclavada en el jardín de la que fuera su casa de Isla Negra, en la región de Valparaíso.

Un equipo de 12 expertos del Servicio Médico Legal y agentes de la Policía de Investigaciones llegaron hasta el lugar, donde se colocó una carpa y se situó todo su instrumental que será utilizado en las labores.

"No se trata de establecer que Neruda padecía de un cáncer prostático, realidad que nadie niega, sino de descubrir la existencia de sustancias nocivas que pudieron provocar el desenlace", declaró en días recientes a Prensa Latina el abogado Eduardo Contreras, representante legal del Partido Comunista en la querella.

El proceso judicial se desató en 2011 luego de que el chofer de Neruda, Manuel Araya, revelara que una extraña inyección fue puesta en el abdomen del Premio Nobel de Literatura 1971, mientras permanecía en la clínica Santa María.

Neruda se alarmó y llamó a su esposa Matilde Urrutia, incluso trató de comunicarse con Araya, quien se encontraba ese día en la casa de Isla Negra por encargo del poeta, en víspera del viaje que tenía previsto para salir al exilio a México el 24 de septiembre de 1973, el día antes de su muerte.

Luego del fallecimiento de Neruda, su chofer fue arrestado y recluido en el Estadio Nacional, a la sazón convertido por la dictadura en centro de tortura y muerte.

Años después, el testimonio de Araya apareció en un reportaje en la revista mexicana Proceso, escrito por el periodista chileno Francisco Marín.

Las revelaciones del chofer desmintieron el dictamen de los médicos, quienes certificaron que el escritor murió de una "caquexia cancerosa".