En esta entrada aprenderemos qué es un secuestro emocional, también llamado secuestro por la amígdala, y que estrategias podemos utilizar para poder afrontar este estado de la mejor manera posible.

El secuestro por la amígdala es un término acuñado por el psicólogo Daniel Goleman (autor e investigador en el campo de la inteligencia emocional), que hace referencia a una explosión emocional que sobrepasa los límites emocionales habituales en el individuo. No estamos hablando de ningún trastorno psicológico, sino de un episodio de alta emocionalidad que llega a anular la capacidad del sujeto para pensar con claridad, de manera que actúa totalmente cegado por sus emociones, secuestrado por su estado de alta activación emocional.

rabia
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Todos hemos experimentado algún secuestro por la amígdala alguna vez, de hecho no es algo muy extravagante o extraño, sino algo por lo que muchas personas pasan con frecuencia, pues hay mucha gente con un fuerte temperamento y bajo auto-control que "pierde los papeles" con frecuencia (puede darse también con bastante frecuencia en muchos niños, ya que muchos de ellos no han aprendido aún a regular sus estados emocionales correctamente).

Se le denomina secuestro por la amígdala, porque la amígdala es un pequeño núcleo cerebral que forma parte del sistema límbico, y se encuentra situado cerca del centro de nuestro cerebro (son dos pequeños núcleos con forma de almendra, localizadas de forma simétrica en la profundidad de los lóbulos temporales), y que podemos considerar como el centro del procesamiento de la información emocional, pero también motiva ciertas conductos ligadas a estados emocionales, y cumple un papel fundamental en la codificación y recuperación de los recuerdos ligados a estados emocionales.

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El secuestro emocional o secuestro por la amígdala puede producirse por ejemplo como consecuencia de un estado de miedo intenso el cual nos paraliza o nos motiva a huir de la situación, de un ataque de celos que se torna en una agresión, o de una explosión de ira destructiva.... Durante un secuestro emocional, las personas pueden hacer cosas que no harían normalmente, y de las que salen arrepentirse cuando recuperan la calma, la emoción les ciega y el pensamiento racional parece quedar totalmente desplazado.

Si con frecuencia experimentas este tipo de secuestros emocionales, o cuando tienes uno de estos episodios psicológicos actúas de una forma poco apropiada y sueles a arrepentirte de tus actos, puede resultarte interesante conocer algunas estrategias con las que hacer frente a uno de estos secuestros por la amígdala, y que pueden ser además unas buenas claves sobre gestión emocional que enseñar a tus hijos.

El propio Goleman nos ofrece una serie de pasos o claves a tener en cuenta, para gestionar de la mejor forma posible un secuestro por la amígdala, nos dice que los cinco pasos básicos que todo el mundo debe saber son los siguientes:

1 Obsérvate

Comprende que te dispara. Es fundamental el auto-conocimiento emocional y psicológico, para saber qué es lo que nos puede provocar este secuestro emocional, para poder prevenirlos y calmándonos antes de que las emociones nos cieguen. Intenta contestar a estas preguntas:
¿Cuál es el detonante cuando experimento un secuestro emocional?
¿Qué es lo que más temo, me cabreo o me irrita, me pone nervioso...?
¿En qué momento exacto me suelo disparar?
¿En qué contextos y cuándo me suele ocurrir?
2 Encuentra un modelo

Y pregúntale, obsérvale e intenta imitar su buena forma de actuar en situaciones emocionalmente comprometidas... Tener a un referente emocional que sea capaz de mantener la calma en momentos en los que nosotros no podemos hacerlo puede ser algo importante, pues podemos aprender mucho de un modelo emocional.

3 Nota las señales en tu cuerpo que te indican el secuestro por la amígdala

Este punto es fundamental para ser capaces de reconocer nuestras emociones y cuando estas pueden desembocar en un secuestro por la amígdala, y como poder cortarlo a tiempo. Intenta contestar a estas preguntas:
¿Cómo me siento justo antes de entrar en este estado en el que ya estoy cegado por mis emociones?
¿Cuáles son mis síntomas físicos más frecuentes que preceden a uno de estos episodios?
4 Hazle un cortocircuito al secuestro

Cuenta hasta 10, espera unos minutos para calmarte, aprende a pensar antes de actuar, y entrena tu paciencia para poder contenerte en estos momentos. Cualquier estrategia o técnica que nos permita detenernos por un momento puede ayudarnos a calmar nuestra mente. Hoy en día sabemos que el cerebro necesita un break de aproximadamente 90 segundos para romper un estado emocional concreto y volver a la calma, o al menos no desembocar en un secuestro emocional. La práctica del Mindfulness puede ser en este sentido una herramienta muy interesante y beneficiosa.

5 Si fallas perdónate a ti mismo

Quizás perdonarse a uno mismo es una de las cosas más difíciles que podemos llegar a aprender, pero es importante ser pacientes y comprensivos con nosotros mismos, y tener en cuenta nuestras intenciones, y por supuesto saber perdonar nuestros propios errores sabiendo que podemos mejorar en este sentido, y que si somos pacientes y ponemos empeño lo conseguiremos.

Ten siempre presente que lo que una persona es capaz de hacer, cualquier otra persona es capaz de aprender a hacerlo. Aprende a hacer frente a un secuestro emocional y educa a tus hijos (por supuesto siendo su ejemplo), para que sepan observarse a ellos mismos y a gestionar sus emociones eficazmente, y además puedan hacerse las preguntas adecuadas sobre sus estados emocionales, siendo también pacientes y comprensivos con sus acciones sus emociones y sus errores.