Traducido por el equipo de SOTT.netHay una perogrullada que cito a menudo cuando hablo de los diversos enfoques analíticos para evaluar la amplia variedad de problemas geopolíticos a los que se enfrenta el mundo hoy en día: no se puede resolver un problema a menos que primero se defina correctamente. La esencia del argumento es bastante simple: cualquier solución que no tenga nada que ver con el problema en cuestión no es, literalmente, ninguna solución.
Tropas parapentistas de Hamás cruzan a Israel, 7 de octubre de 2023
Israel ha caracterizado el ataque llevado a cabo por Hamás contra las diversas bases militares israelíes y los asentamientos militarizados, o kibbutz, que en su conjunto constituían una parte importante del sistema de barreras de Gaza, como un acto masivo de terrorismo, comparándolo con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos. Israel apoya esta caracterización citando el número de personas muertas (unas 1.200, una revisión a la baja emitida por Israel después de darse cuenta de que 200 de los muertos eran combatientes palestinos) y detallando una amplia variedad de atrocidades que afirma que fueron perpetradas por Hamás, incluyendo violaciones en masa, la decapitación de niños y el asesinato de civiles israelíes desarmados.
El problema de las afirmaciones israelíes es que son manifiestamente falsas o engañosas. Casi un tercio de las víctimas israelíes eran militares, agentes de seguridad y policías. Además, resulta que el asesino número uno de israelíes el 7 de octubre no fue Hamás u otras facciones palestinas, sino el propio ejército israelí. Un vídeo publicado recientemente muestra a helicópteros Apache israelíes disparando indiscriminadamente contra civiles israelíes que intentaban huir de la Reunión de Sucot Supernova celebrada en pleno desierto cerca del kibutz Re'im, sin que los pilotos pudieran distinguir entre los civiles y los combatientes de Hamás. Muchos de los vehículos que el gobierno israelí ha mostrado como ejemplo de la perfidia de Hamás fueron destruidos por los helicópteros Apache israelíes.
Asimismo, el gobierno israelí ha dado amplia publicidad a lo que denomina la "masacre de Re'im", citando un número de muertos de unos 112 civiles que, según afirma, fueron asesinados por Hamás.
Sin embargo, los relatos de testigos presenciales, tanto civiles israelíes supervivientes como militares que participaron en los combates, muestran que la gran mayoría de los muertos lo fueron por disparos de soldados y tanques israelíes dirigidos contra edificios en los que los civiles estaban escondidos o eran rehenes de combatientes de Hamás. El ejército israelí tardó dos días en recuperar Re'im. Sólo lo hizo después de que los tanques dispararan contra las residencias civiles, derrumbándolas sobre sus ocupantes, y a menudo incendiándolas, lo que provocó que los cuerpos de quienes estaban dentro fueran consumidos por el fuego. El gobierno israelí ha hecho público cómo ha tenido que recurrir a los servicios de arqueólogos forenses para identificar restos humanos en el kibutz, dando a entender que Hamás había quemado la casa de los ocupantes. Pero lo cierto es que fueron los tanques israelíes los que destruyeron y causaron la matanza.
Imágenes de ataques a civiles israelíes desde helicópteros Apache israelíes, 7 de octubre de 2023.
Esta escena se repitió en otros kibutz a lo largo del sistema de barreras de Gaza.
El gobierno israelí considera que el kibutz es puramente civil y, sin embargo, ha hecho público cómo los equipos de seguridad armados de varios kibutz -formados por residentes supuestamente "civiles"- pudieron movilizarse a tiempo para repeler con éxito a los atacantes de Hamás. La realidad es que cada kibutz tuvo que ser tratado por Hamás como un campamento armado, y como tal asaltado como si fuera un objetivo militar, por el simple hecho de que lo eran - todos ellos.
Además, hasta que Israel trasladó varios batallones de fuerzas de las FDI a Cisjordania, cada kibutz había sido reforzado por un escuadrón de unos 20 soldados de las FDI que estaban alojados en el kibutz. Dado que Hamás había planeado este ataque durante más de un año, tuvo que suponer que esos 20 soldados de las FDI seguían en cada kibutz y actuar en consecuencia.
El gobierno israelí ha tenido que retractarse de sus afirmaciones de que Hamás decapitó a 40 niños y no ha aportado pruebas creíbles de que Hamás participara en la violación o agresión sexual de una sola mujer israelí. Testigos presenciales describen a los combatientes de Hamás como disciplinados, decididos y letales en el ataque, pero corteses y amables en el trato con los civiles cautivos.
Se plantea la cuestión de por qué el gobierno israelí se desvive por fabricar una narrativa diseñada para apoyar la falsa y engañosa caracterización del ataque del 7 de octubre de Hamás contra el sistema de barreras de Gaza como un acto terrorista.
La respuesta es tan inquietante como clara: porque lo que ocurrió el 7 de octubre no fue un ataque terrorista, sino una incursión militar. La diferencia entre los dos términos es de la noche al día: al calificar los sucesos del 7 de octubre de actos terroristas, Israel transfiere la culpa de las enormes pérdidas de sus servicios militares, de seguridad y de inteligencia a Hamás. Sin embargo, si Israel reconociera que lo que hizo Hamás fue de hecho una incursión -una operación militar-, se pondría en tela de juicio la competencia de los servicios militares, de seguridad y de inteligencia israelíes, así como la de los dirigentes políticos responsables de supervisar y dirigir sus operaciones.Fotograma de vídeo de Hamás del ataque con un dron contra una torre de vigilancia israelí, 7 de octubre de 2023
Y si eres el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, esto es lo último que quieres.
Benjamin Netanyahu está luchando por su vida política. Ya se enfrentaba a una crisis de su propia cosecha, tras haber impulsado una ley que reescribía la Ley Fundamental israelí de manera que el poder judicial israelí quedaba bajo el control de la Knesset, poniendo fin de hecho a su estatus como rama separada pero igualitaria del gobierno (hasta ahí llegó que Israel fuera la "mayor democracia de Oriente Medio"). Este acto puso a Israel al borde de una guerra civil, con cientos de miles de manifestantes saliendo a la calle para denunciar a Netanyahu. Lo que hace que las acciones de Netanyahu sean aún más despreciables es que representaron poco más que un juego de poder desnudo diseñado para evitar que el sistema judicial israelí lo juzgara por varias acusaciones creíbles de corrupción que, si Netanyahu fuera declarado culpable (una probabilidad clara), lo habrían llevado a la cárcel durante muchos años.
Netanyahu se había presentado a sí mismo como el principal defensor de Israel, un especialista en las amenazas a las que se enfrenta Israel en el extranjero y en la mejor forma de responder a ellas. Ha abogado abiertamente por una confrontación militar con Irán a causa de su programa nuclear. Netanyahu es también partidario del sionismo político en su aplicación más extrema y ha promovido la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania, que utilizan tácticas que desplazan por la fuerza a los palestinos de sus hogares y aldeas, como parte de un plan general para crear un "gran Israel" que refleje el de los tiempos bíblicos.
Parte de la estrategia de Netanyahu para cumplir este sueño de un "gran Israel" consiste en debilitar al pueblo palestino y a su gobierno hasta hacerlos irrelevantes, impidiéndoles así cumplir su sueño de obtener un Estado palestino independiente. Para facilitar esta estrategia, Netanyahu ha promovido, a lo largo de las dos últimas décadas, el crecimiento de Hamás como organización política. El propósito de este apoyo es simple: al promover a Hamás, Netanyahu debilita a la Autoridad Palestina, el órgano de gobierno del pueblo palestino, encabezado por su presidente, Mahmoud Abbas.
Mahmoud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina
El plan de Netanyahu estaba funcionando: en septiembre de 2020 Netanyahu firmó los Acuerdos de Abaraham, una serie de acuerdos bilaterales negociados por la administración del entonces presidente Donald Trump que buscaban la normalización de las relaciones entre Israel y varios Estados árabes del Golfo, todo ello a expensas de una nación palestina independiente. Antes del ataque de Hamás del 7 de octubre, Israel estaba a punto de normalizar sus relaciones con Arabia Saudí, un acto que habría resultado ser el último clavo en el ataúd de la estatalidad palestina.
Una de las principales razones de los avances de Israel en este sentido fue su éxito a la hora de crear una división política entre Hamás y la Autoridad Palestina.
El 7 de octubre, sin embargo, este éxito fue arrasado por la victoria que Hamás logró sobre las FDI. Los medios precisos por los que se produjo esta victoria son tema para otra ocasión. Pero los elementos básicos de esta victoria están bien establecidos.
Hamás neutralizó eficazmente los cacareados servicios de inteligencia de Israel, cegándoles ante la posibilidad de un ataque de este alcance y escala.
Cuando se produjo el ataque, Hamás fue capaz de atacar con precisión los mismos nodos de vigilancia y comunicación en los que confiaban las FDI para movilizar una respuesta en caso de ataque.
Tanque israelí Merkhava capturado, 7 de octubre de 2023
Hamás derrotó a los soldados israelíes apostados a lo largo del muro de la barrera en un combate cuerpo a cuerpo. Dos batallones de la Brigada Golani fueron derrotados, al igual que elementos de otras cacareadas unidades de las IDF.
Hamás atacó el Cuartel General de la División de Gaza, el centro de inteligencia local y otras importantes instalaciones de mando y control con una precisión brutal, convirtiendo lo que debería haber sido un tiempo de respuesta de cinco minutos en muchas horas, tiempo más que suficiente para que Hamás llevara a cabo uno de sus principales objetivos: la toma de rehenes. Esto lo hicieron con extrema destreza, regresando a Gaza con más de 230 soldados y civiles israelíes.
El Cuerpo de Marines define una incursión como "una operación, normalmente a pequeña escala, que implica una rápida penetración en territorio hostil para obtener información, confundir al enemigo o destruir sus instalaciones. Termina con una retirada planificada una vez completada la misión asignada"."
Esto es precisamente lo que hizo Hamás el 7 de octubre.
¿Cuáles eran los objetivos de esta incursión? Según Hamás, el objetivo de la incursión del 7 de octubre era triple.
En primer lugar, reafirmar el derecho del pueblo palestino a una patria no definida por los Acuerdos de Abraham.
En segundo lugar, liberar a los más de 10.000 palestinos prisioneros de Israel, la mayoría de ellos sin haber sido acusados de ningún delito y ninguno de ellos con las debidas garantías procesales.
En tercer lugar, devolver la santidad a la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, el tercer lugar más sagrado del islam, profanada repetidamente por las fuerzas de seguridad israelíes en los últimos años.
Fuerzas especiales de Hamás
Para lograr estos objetivos, la incursión del 7 de octubre necesitaba crear las condiciones necesarias para la victoria. Esto se consiguió humillando a Israel lo suficiente como para provocar un resultado predecible: la aplicación de la Doctrina Dahiya de castigo colectivo contra la población civil de Gaza, combinada con un ataque terrestre contra Gaza que atraería a las FDI a lo que en realidad era una emboscada de Hamás.
La toma de rehenes estaba destinada a proporcionar a Hamás una baza negociadora para la liberación de los 10.000 prisioneros retenidos por Israel.
El bombardeo y la invasión israelíes de Gaza han provocado la repulsa internacional contra Israel, ya que el mundo se estremece ante el desastre humanitario que se está produciendo ante sus propios ojos. Las calles de las principales ciudades del mundo están llenas de indignados manifestantes a favor del pueblo palestino y de la creación de un Estado palestino. Estados Unidos afirma ahora que la solución de los dos Estados -algo que el Acuerdo de Abraham pretendía impedir- es la única vía para la paz en Oriente Próximo.Estados Unidos nunca habría dicho esto el 6 de octubre.
El hecho de que Estados Unidos haya adoptado esta postura se debe a la incursión de Hamás del 7 de octubre.
Asistentes a la Reunión de Estados Islámicos en Arabia Saudí
Israel está negociando con Estados Unidos y otros países un posible intercambio de prisioneros entre los rehenes de Hamás y determinadas categorías de presos políticos -mujeres y niños- retenidos por Israel (sí, has leído bien: niños. Y ahora ya saben lo acertado de la decisión de Hamás de tomar como rehenes a niños israelíes).
Tal posibilidad nunca se habría producido de no ser por la incursión de Hamás del 7 de octubre.
Y en Arabia Saudí, la mayor reunión de naciones islámicas de la historia moderna se ha reunido para debatir la crisis de Gaza. Uno de los puntos principales del orden del día es la cuestión de la mezquita de Al Aqsa y el fin de la profanación israelí.
Se trata de un debate que nunca habría tenido lugar de no ser por la incursión de Hamás del 7 de octubre.
Huelga decir que la incursión de Hamás del 7 de octubre desató una tormenta de brutal recriminación en forma de bombas, proyectiles y balas sobre la población civil de Gaza. Se trata de personas a las que, durante casi ocho décadas, los israelíes han negado una patria propia, desalojando violentamente a los palestinos de la tierra actualmente llamada Israel en uno de los mayores actos de limpieza étnica de la historia moderna: la Nakba, o catástrofe, de 1948.
La destrucción de Gaza por las fuerzas israelíes, octubre de 2023
Se trata de personas que han sufrido privaciones indecibles a manos de sus ocupantes israelíes mientras esperan el momento de ver hecho realidad su sueño de una patria palestina. Saben que una patria palestina no puede hacerse realidad mientras Israel esté gobernado por quienes abrazan la noción de un Gran (Eretz) Israel, y que la única manera de eliminar a esas personas es derrotándolas políticamente, y la única manera de desencadenar su derrota política es derrotarlas militarmente.
Hamás lo está consiguiendo.
Pero hay que pagar un precio, un precio muy alto. Los franceses perdieron 20.000 civiles muertos para lograr la liberación de Normandía en el verano de 1944.
Hasta ahora, los civiles palestinos de Gaza han perdido 12.000 civiles muertos en el esfuerzo dirigido por Hamás para derrotar militarmente a sus ocupantes israelíes.
Ese precio aumentará en los próximos días y semanas.
Pero es un precio que debe pagarse para que haya alguna posibilidad de una patria palestina.
El sacrificio del pueblo palestino ha obligado a un mundo árabe e islámico que, salvo contadas excepciones, ha permanecido mudo ante las depravaciones llevadas a cabo por Israel contra el pueblo palestino. Que no hizo nada mientras la causa del Estado palestino se planteaba en los Acuerdos de Abraham.Sólo gracias al sufrimiento del pueblo palestino alguien presta atención hoy a la causa de la creación de un Estado palestino.O al bienestar de los prisioneros palestinos retenidos por Israel.
O la inviolabilidad de la mezquita de Al Aqsa.
Todos ellos eran objetivos declarados de Hamás al lanzar su ataque del 7 de octubre.
Y todos los objetivos se están cumpliendo mientras hablamos.
Sólo gracias a las acciones de Hamás y a los sacrificios del pueblo palestino.
Lo que convierte el ataque del 7 de octubre de Hamás contra Israel en la incursión militar más exitosa de este siglo.
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