La guerra es un negocio rentable y parece que EEUU lo ha puesto en el centro de su economía. Esta es la razón clave por la cual los políticos y oficiales militares estadounidenses siguen definiendo a Rusia como una "amenaza" para su país y sus aliados, ha opinado el analista Finian Cunningham.
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© Sott.netEn la última conferencia de prensa el presidente dejó clara su postura a favor de la paz.
Al examinar los gastos discrecionales, se puede apreciar que el presupuesto militar norteamericano —de unos 600.000 millones de dólares— ocupó un 53% de los fondos en 2015.

"Probablemente, la economía de EEUU, como la conocemos, —dominada por intereses congresuales, corporativas, de Pentágono y de Wall Street— dejaría de existir si no fuera por el presupuesto gigantesco subvencionado por el gobierno", ha defendido el autor.

De hecho, Washington gasta en defensa más que China, Rusia, Reino Unido, Alemania, Francia, la India, Arabia Saudí, Corea del Sur y Japón juntos. Estos son los países con mayores gastos militares en el mundo, pero sus presupuestos son pequeños en comparación con el de EEUU.

Cunningham ha añadido que EEUU necesita alimentar "la histeria de terror y odio" a escala mundial para mantener su presupuesto militar y, por lo tanto, la totalidad de la economía norteamericana.

Es la causa principal que se esconde detrás de las afirmaciones infundadas de que Moscú es "agresivo" o que está "resurgiendo", tal como dijeron los representantes de las máximas jerarquías militares de la OTAN. "Esta demonización de Rusia, al igual que de otros enemigos globales, es un sostén necesario para el complejo industrial militar estadounidense", ha defendido.

La economía de EEUU se ha convertido en una economía de guerra y la única manera de mantenerla es poner al país en pie de guerra constantemente, sea en mediante un conflicto caliente o frío, ha agregado.

El analista ha concluido que si disminuyera el presupuesto militar norteamericano al nivel de otros países, el complejo industrial y militar de EEUU dejaría de existir y el impacto provocado por su caída sería tan dramático que "el estado norteamericano, como lo conocemos, colapsaría".