Traducido por el equipo de Sott.net en español

Parafraseando la famosa ocurrencia del entonces candidato presidencial Bill Clinton, hecha durante un debate con su rival republicano en 1992: "¡Es la vacuna, estúpido!".
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La narrativa que se nos comunica diariamente, con la que nos inundan los medios de comunicación y el gobierno, resulta muy confusa para la mayoría, por decirlo suavemente. Se nos dice que la llamada variante Delta o "india" se está extendiendo como la varicela, pero no nos dicen lo que esa "transmisión" significa. Se les acusa a los no vacunados de transmitir la COVID-19 a los supuestamente vacunados. Y al frente de esta narrativa, tan desconcertante y mortal, están los EE.UU., el Reino Unido y la UE.

Los responsables políticos dicen que los niños deben vacunarse, a pesar de la recomendación oficial de la OMS y de las autoridades médicas nacionales, como la STIKO en Alemania, que se inclinan por esperar. Las pruebas PCR se toman como referencia para detectar la infección y son usadas para definir políticas, pero no dicen nada sobre si una persona tiene un virus específico
. Sin embargo, en el momento de escribir este artículo, ningún laboratorio ha conseguido aislar muestras purificadas del supuesto virus SARS-CoV-2 que se dice que causa la enfermedad COVID-19. ¿Cómo pueden calibrarse las pruebas de PCR si el supuesto patógeno no está claro? Si tomamos distancia de la situación, queda claro que se nos está sometiendo a una operación mundial de disonancia cognitiva y cuyas razones y motivos, de cara al futuro de nuestra civilización, se nos ocultan.


La resolución
de la disonancia

La disonancia cognitiva es un término de psicología usado para definir cuando una persona tiene dos experiencias contradictorias o incoherentes cuya inconsistencia le provoca gran estrés. La resolución a nivel del cerebro llega cuando la persona resuelve la contradicción mediante trucos del inconsciente. Me viene a la mente el Síndrome de Estocolmo. En este caso se trata de la confianza tradicionalmente depositada en la Autoridad - gobiernos, OMS, CDC, RKI, Bill Gates y otros autoproclamados expertos epidemiológicos, en muchos casos sin título de médico. Estas autoridades están imponiendo encierros draconianos, restricciones a los viajes y al uso de cubrebocas y lo que se está convirtiendo rápidamente en una vacunación forzosa usando vacunas sin las pruebas suficientes cuyos efectos adversos se cuentan ya por millones en la UE y en Estados Unidos.

Un cerebro normal se preguntaría: "¿Por qué querrían las autoridades hacernos daño? ¿Acaso no quieren lo mejor para nosotros, nuestro país o para el mundo?". Lo que hemos visto en los últimos 18 meses, desde que la Organización Mundial de la Salud declaró una pandemia por un supuesto virus identificado por primera vez en Wuhan (China), sugieren que, o bien los políticos y los funcionarios de sanidad de todo el mundo han perdido la cabeza, o son deliberadamente malvados, o destructivos por voluntad, o simple y llanamente son corruptos.

Para resolver la aterradora contradicción, millones han decidido tomar una pócima experimental, una sustancia con un ARNm modificado genéticamente, y van suponiendo que los protege contra una infección o una enfermedad grave de un supuesto patógeno mortal llamado COVID-19. Y quienes vieron esta disonancia de otra manera, quienes rechazan vacunarse por desconfianza y precaución, son sujetos de sus ataques.

Sin embargo, incluso el siempre presente Dr. Fauci en Washington admite que las nuevas vacunas de ARNm no evitan contraer la supuesta enfermedad o volverse infeccioso, sólo quizás ayudan a disminuir su impacto. Eso no es una vacuna, sino otra cosa.

¿La variante
Delta?

Llegados a este punto, es útil examinar varios hechos demostrados en torno a este coronavirus y sus al parecer sinnúmero de "variantes". El temor actual en el Reino Unido y la UE, así como en los Estados Unidos, es por una supuesta variante Delta del coronavirus. El único problema es que las autoridades competentes no nos dicen nada útil sobre esta.

Dado que la supuesta variante Delta de un presunto, mas no comprobado de forma científica, nuevo coronavirus de Wuhan se está utilizando para justificar un nuevo llamado a encierros draconianos y a presiones para vacunarse, vale la pena analizar de cerca la prueba usada para determinar si la variante Delta está presente en una persona examinada bajo el estándar PCR recomendado por la OMS.

En mayo, la variante Delta se denominó originalmente variante de la India. Pronto se le atribuyó hasta el 90% de los nuevos positivos de COVID-19 en el Reino Unido, que también tiene una importante población india. Lo que no se dice es que en sólo dos meses los supuestos positivos de la Delta en la India se redujeron drásticamente de 400.000 diarios en mayo a 40.000 en julio. Se dijo que los síntomas eran sospechosamente parecidos a los de una ordinaria fiebre del heno, por lo que la OMS rápidamente la rebautizó como la variante Delta según el alfabeto griego, sólo para confundir más las cosas. En el Reino Unido se produjeron descensos similares de la Delta. Los "expertos" afirmaban que se debía a que los aterrorizados indios se quedaban en casa, ya que sólo un minúsculo 1-3% de la población se había vacunado. En el Reino Unido, los expertos afirmaron que gracias a que muchos se habían vacunado fue que los casos de Delta se desplomaron. Si tienes la impresión de que se están inventando explicaciones para continuar la narrativa de la vacuna, no eres el único.

Y lo que es peor. Prácticamente nadie en el Reino Unido, la India, la UE o los EE.UU. que afirme que ha dado positivo para la Delta se ha sometido a una prueba específica de la variante, ya que no existe dicha prueba. Se afirma que existen pruebas complejas y muy costosas, pero no se ofrece ninguna evidencia de que se estén utilizando para afirmar cosas como "el 90% de los casos del Reino Unido son Delta...". Los laboratorios de todo el mundo se limitan a hacer las pruebas estándar de PCR, muy inexactas, y las autoridades sanitarias declaran que es "Delta". No hay ninguna prueba sencilla para la Delta o cualquier otra variante. Si eso fuera falso, el CDC o la OMS u otros institutos de salud deberían explicar a detalle esas pruebas. No lo han hecho. Pregunte a los "expertos" sanitarios correspondientes cómo prueban la presencia del virus en su variante Delta. No pueden. Los laboratorios de pruebas en los EE.UU. admiten que no hacen pruebas para ninguna variante.

Pruebas PCR inútiles


Incluso la propia prueba PCR no es una prueba para ningún virus o enfermedad. El científico que ganó un premio Nobel por inventar la prueba PCR, el Dr. Kary Mullis, salió en la televisión para atacar directamente al jefe del NIAID, Tony Fauci, y tildarlo de incompetente por afirmar que las pruebas PCR podían detectar cualquier patógeno o enfermedad. No fue diseñada para eso, sino como una herramienta analítica de laboratorio a usarse en investigaciones científicas. Las pruebas PCR no pueden determinar una infección aguda, una infecciosidad en curso, ni una enfermedad real. En realidad, la prueba PCR no está diseñada para identificar una enfermedad infecciosa activa, sino que identifica material genético, ya sea parcialmente, que esté vivo o incluso muerto.

Para crear la prueba PCR se utilizó un artículo publicado el 21 de enero de 2020 por dos alemanes, Corman y Drosten, e inmediatamente después la OMS adoptó la prueba como el estandar mundial para detectar nuevos casos del nuevo coronavirus de Wuhan. En ese momento sólo se habían identificado seis personas con el nuevo coronavirus. En noviembre de 2020, el documento de Drosten fue revisado por un grupo externo de colegas y encontraron numerosos defectos de considerable importancia, así como un descarado conflicto de intereses por parte de Drosten y sus colegas. Los científicos señalaron que el diseño de la PCR y el artículo de Drosten adolecían de "múltiples errores técnicos y científicos, incluyendo un diseño de cebadores deficiente, un protocolo RT-qPCR también deficiente y presentando múltiples problemas, y la ausencia de una validación precisa de la prueba". Ni la prueba presentada ni el propio manuscrito cumplían los requisitos mínimos de una publicación científica. Además, no se mencionan los graves conflictos de intereses de los autores. Por último [...] no se realizó un proceso sistemático de revisión de pares, o fue de dudosa calidad". Sin embargo, el diseño de la PCR de Drosten fue inmediatamente recomendado por la OMS como la prueba mundial del corona.

La PCR amplifica el material genético mediante ciclos de amplificación hasta alcanzar lo que se denomina umbral de ciclo (Ct), o sea, el número de amplificaciones necesarias para detectar el material genético antes de que la muestra pierda su valor. Mullis dijo una vez que si se amplifica lo suficiente se puede encontrar prácticamente cualquier cosa en una persona, ya que nuestros cuerpos tienen un gran número de virus y bacterias diferentes, en su mayoría inofensivos. Incluso el Dr. Fauci en una entrevista de 2020 declaró que un TAC de 35 o más no tiene valor. ¡Sin embargo, se cree que los CDC recomiendan a los laboratorios que utilicen un CT de 37 a 40! A ese nivel quizás el 97% de los positivos de COVID son con probabilidad falsos.

No se han hecho públicas las recomendaciones de los CDC ni la OMS respecto al Ct, pero algunos informes dicen que los CDC recomiendan ahora un umbral de Ct más bajo a usarse en las pruebas de los vacunados con el fin de minimizar los positivos de COVID en ese grupo, mientras que recomiendan un Ct superior a 35 para los no vacunados, de ser cierto sería una manipulación criminal.

Para aquellos interesados en la perversa historia de las pruebas PCR, usadas para supuestamente diagnosticar la presencia de una enfermedad, busquen la sórdida saga que comenzó en la década de 1980 cuando Fauci y su entonces subordinado, el Dr. Robert Gallo, utilizando la tecnología de PCR de Mullis en el NIAID, diagnosticaron erróneamente a personas como VIH-positivos, un acto criminal que dio lugar a la innecesaria muerte de decenas o tal vez cientos de miles de personas.

De forma notable, la mayoría de los defensores de la vacuna contra el COVID, desde Fauci hasta el jefe de la OMS, Tedros, han surgido del embrollo del VIH/SIDA y sus pruebas falsas PCR. Todas las medidas de pánico, impuestas desde 2020 en todo el mundo, se basan en la falsa premisa de que una prueba RT-PCR "positiva" significa estar enfermo o infectado con COVID. La alarma del COVID-19 surgida en Wuhan, China, en diciembre de 2019, es una pandemia que tiene que ver con las pruebas, como muchos médicos han señalado. No hay evidencia alguna de que se esté detectando un virus patógeno con la prueba. Tampoco existe un valor de referencia fiable para determinar un positivo. Es puramente arbitrario. Investiga y lo encontrarás.

Promoviendo
vacunas experimentales

De ser cierto que se han esfumado billones de dólares de la economía mundial desde comienzos de 2020 y que hemos arruinado las vidas de innumerables personas por unas pruebas PCR inútiles y que ahora la locura continúa con una supuesta variante Delta, la conclusión sin duda es que hay entidades muy influyentes aprovechándose del miedo para promover unas vacunas genéticas y experimentales que nunca antes han sido probadas en humanos ni tampoco extensamente en animales.

Sin embargo, la cifra oficial de muertes relacionadas con las vacunas en la UE y en EE.UU. sigue batiendo récords. Hasta el momento de escribir el presente artículo, y según la base de datos oficial de la UE para el registro de lesiones causadas por vacunas, EduraVigilance, hasta el 2 de agosto se habían notificado un total de 20.595 muertes de personas que habían recibido previamente las vacunas de ARNm. Nunca antes se había visto una cifra semejante. Además, se han notificado 1.960.607 lesione, el 50% de ellas graves, incluyendo coágulos de la sangre, ataques cardíacos, irregularidades menstruales, parálisis, todo ello después de recibir las inyecciones de vacunas ARNm COVID-19. Los datos registrados en EE.UU., en la base de datos VAERS de los CDC, han sido manipulados abiertamente, pero incluso estos datos muestran más de 11.000 muertes luego de una vacuna de ARNm. Los principales medios de comunicación nunca hacen mención de esto.

En respuesta, autoridades y políticos dicen que no hay fundamento para acreditar que las muertes o lesiones estén relacionadas con las vacunas. Pero no pueden demostrarlo ya que han prohibido a los médicos hacer autopsias. Si se nos dice que confiemos en la ciencia, ¿por qué las autoridades sanitarias piden a los médicos no hacer autopsias a quienes murieron DESPUÉS de recibir dos vacunas de ARNm? Y después de miles de muertes relacionadas con las vacunas, se tiene el reporte de una única autopsia, realizada en Alemania, y los resultados ponen los pelos de punta. La proteína de espiga contenida en las vacunas ARNm se había extendido por todo el cuerpo. Los CDC dejaron de monitorear los casos de COVID-19 catalogados como no graves en los vacunados en mayo. Eso oculta el alarmante número de vacunados que enferman gravemente.

Algo anda muy mal cuando expertos son sujetos de censura, expertos en medicina, respetados y con amplia experiencia, por sugerir hipótesis alternativas a todo el drama de COVID. O cuando otros científicos que si bien adheridos a la línea oficial hacen críticas hacia Tony Fauci o a otros médicos importantes alrededor del COVID, se les tilda de cometer un "Crimen de odio". O cuando se prohíben remedios baratos y comprobados en lugar de las costosas y mortales vacunas de ARNm en las que el NIAID de Fauci tiene intereses financieros. Los defensores de la vacuna, como Fauci, ya hablan de la necesidad de una dosis de refuerzo de la vacuna ARNm y advierten de que se avecina una nueva "variante Lambda". ¿Cómo van a comprobarlo? ¿O tendremos que confiar en él porque la CNN o la BBC dicen que es una "autoridad respetada"? ¿Hasta dónde permitiremos los ciudadanos con cerebro que esta disonancia cognitiva destruya nuestras vidas?
F. William Engdahl es consultor de riesgos estratégicos y conferencista, licenciado en política por la Universidad de Princeton y autor de best-sellers sobre petróleo y geopolítica, en exclusiva para la revista online "New Eastern Outlook".