Traducido por el equipo de SOTT.net en español

El Brexit ha expuesto los podridos cimientos del sistema político británico, corroídos por el más pernicioso de los males: el oportunismo de rango.
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La lógica y la democracia de Jruschov como un juego de suma cero

Famoso por su uso de una lógica sencilla, que nunca dejó de abrirse paso entre la niebla de ofuscaciones teóricas de los ideólogos, para quienes la realidad es a menudo un país extranjero, Nikita Jruschov una vez opinó sabiamente que "no se puede hacer una sopa de una idea". Sin embargo, si el ex primer ministro soviético se atreviera hoy a ofrecer esta opinión a los partidarios de un "Brexit duro", se le acusaría de intentar traicionar la voluntad del pueblo británico, de subvertir la democracia, de ser un cómplice de Bruselas.

En cualquier caso, las palabras de Jruschov han hecho más por poner en perspectiva la enorme crisis política que ha envuelto a Westminster desde la Segunda Guerra Mundial que cualquiera de los argumentos ideológicamente cargados y muy poco realistas que han estado girando en torno al Brexit desde que el pueblo británico, por una pequeña mayoría proporcional a la participación, eligió abandonar la UE en el referéndum que se celebró sobre esta cuestión en 2016.

Nos recuerda que cuando la democracia cae en un juego de suma cero en el que el ganador se lo lleva todo, se convierte en una tiranía de la mayoría, atacando los lazos de cohesión social que son esenciales para la estabilidad; sin este tipo de estabilidad no existe nada, ni siquiera la democracia. Pregúntenle a los rusos, a los que pasaron por el infierno de los años noventa, si la democracia debe considerarse como un fin y no como un medio para alcanzar un fin. Pregúntenle si puede hacerse una sopa con una idea.

Estabilidad amenazada y tiempo para hacer balance

Dar por sentada la estabilidad (económica, política, social) es un pasaporte directo a la perdición. Y la perdición es precisamente hacia donde se dirige el Reino Unido por el reciente anuncio de que el gobierno ha puesto en marcha planes de contingencia en el caso de que no haya un acuerdo con el Brexit (el así llamado "Brexit duro" que implicaría una relación comercial o económica formal nula con la UE), lo que incluye el almacenamiento de alimentos y medicamentos, con el ejército preparado para ayudar a entregar suministros de emergencia en caso de producirse.


Comentario: El gobierno de Su Majestad está involucrado en una campaña de alarmismo en un esfuerzo por evitar tener que explicar a sus súbditos por qué el Brexit nunca puede ocurrir.
brexit meme

Cuando las cosas llegan a este punto, es hora, sin duda, de hacer balance.

Sin embargo, los que se adhieren a un Brexit duro, si acaso, sólo se han vuelto más entusiastas con su compromiso a medida que se acerca la salida oficial del país de la UE en marzo de 2019; casi como si quisieran demostrar que son lo suficientemente fuertes como para superar ese acantilado sin un paracaídas.

Boris Johnson, Michael Gove, Liam Fox, Jacob Rees-Mogg: estos son los comandantes de lo que se ha convertido en el símbolo de un "duro talibán del Brexit", un variopinto grupo de privilegiados y mimados tories nacidos para gobernar, que con su perversa manipulación de la lengua inglesa se hacen pasar por defensores del pueblo y guardianes de la democracia, aferrándose al resultado del referéndum de la UE de 2016 como fundamentalistas reforzados con esteroides.

Al observar a esta tripulación heterogénea, la amonestación lapidaria de Albert Camus ("El bienestar de la gente siempre ha sido la coartada de los tiranos") resulta muy apropiada. Y para que nadie dude, si el impacto económico prometido por un Brexit duro se materializa, los mencionados bribones conservadores, hombres de todos los medios, seguirán tan bien como lo están ahora. Después de marzo de 2019, ciertamente estarán más bien que cualquiera de los estimados 3 millones de personas cuyos empleos dependen de algún tipo de relación económica con la UE.


Comentario: El Reino Unido pende de un hilo económicamente, independientemente del Brexit, y sin una revisión completa, el futuro es sombrío: El llamado de Corbyn a "reconstruir Gran Bretaña" podría ayudar a revertir décadas de una política gubernamental demente


El Brexit confirma que los referendos son instrumentos contundentes a la hora de decidir sobre asuntos de importancia irreversible y, por lo tanto, sólo deberían utilizarse en situaciones de extremismo (es decir, Crimea en respuesta a un brutal golpe de derechas que priva a su pueblo de sus derechos democráticos legítimos) o, si no en una situación de extremismo, como la de la independencia escocesa o el Brexit, deberían llegar con un umbral alto establecido para un voto mayoritario, digamos de alrededor del 70-75%, antes de que el resultado pueda considerarse legítimo.


Comentario: En realidad, lo más probable es que se haya alcanzado dicho umbral: Fraude en el Referéndum de Escocia - el "cómo" y el "porqué"


La razón por la que tal umbral es crucial es que, tanto en el caso de la independencia escocesa como en el del Brexit, el impacto potencial de un voto afirmativo sobre la estabilidad y la cohesión lo exige. Una escasa o pequeña mayoría a favor de una u otra cuestión no puede satisfacer a los que están al otro lado del resultado, el lado perdedor, en cuanto a que se han cumplido los objetivos de la democracia. En otras palabras, la decisión de alterar fundamentalmente el futuro económico, político y constitucional del país y de la sociedad debe ser tomada con el apoyo suficiente para darle un mandato que refleje la escala de ese cambio.

De hecho, volviendo al Brexit, puesto que el 62% de los votantes escoceses eligieron permanecer en la UE en el referéndum de 2016, junto con el 56% de los irlandeses, es factible que el resultado haya supuesto un revés para la democracia en lugar de facilitarla.

El ex primer ministro, David Cameron, el hombre responsable de esta crisis política, y pronto económica (quien aprobó alegremente el referéndum no por el bien del país, sino con el objetivo de silenciar a las salvajes filas antieuropeas dentro de su propio partido) debería ser castigado para toda la eternidad y repudiado por cualquier sociedad decente para siempre. Como fruto de la educación más cara y de élite que el dinero puede comprar, él es un buen ejemplo de un hombre que es demasiado inteligente para su propio bien y demasiado estúpido para el de los demás.

La ira apuntó en la dirección equivocada

Es justificable la cólera que alimentó al Brexit en la Gran Bretaña postindustrial, por parte de una clase obrera que ha sufrido gravemente bajo los sucesivos gobiernos conservadores y su apego a las medidas de austeridad. Sin embargo, esta ira fue dirigida en la dirección equivocada, ya que ni los inmigrantes ni Bruselas son responsables de su difícil situación.

De hecho, y en realidad, la difícil situación de los pobres y de la clase obrera en un país en el que la pobreza infantil, la pobreza de los pensionistas, la falta de hogar y la indigencia son ahora más características de una distopía del siglo XIX que de una sociedad madura y civilizada en el siglo XXI, se debe al modelo económico antipopular, conocido también como neoliberalismo.

Es un modelo económico que emana de Estados Unidos, no de la UE, y un modelo que la clase dominante y política británica se ha comprometido en mantener y defender más que cualquier otra clase dominante y política de Occidente, incluyendo de manera discutible a su homólogo estadounidense.

Es mejor recibir una bofetada con la verdad que un beso con una mentira, y la verdad del Brexit es que la cura es manifiestamente peor que la enfermedad. Ha elevado el charlatanismo y degradado la integridad, haciendo que la sociedad británica esté más polarizada, dividida y plagada de ira e intolerancia que en ningún otro momento desde la década de 1930. Ha creado confusión y sembrado enemistad, desencadenando un carnaval de reacciones y xenofobia.

Añádase al hecho de que, según la última encuesta realizada por YouGov, el 70% de la población británica cree que las negociaciones del Brexit entre el Gobierno de May y la UE van mal, y que es evidente la necesidad de un replanteamiento.

El Reino Unido necesita un segundo referéndum y lo necesita ahora.
Sobre el autor

John Wight es un escritor y comentarista político cuyos artículos han aparecido en una variedad de publicaciones, incluyendo The Independent, Morning Star, Huffington Post, Counterpunch, London Progressive Journal y Foreign Policy Journal.