Traducido por el equipo de SOTT.net
Marseille protest
© Guillaume Horcajuelo/EPAManifestantes en Marsella el jueves.
Emmanuel Macron sintió toda la fuerza de la ira francesa el jueves cuando los manifestantes se reunieron en todo el país para demostrar su oposición al aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años.


Comentario: Al igual que las protestas de los chalecos amarillos, que estallaron tras la subida de los impuestos sobre los carburantes, parece que estas protestas son por la caída en picado del nivel de vida, pero la reforma de las pensiones fue el detonante.


Los sindicatos afirmaron que 3,5 millones de personas se manifestaron en todo el país, mientras que las autoridades sugirieron que la cifra era mucho menor, algo menos de 1,1 millones.


Comentario: Las autoridades minimizan regularmente las cifras, a pesar de todas las evidencias en contra.


En París, los líderes sindicales afirmaron que una cifra récord de 800.000 personas participaron en una marcha mayoritariamente pacífica a través de la ciudad - la policía dio una cifra de 119.000 - para exigir al gobierno que retire el fuertemente criticado cambio.


Sin embargo, la jornada nacional de acción se vio empañada por brotes de violencia y vandalismo. En la ciudad suroccidental de Burdeos, la puerta principal del ayuntamiento fue incendiada, mientras que en París la policía y grupos de manifestantes se enfrentaron hasta altas horas de la noche.
Bordeaux fire
© Ugo Amez/SIPA/REX/ShutterstockIncendio del ayuntamiento de Burdeos.
En la capital, la manifestación oficial, compuesta por una amplia representación de la sociedad francesa -jóvenes, mayores, profesionales, desempleados- partió de la plaza de la Bastilla a primera hora de la tarde y se dirigió a la plaza de la Ópera por los Grandes Bulevares, la principal vía este-oeste que atraviesa el norte del centro de París.

Los sindicalistas franceses, que portaban banderas y pancartas, iban flanqueados por sus propios delegados para garantizar su seguridad. La multitud era densa y estaba enfadada con el Gobierno y el Presidente, pero el ambiente era también festivo y motivado por una muestra de solidaridad.


La atmósfera se enrareció cuando un grupo de jóvenes llamados casseurs (destrozadores), vestidos de negro y con máscaras, que se habían apostado a la cabeza de la marcha, destrozaron marquesinas de autobús, vallas publicitarias, escaparates, la fachada de un McDonald's y quioscos de periódicos, dejando a su paso un reguero de vidrios y montones de contenedores de basura ardiendo.


Comentario: Lo más probable es que algunos de estos "destrozadores" sean agentes provocadores -ya han sido desenmascarados repetidamente en protestas anteriores en Francia- y que otros sean jóvenes descontentos; en cualquier caso, sus acciones no representan a la mayoría.


También arrancaron rejas de hierro fundido alrededor de los árboles y rompieron adoquines, que luego arrojaron a la policía.

Los peores enfrentamientos se produjeron en la plaza de la Ópera y, más tarde, en la plaza de la Bastilla, donde la policía intentó dispersarlos con gases lacrimógenos.
protest france
© Nacho Doce/ReutersManifestantes patean cartuchos de gas lacrimógeno durante los enfrentamientos con la policía en París.
En la ciudad de Rouen, donde se concentraron entre 14.800 y 23.000 manifestantes, según datos de la policía y los sindicatos, una granada lacrimógena le arrancó parte de la mano a una mujer. Hubo grandes protestas en Marsella, Lyon, Besançon, Rennes y Arles, así como en otras ciudades francesas.

Incluso antes de que el gobierno centrista del presidente impulsara los cambios en las pensiones a través del parlamento el pasado jueves utilizando una medida constitucional que evitaba la votación, un número récord de trabajadores había salido a la calle en las semanas anteriores.


Comentario: Como ejemplo de lo extendido y prolongado del descontento, los médicos de Francia estaban en huelga desde el 2 de enero de este año.


El lunes, el gobierno de Macron sobrevivió por poco a una moción de censura -por nueve votos-, pero la forma en que se aprobó la ley encendió los ánimos de la población.

El jueves, la policía había recibido avisos de más de 200 protestas en toda Francia y se preparaba para una participación masiva. A lo largo de la ruta en París, bancos y comercios fueron tapiados a primera hora de la mañana y furgonetas llenas de policías y gendarmes se apostaron a lo largo de las carreteras.

Muchos de los manifestantes, en particular los jóvenes, dijeron que habían sido galvanizados por la aparición de Macron en la televisión el miércoles, en la que dijo que las protestas eran "legítimas", pero que no darían lugar a un giro de 180 grados respecto a la ley, que no sólo retrasa la edad oficial de jubilación, sino que obliga a los trabajadores a cotizar al sistema de pensiones durante más tiempo.


Entre los más enfadados se encontraban las mujeres manifestantes, que dijeron que la nueva legislación suponía un doble castigo para aquellas que habían dejado su carrera profesional para criar a sus hijos y que tenían más probabilidades de tener trabajos mal pagados y de baja categoría.

"Todo el mundo está enfadado. Todo el mundo piensa que esta ley es injusta, pero penaliza especialmente a las mujeres de las que se espera que produzcan las futuras generaciones de la nación, y luego se encuentran con que son castigadas por hacerlo", dijo Marie, de 46 años, trabajadora social.

Juliette, profesora de 51 años, dice: "Hoy quieren subirlo a 64. ¿Serán 66, 67, 68 mañana? Nos dicen que la esperanza de vida es mayor, pero ¿tenemos que trabajar hasta que nos desplomemos y nos lleven al crematorio?"


Muchos manifestantes acusaron al presidente de mostrar "desprecio y arrogancia" por quienes se oponen a los cambios, que fueron una piedra angular de su campaña de reelección el año pasado.

El jueves por la noche, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, dijo que la mayoría de las 103 personas detenidas el jueves en París eran "en su mayoría jóvenes" y miembros conocidos de grupos de "ultraizquierda". Según las autoridades, más de 120 policías y gendarmes resultaron heridos. No había cifras disponibles sobre el número de manifestantes heridos.

La primera ministra, Élisabeth Borne, criticó la violencia. "Manifestarnos y hacer oír nuestras quejas es un derecho. La violencia y la destrucción que hemos visto hoy son inaceptables", tuiteó.


Comentario: Como era de esperar, la primera ministra no ha dicho nada sobre la innecesaria agresión policial:
'Artículo R. 434-14 del código deontológico de la policía: "La policía está al servicio de la población. Su relación con ella está impregnada de cortesía y requiere el uso de un tratamiento formal. " Caso práctico '



El líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon pidió a Macron que retirara la ley. Dijo no estar de acuerdo con la violencia, pero añadió: "Hay que redoblar las protestas y los bloqueos. En Francia hay una sensación de deriva hacia el autoritarismo; mucha gente empieza a decir que ya se está yendo demasiado lejos."

Las huelgas y acciones sindicales generalizadas provocaron importantes trastornos en las carreteras y cancelaciones de vuelos. Las autoridades aeroportuarias informaron que las protestas repercutirían en los vuelos del fin de semana, con la cancelación de hasta el 30% de los previstos en Orly, al sur de París, el viernes y el sábado, así como de hasta el 20% de las salidas desde Marsella, Burdeos y Lyon. Los manifestantes bloquearon el terminal 1 del aeropuerto Charles de Gaulle, al norte de París, el jueves por la mañana.

Se cerraron escuelas y se bloquearon colegios en toda Francia, incluidos París, Rouen, Marsella y Toulouse. Los manifestantes bloquearon la entrada a un depósito de gasolina en Bouches-du-Rhône.

En su entrevista televisada de 30 minutos del miércoles, Macron descartó la disolución del Parlamento, una remodelación de su Gobierno centrista y la dimisión de su primera ministra, Élisabeth Borne, como ha pedido la oposición. Dijo que lo único que lamentaba era "no haber logrado convencer a la gente de la necesidad de esta reforma".


Comentario: La reforma de las pensiones podría ser necesaria, y probablemente pasaría con menos resistencia si la gente sintiera que la compensación es justa - que sus vidas han mejorado lo suficiente - sin embargo, evidentemente, no es así; y con la crisis energética, la inflación disparada y una precaria perspectiva económica que se arrastra desde hace al menos una década, tienen una razón para sus quejas.


Valérie Rabault, presidenta del grupo del Partido Socialista en la Asamblea Nacional, pidió a Macron que ordene un debate final en el Parlamento antes de que se promulgue la ley de pensiones.

"Estamos poniendo todas las opciones sobre la mesa. Hemos entrado en una crisis democrática muy grave a menos de un año de la elección del presidente de la República", dijo, añadiendo que los "bloqueos dañan nuestra democracia y perjudican la imagen de Francia en el extranjero".

Marie Buisson, del sindicato CGT, declaró a la radio France Info que los manifestantes estaban "decididos". "Como [la ley] se aprobó por la fuerza, hay cólera", dijo. "Nuestro objetivo es que el máximo número de personas deje de trabajar."