Podría decirse que la guerra de Siria ha sido una guerra no televisada. Sólo en los dos últimos años hemos podido ir contemplando, dosificadamente, la dimensión aproximada de la devastación que ha arrasado ese país .¿Pero que ha significado en cifras ese conflicto bélico inducido?
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© canarias-semanal.org
Los medios de comunicación mundial comprendieron allá por los 70, con la guerra de Vietnam,, que si no se deseaba que las imágenes tuvieran un efecto adverso en la opinión de la población, era preferible que el acontecer diario de un conflicto bélico no debía hacerse con los espacios de la pequeña pantalla. Resultados visibles de esa estudiada decisión fueron, por ejemplo, la guerra de Irak -que nos fue presentada como una mera exhibición de fuegos artificiales sin muertos -, y los perseverantes bombardeos de la OTAN sobre Libia, por cierto, el país más avanzado económicamente de todo el norte de África.

Durante años, de Siria hemos conocido muy poco. Por ello, precisamente, la visualización de los efectos de la guerra sobre sus ciudades ha suscitado ahora tantas sorpresa y emociones en los televidentes europeos y estadounidenses.

Pero la guerra no sólo son imágenes. Además de otras dramáticas tragedias son también cifras. De estas últimas, les ofrecemos, para la reflexión, algunas de las más significativas.

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