"Los habitantes de una pedanía de la localidad alicantina de Orihuela están aterrorizados ante la aparición, en una finca, de una gigantesca serpiente, de metro y medio de larga, cuya cabeza es del tamaño de la de un niño de varios años. Nadie quiere ir a trabajar a la citada finca y mantienen toda clase de precauciones por si la citada serpiente decidiera hacer alguna incursión. Por ahora, tiene su escondite en un bancal de alcachofas."La desaparecida agencia de noticias Fiel se hacía eco de esta curiosa noticia que era publicada el día 6 de junio de 1970 en diversos diarios nacionales. Nada de sorprendente que un ofidio de buen tamaño sea visto por los vecinos pero, ¿con la cabeza del tamaño de un niño? Veamos qué hay tras esta singular historia ocurrida hace ya más de cuatro décadas.
Durante los siguientes días, varias personas dignas de todo crédito y acostumbradas a tratar con culebras de la zona, afirman haber visto al tremendo animal en una finca de El Rincón de Bonanza, una pedanía situada a tres kilómetros de Orihuela. La descripción que hacen los testigos coincide en que la serpiente mide más de tres metros y medio de largo, tiene un grosor "como el de un sifón de seltz", pesa unos veintiocho kilos y su cabeza es como la de un niño. Algunos de los vecinos que se han topado con ella han intentado matarla con palos e incluso han utilizado perros para perseguir al bicho por distintas cuevas y charcas de la zona , pero el resultado ha sido siempre negativo.
Como suele ser habitual en estos casos, y ante el temor generado en la vecindad, las autoridades deciden actuar (un mes después del inicio de los avistamientos, eso sí) y envían a un grupo de bomberos de la vecina Alcoy equipado con perros y los mejores instrumentos de rastreo posibles en la época. El safari, como fue bautizado en la localidad, fue acogido con gran expectación y alborozo por parte de los vecinos.
Los bomberos se empeñaron con dureza en peinar buena parte de la zona de maleza de la sierra y los alrededores del río Segura, llegando a matar varias decenas de ejemplares comunes de culebras, pero ninguna de ellas fuera de lo habitual. Las jornadas pasaron y, tras varios días de búsqueda infructuosa, los bomberos alcoyanos dieron por terminada la batida, a pesar de la férrea moral para los asuntos espinosos que se supone que tienen los naturales de esta localidad. Los vecinos, además, hacía semanas que no habían tenido nuevos encuentros con el tremendo bicho con lo que -como casi siempre - la historia fue cayendo en el olvido sin haber encontrado a su protagonista.
Sin embargo, el interés por el caso llegó a traspasar las fronteras nacionales. Un profesor norteamericano conocido como Mr. Persons llegó a aventurar la teoría de que la gigantesca serpiente poseía costumbres marítimas y terrestres a la vez, con lo que las probabilidades de encontrar huellas o su posible captura se reducían considerablemente. De todos modos, alguien debería haberle advertido al científico en cuestión que la pedanía donde parecía vivir nuestra protagonista se encuentra a más de 30 kilómetros del mar, una distancia que creemos insalvable incluso para casi cualquier animal. Pero como opinar es gratis...
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