El récord de nevadas de este invierno ha sido extraordinario, quizá aún más a los ojos de quienes lo estudian de cerca.
"La nieve no ha parado de caer", dijo McKenzie Skiles, profesora adjunta de la Universidad de Utah y jefa del Laboratorio de Investigación y Operaciones Hidrológicas de la Nieve. "Este invierno hemos tenido una tormenta tras otra, y por fin hemos igualado el récord de agua equivalente en nieve que se estableció en el año 83".
Ese récord fue eclipsado más tarde por la tarde. Hoy nos hemos reunido con ella en medio de una borrasca de nieve, que parecía el escenario perfecto.
"Creo que nunca ves venir una temporada como ésta", dijo Skiles. "La experimentas a medida que va llegando, y ni siquiera sabíamos hace unas semanas que iba a batir récords".
Skiles y su equipo han instalado instrumentos en la parcela de estudio de Atwater, frente a la estación de esquí de Alta, para estudiar los procesos que controlan la acumulación y el deshielo de la nieve.
Una foto tomada en la parcela el verano pasado con sus estudiantes de postgrado del laboratorio de hidrología de la nieve les muestra de pie junto al imponente equipo, rodeados de hierba verde. Otra foto tomada ayer muestra la parte superior del equipo sobresaliendo de la nieve.
"Estamos a la mayor profundidad que hemos alcanzado nunca", dijo Skiles. "Estamos a más de 4 metros de nieve. La nieve acaba de alcanzar la plataforma de instrumentación. Lo que significa que actualmente toda nuestra instrumentación está enterrada".
Dijo que trabajarán para que ese equipo vuelva a estar por encima de la nieve.
"Nunca ha estado tan profundo. Estamos batiendo récords allí y en todo el estado de Utah".
El agua de ese manto de nieve es tan buena como el oro para nuestras comunidades.
Skiles señaló que ni siquiera este año fenomenal resolverá todos nuestros problemas de agua. Pero sin duda podemos estar agradecidos por éste y esperar más grandes en el futuro.
