Antes del inicio del Mundial, varios medios occidentales -en particular los británicos- atemorizaban a los fanáticos acerca del supuesto racismo sin precedentes vivido en Rusia. Sin embargo, con la llegada del torneo futbolístico, representantes de todos los países que disputan la Copa han caminado por las calles de las ciudades rusas, sin enfrentar problemas.
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La propaganda antirrusa no significa nada para los cientos de miles de aficionados internacionales que disfrutan del Mundial de Fútbol en Rusia
Pero si no hay conflictos, hay que inventarlos. El 16 de junio, el periódico británico The Guardian publicó el artículo "El partido de Nigeria es la primera gran prueba de la determinación de Rusia de erradicar el racismo". Pero... ¿por qué el primero? Ya en el partido inaugural, Rusia se enfrentó con Arabia Saudí. Los hinchas rusos confraternizaron con los árabes y, después de la devastadora derrota saudí por 5-0, incluso los consolaron, indica Vladímir Kornilov en su artículo para Sputnik.
Mientras tanto, John Obi Mikel, capitán de la selección nigeriana, por la que tanto se interesaba The Guardian, mostró no estar preocupado en sufrir racismo en Rusia:
"Los rusos han sido muy amables con nosotros. Muchos de ellos apoyan al equipo nigeriano (...). Este lugar es como una casa para nosotros", afirmó el futbolista al medio Sportskeeda.
Por su parte, los hinchas ingleses -que durante meses leyeron en las primeras páginas de los periódicos que les esperaba un "baño de sangre" en Rusia- se sorprendieron al llegar al país y ser recibidos de manera cálida por los anfitriones.
"Les diría a todos: no crean lo que lean, vengan y véanlo por ustedes mismos", afirmó Billy Grant, hincha inglés, al medio Belfast Telegraph.
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