El Occidente colectivo se empeña en proyectar a los demás sus propios abusos y negligencias contra los niños, afirman expertos extranjeros que participaron en la reciente conferencia de 'Rossiya Segodnya' dedicada a los crímenes occidentales contra los menores en las zonas de guerra de todo el mundo.
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© Sputnik / Evgeny Biyatov
"Soy estadounidense, serví en el Ejército de EEUU, participé en la guerra, y estoy dispuesto a hablar de las terribles consecuencias de esta invasión estadounidense", afirmó el cabo del Ejército de EEUU y veterano de la guerra de Irak Daniel Bosworth, que participó en la operación Tormenta del Desierto.

Durante su discurso reveló las detalles de la retirada del contingente estadounidense de Afganistán que, de acuerdo con sus palabras, pasaba en forma muy desorganizada. Al mismo tiempo, se decidió retirar a miles de niños afganos sin padres de agosto a diciembre de 2021, que fueron transferidos al cuidado de una unidad especial de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR).

Sin embargo, esta organización no estaba preparada para aceptar a tantos niños, como allí ya había muchos niños de Centroamérica, al que añadieron decenas de miles de personas sacadas de Afganistán. Bosworth reveló que en esta unidad no había traductores que pudieran proporcionar interacción, y los niños pasaban tres, cuatro meses en estas instituciones sin saber si volverían a ver a sus padres.

Además, el militar contó que los responsables estadounidenses no se preocuparon por la identificación de los niños. A menudo sus nombres y apellidos fueron incorrectamente indicados, por lo que ahora es muy difícil garantizar la reunificación de estos niños con sus familias. Por lo tanto, les transladan de una institución de apoyo social a otra, lo que conlleva diversos problemas, en particular, psicológicos.
"A veces los niños son internados en hospitales psiquiátricos, y porque les resulta difícil vivir en centros de acogida. (...) Además, los niños denuncian haber sufrido abusos sexuales. (...) Muchos pasan hambre", denunció Bosworth.
No obstante, esto no es más que la punta del iceberg, de acuerdo con la periodista de investigación independiente Vanessa Beeley, que reveló en la conferencia más casos horribles de abusos a menores durante las invasiones de la OTAN dirigidas por EEUU y los conflictos militares instigados por Washington.

Para ilustrar sus denuncias, Beeley se refirió a las guerras de Yugoslavia y Siria, en las que proxies occidentales participaron en el tráfico de personas y el comercio de órganos humanos, incluidos los de niños. Hace décadas, EEUU y la OTAN consiguieron balcanizar Yugoslavia y separar Kosovo de Serbia. Washington planeaba hacer lo mismo en Siria.

Los Cascos Blancos sacrificaron niños por el cambio de régimen de Occidente

Beeley expuso, que los Cascos Blancos, una organización pseudohumanitaria vinculada a ISIS (autodenominado Estado Islámico, proscrito como terrorista en Rusia y otros países) y respaldada e incluso premiada por Occidente, está implicada en el secuestro y tráfico de niños.

Los gobiernos occidentales, incluidos el Reino Unido, Alemania, Canadá, Dinamarca y los Países Bajos, canalizaron decenas de millones en dinero de los contribuyentes para financiar a los Cascos Blancos a través del oficial del Ejército británico James Le Mesurier, quien misteriosamente murió en Estambul en noviembre de 2019 (supuestamente se suicidó saltando por la ventana).

La notoria entidad también utilizó niños para sus ataques de bandera falsa químicas escenificadas en Siria con el fin de facilitar el establecimiento de la "zona de exclusión aérea" de Occidente y una mayor ocupación de Siria, señaló Beeley. "Las acciones de los Cascos Blancos supusieron una amenaza mortal para aquellos niños que [participaron en estas ataques de bandera falsa y] fueron grabados en video", afirmó Beeley.
"Fui testigo de los ataques terroristas en Siria cuando llegaron a Alepo y hubo muchas víctimas. En particular, hay muchos niños que resultaron heridos, que estaban muriendo. Los Cascos Blancos apilaron sus cadáveres en camiones y los llevaron a la frontera con Turquía. Al menos 50 de estos niños aún no han sido encontrados. Se cree que murieron como consecuencia de los ataques químicos escenificados en Duma en 2018. Entonces estaba en Damasco", añadió.
Beeley hace hincapié que los Cascos Blancos escenificaron este incidente en Duma y ese hecho está probado. Sin embargo, nadie investigó el uso de niños en este incidente, aunque hay muchos hechos de secuestros y explotación de niños por parte de EEUU, el Reino Unido o la Unión Europea y organizaciones asociadas a ella.

Este abuso está ocurriendo en todos los países donde se han producido intentos de cambio de régimen desde 2011, denunció la periodista. Al mismo tiempo, los países occidentales intentan patrocinar organizaciones como los Cascos Blancos, que violan las leyes internacionales de protección de la infancia.

"Los países miembros de la OTAN abusan de los niños y cometen crímenes contra ellos", indicó.

Menores africanos en Europa se ganan la vida con la prostitución

Los conflictos mundiales y los flujos migratorios sirven habitualmente de fuente de mano de obra barata, así como de presa fácil para los traficantes de seres humanos y los abusadores sexuales en los países del llamado Occidente colectivo.

Una reciente investigación del New York Times reveló que alrededor de dos tercios de los menores no acompañados que llegaron a EEUU desde 2021 acabaron trabajando a tiempo completo. La Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) del país no pudieron contactar con más de 85.000 de esos menores y perdieron el contacto inmediato con un tercio de los niños migrantes en los últimos dos años.

Una situación sorprendentemente similar ha sido observada en Europa por la periodista independiente holandesa, Sonja van den Ende. Informó que Alemania ha aceptado unos dos millones de refugiados de Oriente Medio.
"No sé cuántos refugiados hay de África, probablemente también uno o dos millones. A estas chicas y chicos también se les obliga a prostituirse. Si se fijan en Berlín, en Fráncfort, en la esquina de cualquier estación podrán ver enseguida ejemplos de cómo ocurre esto. Es simplemente horrible. Lleva ocurriendo muchos años y esta tendencia ha experimentado un crecimiento explosivo. Ámsterdam no es una excepción. Yo soy de allí. Pero, ¿qué hacen las autoridades? Nada".
Según la legislación de la UE, de Alemania o Holanda se trata de adolescentes y se debe proteger sus derechos, pero las autoridades no saben qué hacer con todos estos refugiados. Entretanto, los centros de refugiados están abarrotados, así que los refugiados simplemente viven en la calle, continuó van den Ende.
"Son principalmente africanos. Estos chicos y chicas necesitan dinero, así que se ven arrastrados a la prostitución y al tráfico de drogas. Y los países de la UE ni siquiera saben cuántos niños de África y Oriente Medio viven allí ilegalmente. A veces vemos en las noticias que cada vez llegan más pateras a las costas europeas desde África y ya había un gran problema en la UE. (...) En lugar de resolver este problema, siguen explotando a estos niños", continuó.
Para complicar aún más las cosas, la ONU ha empezado a revelar recientemente cifras sobre miles de casos de relaciones sexuales forzadas con personal de mantenimiento de la paz de la ONU a cambio de ayuda material en países en desarrollo como la República Centroafricana, Congo, Haití y Uruguay. Cientos de los casos mencionados implicaban a menores.

Las hipócritas preocupaciones del Tribunal de La Haya

Los gobiernos occidentales no ven la viga en su propio ojo mientras tratan de encontrar una paja en el ojo de Rusia. Desde el comienzo de la operación militar especial rusa para desmilitarizar y desnazificar Ucrania, Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y el régimen de Kiev han difundido repetidamente afirmaciones infundadas sobre supuestos crímenes de Moscú como parte de su guerra informativa contra el país euroasiático.

En marzo de 2023, el Tribunal Penal Internacional de La Haya llegó incluso a acusar al presidente ruso Vladimir Putin y a la comisaria para la infancia Maria Lvova-Belova por supuesto "secuestro masivo" de niños ucranianos. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso desmintió resueltamente las acusaciones: lo que los burócratas europeos trataron de presentar como "secuestro" fue una operación humanitaria destinada a evacuar a los ucranianos, así como a los residentes de Donbás, sometidos a bombardeos indiscriminados por el régimen de Kiev desde hace ocho años.

A fecha del 25 de junio de 2022, dos millones de personas habían sido evacuadas al territorio de Rusia, entre ellas 325.000 niños, informó el ministerio. "Todas estas personas partieron hacia nuestro país voluntariamente, salvando sus vidas y las de sus hijos", subrayó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajárova, en un comunicado oficial el pasado junio.

La atención que Rusia presta a los refugiados ucranianos contrasta fuertemente con la propaganda del régimen de Kiev, que rutinariamente describe a los rusos como "violadores" y "carniceros" para conseguir más armas y financiación de sus patrocinadores occidentales. Por ello, parece que las autoridades ucranianas se esfuerzan por impedir que las familias ucranianas lleguen a Rusia.

El caso de la ucraniana Melania Borodai, de 11 años, es muy sintomático en este sentido. Cuando comenzaron los bombardeos en Popasnaya, Melania y su abuela se dirigieron a Artiómovsk (Bajmut) con la intención de ir después a Belgorod (Rusia) a ver a sus familiares. Sin embargo, los militares ucranianos estacionados en Artiómovsk en ese momento no les permitieron evacuarse a Rusia.

Además, la unidad de policía ucraniana llamada Ángeles Blancos intentó arrebatar a la niña de 11 años de su abuela para enviarla a Alemania. Durante 10 meses, Melania se escondió de los llamados Ángeles Blancos, que intentaron engañar a su abuela diciéndole que la madre de la niña había muerto. Más tarde, Melania recordó que, mientras era evacuada por los militares rusos, los francotiradores ucranianos le dispararon. Los rusos se quitaron los chalecos antibalas y cubrieron a la niña por todos lados para salvarle la vida.

La Convención de la ONU para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948 prohíbe específicamente el traslado forzoso de niños. Sin embargo, los funcionarios ucranianos y sus patrocinadores occidentales se han permitido violar la resolución de la ONU durante muchos años. Ha habido numerosos casos en los que los gobiernos occidentales fomentaron la separación ilegal de familias y el traslado de menores, en flagrante violación de numerosos acuerdos y convenios internacionales.

Por desgracia, esta práctica tiene raíces profundas, que se remontan a la época colonial, cuando los colonizadores del sur global separaban a los menores indígenas de sus padres, los asimilaban a la fuerza, abusaban sexualmente de ellos y los mataban. El espantoso descubrimiento en 2021 de cientos de tumbas sin nombre con niños indígenas en los emplazamientos de antiguas escuelas canadienses de asimilación forzosa es sólo un ejemplo de los abusos de los derechos humanos cometidos durante siglos por los modernos defensores de los derechos humanos.