Traducido por el equipo de SOTT.net

Altos mandos revelan los extraordinarios acontecimientos desde su sorprendente comienzo, meses antes de lo que se sabía, hasta su explosivo final.
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© Surveillance Canada Intelligence/US NORADGlobo espía chino
Era un vuelo rutinario, uno de los varios que Air Canada hace diariamente entre Vancouver y Winnipeg. Pero mientras el AC292 sobrevolaba las Rocosas el 31 de enero de 2023, los pilotos tuvieron una visión inusual.

Otros 1.200 metros por encima de su Airbus A-320 flotaba un gran globo "con algo colgando de él". Informaron de la observación y volaron a su destino sin novedad. Luego, 24 horas más tarde, un antiguo fotógrafo de prensa salió de su trabajo de procesamiento de datos en un centro sanitario de la ciudad de Billings, en Montana, miró hacia arriba y se sorprendió con su propio descubrimiento.

"Por el rabillo del ojo vi un punto brillante en el cielo", recordaba recientemente Chase Doak. "Parecía un gran orbe blanco".

Corrió a casa, equipó su cámara con un teleobjetivo de 500 milímetros y un teleconvertidor que duplicaba la distancia focal, apuntó al "orbe" y enseguida se dio cuenta de que estaba mirando un globo. Con algo colgando de él.

Lo que ocurrió después fue aún más inesperado. Las fotografías del globo tomadas por Doak y su amigo Larry Mayer pronto dieron la vuelta al mundo. Tras cuatro días de silencio, sus imágenes habían llevado a los oficiales militares estadounidenses a divulgar la sorprendente verdad: lo que esos pilotos y fotógrafos habían visto era un globo de vigilancia chino, un enorme dirigible que transportaba un contenedor de antenas del tamaño de dos o tres autobuses escolares y dos conjuntos de paneles solares. Y ahora estaba flotando sobre algunos de los emplazamientos militarmente más sensibles de Estados Unidos: silos de misiles nucleares que serían uno de los primeros objetivos del enemigo si estallara una guerra atómica.

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© Department of Defense/AP/FileUn piloto de un U-2 de la Fuerza Aérea de EE.UU. observa un supuesto globo de vigilancia chino el 3 de febrero de 2023, un día antes de que fuera derribado frente a la costa de Carolina del Sur
La lenta travesía del globo espía por Alaska, el oeste de Canadá y el territorio continental de Estados Unidos, que finalizó con su derribo frente a la costa de Carolina del Sur, fascinó al mundo entero, suscitó un acalorado debate político y provocó un revuelo diplomático. El suceso sigue resonando, incluso con un extraño juicio penal en el propio Billings.

Rápidamente le siguió la aparición de otros tres objetos voladores no identificados sobre Canadá y Estados Unidos. Ello provocó el primer derribo de cazas estadounidenses en el espacio aéreo canadiense, después de que los vetustos cazas CF-18 de este país se quedaran en tierra por la lluvia helada.

"Las cosas se desarrollaban con bastante rapidez", recuerda el general Wayne Eyre, que desempeñó un papel clave en la gestión del episodio como jefe del Estado Mayor de la Defensa de Canadá, antes de jubilarse recientemente. "Las cosas se volvieron muy feas por un momento".

Sin embargo, como suele ocurrir, el episodio que había saturado la cobertura de noticias durante días pronto desapareció de los titulares, junto con sus lecciones cruciales.

Esta es la historia completa desde dentro del globo espía chino, sus preocupantes implicaciones para la defensa de Norteamérica, que depende en parte de un sistema de alerta temprana comparado con una "valla de piquetes" llena de brechas, y el foco que arrojó sobre una agencia militar binacional única en el mundo.

A partir de entrevistas con los dos máximos responsables de esa agencia — el Mando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (Norad) — y el general canadiense de más alto rango en aquel momento, además de testigos presenciales y expertos, esta es una mirada a los extraordinarios acontecimientos desde su sorprendente comienzo, meses antes de lo que se sabía, hasta su explosivo final.

Las implicaciones pueden ser especialmente importantes ahora que Rusia hace sonar el sable nuclear, China afirma su poderío militar en todo el mundo y naciones rebeldes como Corea del Norte desarrollan capacidades atómicas de largo alcance. Y mientras el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, vuelve a tratar a Canadá tanto de adversario como de aliado.
"El globo abrió los ojos. No vamos a ver misiles de crucero de largo alcance. No vamos a ver globos en el horizonte".
(General Glen VanHerck, retirado)
La saga incluye momentos de surrealismo: algunos de los aviones de guerra más avanzados de Estados Unidos utilizaron misiles por valor de medio millón de dólares cada uno para despachar lo que probablemente eran diminutos globos de aficionados. Y también transmitió un mensaje serio: ambos países necesitan urgentemente modernizar el sistema de alerta.

Glen VanHerck, el general de las fuerza aérea estadounidense que estuvo al mando del Norad durante toda la crisis y se retiró el año pasado, dijo:
"El globo abrió los ojos. No vamos a ver misiles de crucero de largo alcance. No vamos a ver globos en el horizonte. Hoy en día, con misiles disparados desde submarinos, misiles disparados desde aviones, misiles disparados desde tierra mucho más allá de los alcances de la curvatura de la Tierra, tu tiempo es limitado para responder a ese tipo de cosas".
Persisten las dudas sobre por qué no se retiró antes el globo chino, o no se hizo pública su presencia antes.

VanHerck, un expiloto de cazas y bombarderos de un pequeño pueblo de Kentucky, dirigió los esfuerzos para rastrear y finalmente destruir a todos los intrusos a la deriva.

Resulta que había estado esperando a la nave china.

La organización binacional que dirigía el general, con sede en Colorado Springs (Colorado), cuenta con decenas de miembros de las Fuerzas Armadas canadienses y estadounidenses, en un acuerdo que se remonta a los primeros años de la Guerra Fría, en la década de 1950. Su misión consiste en detectar y responder a las amenazas aéreas y espaciales que se ciernen sobre el continente. VanHerck también dirigió el NORTHCOM, el mando militar estadounidense cuyo territorio se extiende desde México hasta el Ártico canadiense.

Las palabras "globo espía chino" se convirtieron en un término familiar en febrero de 2023, pero VanHerck reveló al National Post que su primer indicio de una amenaza de flotación lenta se produjo seis meses antes.

Las agencias de inteligencia estadounidenses le advirtieron en agosto de 2022 que China había puesto en marcha un programa de naves de vigilancia a gran altitud y estaba desplegando dirigibles por todo el mundo. Funcionarios estadounidenses revelaron más tarde que al menos cinco habían atravesado la nación en los ocho años anteriores, mientras que otra fue avistada a principios de 2023 sobre Hispanoamérica. Aunque los satélites son la principal herramienta de espionaje aéreo de las grandes potencias, la teoría es que los globos de vigilancia, que operan a menor altitud y pueden permanecer en el aire más tiempo sobre los objetivos, pueden captar imágenes de mayor resolución e interceptar más comunicaciones.

El comandante del Norad no se hacía ilusiones sobre lo que significaba la advertencia de agosto de 2022. Y comenta:
"Le dije a mi equipo que era cuestión de tiempo que uno de estos se acercara a Norteamérica".
VanHerck hizo que su gente se preparara para tal llegada, centrándose especialmente en si un intruso de este tipo seguiría estando bajo jurisdicción estadounidense, dado que flotan a una altura de hasta 25.000 metros. ¿La respuesta de sus asesores jurídicos? La soberanía estadounidense se extiende hasta el espacio.

Entonces, el 27 de enero de 2023, la comunidad de inteligencia volvió a ponerse en contacto. Tal y como VanHerck había predicho, uno de esos globos espía estaba en camino, a punto de alcanzar los confines más occidentales del continente: las remotas islas Aleutianas de Alaska.
VanHerck
© Drew Angerer/Getty ImagesEl general retirado Glen VanHerck, que estuvo al mando del Norad durante el incidente de los globos espía, llega al Capitolio en febrero de 2023 para informar a los senadores sobre la situación. Dice que fue "un fallo de todo el sistema" no recibir más avisos de que el globo se acercaba al espacio aéreo norteamericano.
Al día siguiente, el globo aparecería en el radar del Norad sobre la isla de San Mateo, un puesto rocoso y deshabitado en el mar de Bering, casi tan cerca de Rusia como de la Alaska continental. De hecho, el 28 de enero suele citarse como la fecha en que se descubrió el objeto. Pero las agencias de espionaje de EE.UU. tenían conocimiento de su existencia desde antes, quizá mucho antes. Informes de prensa posteriores, citando fuentes no identificadas del gobierno estadounidense, sugieren que había sido rastreado todo el camino desde el lanzamiento del globo en la isla de Hainan, China.

Todo ello hace que VanHerck se pregunte por qué el globo estuvo a pocas horas de entrar en la jurisdicción del continente antes de que el encargado de defender la región se enterara.

VanHerck comenta:
"Para mí, eso es un fallo de todo el sistema: no tener la capacidad de avisar a todo el mundo de que esa cosa está ahí fuera y que potencialmente va a entrar en el espacio aéreo norteamericano. Es un fallo de las múltiples agencias de inteligencia y del Departamento de Defensa", afirma VanHerck. "No debería sorprenderme algo que entra en mi área de responsabilidad... Cualquiera que lo sepa debe comunicarlo. No debería avisarse con menos de 24 horas de antelación".
Este fallo en la comunicación hace temer a los mandos militares y a los expertos académicos que la "conciencia de dominio" del Norad (su capacidad para detectar amenazas antes de que lleguen a nuestras puertas) esté seriamente limitada.

En cualquier caso, justo antes de la medianoche del 27 de enero, el oficial de mayor rango de las Fuerzas Canadienses recibió la noticia de que el comandante estadounidense del Norad quería una videoconferencia urgente.

A la mañana siguiente, un sábado, Eyre habló con VanHerck por enlace seguro y se enteró por primera vez del visitante de China no invitado. Y del hecho de que podría acabar en este país.

El episodio dominaría la atención del general canadiense durante la semana siguiente y más, ya que informó al Primer Ministro Justin Trudeau media docena de veces e incluso se dirigió a todo el gabinete liberal. Para Eyre, de 58 años y natural de Wadena (estado de Saskatchewan), fue una llamada de atención, un indicio de "amenazas únicas y emergentes a nuestra soberanía", esta vez por parte de una China cada vez más agresiva.
Eyre
© Sean Kilpatrick/The Canadian Press FilesGeneral Wayne Eyre
VanHerck ya había hablado con su homólogo estadounidense, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., en la noche del 27.

El Norad rastrea a diario una miríada de naves que entran y salen de su espacio aéreo, la mayoría de ellas inocuas. Pero, dice VanHerck, "supe inmediatamente que esto iba a ser un gran acontecimiento".

El 28 de enero, cuando el globo flotaba a 11 millas por encima de los confines del territorio americano, el comandante del Norad envió dos cazas furtivos Raptor y dos F-16 armados para interceptarlo.

No se trataba de la rápida amenaza de misiles que la agencia está más preparada para detectar, pero era un Goliat. El globo medía 60 metros de arriba abajo (la altura de un edificio de 22 plantas) y se calcula que la carga pesaba unos 5.000 kilos. Los paneles solares proporcionaban energía a lo que se suponía que era un equipo de vigilancia dentro del contenedor, así como a un pequeño motor de hélice con capacidad limitada para dirigir la nave.

VanHerck afirma que la información que recibió de la comunidad de inteligencia le hizo estar seguro el 28 de enero de que se trataba de un globo de vigilancia chino. La inteligencia y la inspección de los aviones estadounidenses también dejaron claro, dice, que no suponía una amenaza ofensiva, no estaba a punto de soltar bombas o lanzar misiles.
"Si alguien piensa que hay cobertura de radar del interior de Canadá, es está equivocando".
( General Scott Clancy, retirado)
Ese fue un punto clave. El comandante del Norad tiene autoridad para derribar unilateralmente todo lo que el ejército considere una amenaza "cinética", es decir, un peligro físico para el continente. En ausencia de ese peligro, correspondía a los líderes de los gobiernos de los dos países respectivos ordenar el derribo.

Pasaría otra semana antes de que se diera esa orden.

Aunque VanHerck se comunicó inmediatamente con su superior directo (Milley) y con la oficina del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, en realidad no habló con Austin hasta el 1 de febrero, según declaró VanHerck a un comité del Senado estadounidense en 2023.

Mientras tanto, parece que el teniente general canadiense Alain Pelletier, entonces comandante adjunto del Norad, estaba menos convencido de la naturaleza de la aeronave en aquellas horas y días iniciales tras su llegada a Norteamérica. No recuerda haber recibido aquella información de agosto de 2022 sobre un programa chino.

Pelletier, ahora jubilado, dice:
"Ese globo, a diferencia de los aviones comerciales o incluso de los aviones militares, no llevaba ninguna indicación del país de origen. Así que estamos intentando averiguar de dónde viene... cuál es el propósito de ese vuelo, etcétera, etcétera. No estuvimos seguros hasta que finalmente se enganchó sobre la costa este de EE.UU., hasta que tuvo lugar la actividad de recuperación".
En una región escasamente poblada, con una cobertura de radar irregular y medios limitados a disposición del Norad, era imposible incluso vigilar el globo las 24 horas del día, afirma Pelletier, antiguo piloto de F-18 de La Pocatière, Quebec.

La situación puso de manifiesto una cruda realidad. Mientras que la mayor parte del territorio continental de EE.UU. está cubierta por radares, gran parte de la vasta extensión de Canadá está fuera del alcance de los radares, incluso es una zona muerta para las comunicaciones por radio.

Scott Clancy, general retirado de la fuerza aérea canadiense y antiguo director de operaciones del Norad, señaló:
"Si alguien piensa que hay cobertura de radar del interior de Canadá, se está equivocando. Si estás volando a 10.000 pies sobre los Territorios del Noroeste, en su mayor parte nadie puede ni siquiera ver que estás allí".
Cuando los aviones del Norad hicieron sombra al globo, tuvieron otros retos. Para mantenerse en el aire a esa altitud, tenían que mantener altas velocidades, lo que significaba que volaban de un lado a otro a 400 millas por hora para ver el globo, mucho más lento, dice Pelletier.

Aun así, el paso del globo ofreció la oportunidad de sondear sus capacidades y su tecnología, afirma VanHerck.

Dos días más tarde, el 30 de enero, el dirigible entró en el espacio aéreo canadiense sobre los Territorios del Noroeste y los aviones canadienses lo vigilaron cuando pudieron. En ese momento, el gobierno de Trudeau tuvo que tomar su propia decisión: ¿debía derribar el dirigible sobre el extremo norte de Canadá?
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© Chad Fish/APMás arriba, un caza estadounidense vuela por debajo del globo de 22 pisos antes de ser derribado con un misil el 4 de febrero de 2023. Arribe, el globo perforado y su carga útil repleta de antenas se precipitaron al océano.
VanHerck dice que le dijo a Eyre que si su país quería tomar medidas contra la nave, el jefe de las Fuerzas debería consultar con Trudeau, el presidente de EE.UU. Joe Biden y sus respectivos ministros de Defensa. Eyre dice que la posibilidad de destruir el globo fue finalmente rechazada.

"Discutimos brevemente la opción", comenta Eyre, pero los oficiales vieron la llegada del globo como una oportunidad para reunir información sobre la novedosa tecnología china.
"Si lo hubiéramos derribado sobre Canadá, explotarlo habría sido muy, muy difícil, sólo por la naturaleza del terreno (...) Mi recomendación fue seguir vigilando y tratar de recoger toda la información posible".
El globo continuó su viaje hacia el sur, pasando por la Columbia Británica, donde fue avistado sobre Cranbrook por la tripulación de Air Canada el 31 de enero. Ese mismo día entró en el espacio aéreo de Idaho.

Sin embargo, tras cuatro días sobrevolando el continente, y a pesar de la intensa actividad al más alto nivel de los gobiernos de ambos países, no se había dicho ni una palabra al público sobre su presencia.

Pelletier declaró que el Norad tenía previsto hacer algún tipo de declaración sobre el globo, pero que primero quería recabar toda la información posible al respecto.
"Siempre intentamos ser transparentes con el público, pero no queremos que cunda el pánico: el cielo se está cayendo. Aquí tenemos un globo. No sabemos de dónde viene, a quién pertenece ni qué hace".
Cualesquiera que fueran los planes de comunicación que se estaban elaborando, pronto dejaron de tener sentido. La nave china llegó el 1 de febrero sobre Billings, que estaba a punto de desempeñar un improbable papel secundario en una noticia internacional sensacionalista.

Doak salía de trabajar de RiverStone Health cuando se conectó a una página web de noticias y quedó intrigado al enterarse de que el aeropuerto local había sido cerrado temporalmente.

Incluso Shane Ketterling, subdirector de aviación del aeropuerto, se sorprendió por el repentino cierre, algo que nunca había experimentado en 33 años de trabajo en Billings Logan International. Llamó a la torre de control, gestionada por separado del propio aeropuerto, y le dijeron que la orden procedía del Centro de Salt Lake City de la Administración Federal de Aviación (FAA), sin más explicaciones.

Ketterling declaró recientemente:
"Los rumores corrían como la pólvora. Había muy poca información. Los militares no querían que se hiciera público".
Mientras tanto, Doak salió hacia su coche y vio el objeto muy por encima de él, se preguntó si tendría algo que ver con los acontecimientos del aeropuerto y decidió hacer fotos.

Mayer, editor de fotografía del Billings Gazette y piloto aficionado, también empezó a sentir curiosidad por la misteriosa parada en tierra del aeropuerto, sobre todo después de observar unas estelas de condensación inusuales en lo alto del cielo azul claro. En lugar de las líneas rectas habituales, dijo hace poco, eran redondas, lo que sugería que se trataba de aviones en rápido movimiento, probablemente reactores militares, que volaban en círculos. La trama se complicó cuando se enteró por otro piloto de que dos cazas furtivos F-22 habían aterrizado en la cercana Bozeman, Montana.

Entonces su amigo y antiguo colega Doak le llamó para señalarle el objeto en el cielo. Mayer tomó su propia fotografía y al examinar la imagen vio que se trataba de un enorme globo. Preocupado por que pudiera tratarse de algo peligroso, envió copias al gobernador del estado y a la FAA, y luego hizo una serie de llamadas que le llevaron finalmente a un funcionario del Norad.

Mayer recuerda:
"Le envié la foto. Me dijo: 'Estamos preparando una respuesta'. Así que puse la foto en Internet... Mi sensación es que si no la hubiera puesto en Internet, si no hubiera publicado la foto, no creo que nunca nos hubieran dicho de qué se trataba".
Cotton
© Tasos Katopodis/Getty ImagesEl senador republicano estadounidense Tom Cotton, hablando en el Capitolio, en julio de 2020, ha criticado la decisión de permitir que el globo chino recorriera el país a principios de 2023 antes de ser derribado.
La fotografía de Mayer fue difundida por The Associated Press. Doak subió sus propias imágenes a Internet, sin pedir un céntimo por ellas.
"En el momento en que supimos de qué se trataba, pensé: 'Esto es un asunto de seguridad nacional, es un asunto global. Quiero que esa foto esté delante de tantos ojos como sea posible'".
El trabajo de los fotógrafos tuvo ciertamente un impacto. El Pentágono no tuvo más remedio que revelar la presencia del globo, lo que provocó una tormenta política y diplomática. Anthony Blinken, Secretario de Estado de EE.UU., anunció rápidamente que cancelaba una visita prevista a China en señal de protesta.

El lento paso del globo sobre Montana lo acercó a la base aérea de Malmstrom y a sus silos, que albergan una parte importante del arsenal estadounidense de misiles balísticos intercontinentales.

China admitió que el globo era de su propiedad, pero insistió en que se trataba de una estación meteorológica errante. Nadie quedó convencido.

Las autoridades estadounidenses dejaron claro que no lo derribarían sobre zonas pobladas por temor a que las piezas cayeran sobre personas o edificios. Los críticos de la administración Biden exigieron saber por qué no había sido derribado antes, sobre todo cuando flotaba sobre las Aleutianas, donde la caída de escombros suponía un riesgo mínimo para la población.

El senador republicano Tom Cotton diría más tarde:
"Creo que fue un grave error dejar que un globo espía chino flotara por todo Estados Unidos y sólo filtrarlo al New York Times una vez que algún ranchero o fotógrafo aficionado de Montana lo viera. Sospecho que si no lo hubieran hecho... esto nunca se habría hecho público".
Pelletier admite que habrían gastado menos energía si lo hubiéramos descubierto mucho antes, en el norte. Pero poco o nada del aparato se habría recuperado de los gélidos mares de Alaska o de su desafiante paisaje con los limitados recursos disponibles allí.

VanHerck dice que no tenía autoridad para actuar solo, y sigue negándose a comentar la decisión que tomaron sus superiores. Pero también rechaza el agresivo cuestionamiento de la decisión, señalando que una evaluación inicial de la NASA sugirió que el campo de escombros podría ser de 100 por 100 kilómetros de grande, aumentando la posibilidad de víctimas inadvertidas en tierra. Esa estimación se modificó posteriormente a 10 por 10 kilómetros, que sigue siendo una amplia franja de paisaje. Y subraya que se reunió mucha información valiosa (tanto mientras el globo estaba en el aire como tras ser derribado) esperando a que se alejara de la costa atlántica de EE.UU.

VanHerck también confirma una sorprendente evaluación hecha pública meses después por las autoridades estadounidenses. Afirma que el examen forense del globo y de su carga por el FBI y otros organismos después del derribo indicó "con toda seguridad" que en realidad nunca recogió información alguna, y mucho menos la transmitió a China.
"Al final, lo mejor para los ciudadanos canadienses y estadounidenses. En primer lugar, ellos (China) no recopilaron (inteligencia), lo sabemos a ciencia cierta. En segundo lugar, hemos maximizado nuestra recopilación y hemos desenmascarado a la República Popular China y lo que está haciendo. Y número tres, y lo más importante, los ciudadanos canadienses y estadounidenses estuvieron a salvo".
"El Norad es el mando olvidado. Nadie lo entiende, nadie se preocupa por él".
(Andrea Charron, Universidad de Manitoba, destacada académica experta en Norad)
De hecho, es posible que el globo nunca pretendiera invadir el espacio aéreo norteamericano. Según VanHerck, los vientos lo desviaron de su ruta sobre el Pacífico. Más tarde, los medios de comunicación estadounidenses citaron a funcionarios norteamericanos que sugerían que se había desplegado para espiar las bases de EE.UU. en Guam, antes de equivocarse de ruta.

Andrea Charron, politóloga de la Universidad de Manitoba y destacada experta académica en Norad y defensa norteamericana, está de acuerdo con la decisión de esperar y derribar el globo en un lugar donde su recuperación fuera más fácil. Pero cuestiona la afirmación de que la nave espía nunca llegó a espiar.
"Que rondaran sobre algunas zonas clave bastante importantes... me hace dudar".
Ella y su colega Nicholas Glesby, estudiante de doctorado de la Universidad de Trent que ha estado estudiando el incidente, también lamentan que los funcionarios canadienses dijeran poco públicamente durante todo el asunto. Defensa Nacional sólo emitió tres comunicados oficiales, mientras que Trudeau comentó (falsamente, al parecer) que los tres globos posteriores estaban relacionados con China, afirma Glesby. Un portavoz del primer ministro declinó hacer comentarios al National Post sobre el papel de Trudeau en el asunto.

La directora del Centro de Estudios de Defensa y Seguridad de la Universidad de Manitoba, Charron, señaló:
"Lo que observé fue una comunicación muy clara por parte de EE.UU., pero casi nada por la otra. Se trata de un incidente bastante importante, y parece simplemente que 'ocurrió; oh, bien'".
Fue una oportunidad perdida, dice, dado que el Norad ya está infravalorado, incluso dentro del mundo militar. Se le ha llamado burlonamente SNORAD y al mando superpuesto NORTHCOM (creado por EE.UU. tras los atentados del 11-S) se le apoda SLEEPYCOM, a pesar de su papel crucial, dice. Mientras tanto, el próximo presidente de EE.UU. se rige por el lema "EE.UU. primero" y desconfía de las alianzas internacionales.

Charron comenta:
"El Norad es el mando olvidado. Nadie lo entiende, nadie se preocupa por él. Está fuera de la vista, fuera de la mente. Están desbocados, pero no parece resonar en el Congreso ni en el Parlamento".
En cualquier caso, tres días después de que el fotógrafo Doak lo divisara en lo alto de Billings, el globo se desvió sobre el Océano Atlántico, donde acabaría desinflándose en las aguas poco profundas de Carolina del Sur.

VanHerck encomendó su destrucción a la 1.ª Ala de Caza de las Fuerzas Aéreas de EE.UU., con sede en la Base Aérea de Langley (Virginia). La unidad decidió que ametrallar el globo no sería suficiente. Así que, el 4 de febrero, un F-22 Raptor disparó un único misil AIM-9X Sidewinder contra el globo. Las versiones evolucionadas del Sidewinder han sido el misil "dogfight" de los cazas estadounidenses y aliados desde mediados de los años 50, y se le atribuyen 270 bajas aire-aire en varios conflictos. Cada uno cuesta unos 550.000 dólares. El disparo de aquel día fue un impacto directo (aunque algo desajustado desde el punto de vista aéreo), que hizo que el globo y su carga cayeran al mar.

Las autoridades estadounidenses han guardado un gran silencio sobre lo que se supo de los restos que las unidades de la Marina recogieron en las horas y días siguientes. Pero el preocupante episodio había terminado, eso parecía.
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© US Navy/APEl 5 de febrero de 2023, marineros de la Armada de EE.UU. recuperan restos del globo de vigilancia chino derribado frente a la costa de Myrtle Beach, Carolina del Sur
El 10 de febrero, Pelletier organizó en Colorado Springs una fiesta postnavideña para sus colegas del Norad y sus cónyuges, una bienvenida para liberar la tensión de los días anteriores. Pero la fiesta se vio interrumpida por otro descubrimiento alarmante: un nuevo objeto similar a un globo había sido avistado en dirección al Yukón.

"Mi mujer estaba como diciendo: '¿Qué está pasando?'", recuerda Pelletier, que dijo a su esposa: "No puedo decírtelo ahora, estamos ocupados".

Eyre había viajado desde el Cuartel General de la Defensa Nacional en Ottawa para asistir a unas reuniones en Toronto, acompañado como siempre por un "señalador" de las Fuerzas Armadas, un miembro del servicio especializado en comunicaciones seguras. Antes de ir a desayunar el sábado 11 de febrero, el CDS llamó a la puerta de la habitación de hotel del señalador para ver si había alguna noticia importante.
"No salí de esa habitación hasta después de la hora de la cena, por lo ocurrido con el globo del Yukón".
El nuevo objeto sería uno de los tres avistados en los días posteriores a la desaparición de la nave de vigilancia china. El Norad había recalibrado su radar para captar objetos que se movían más despacio y estaba recibiendo impactos. Su menor altitud los convertía en un riesgo potencial para la aviación comercial, así que esta vez nadie se arriesgó.

Cuando uno de los objetos sobrevoló Yukón, el Norad encargó a los CF-18 de la Real Fuerza Aérea Canadiense, con base en Cold Lake (Alberta), que lo derribaran. Eyre afirma que deseaba que los aviones canadienses destruyeran el objeto sobre suelo canadiense "absolutamente". Pero su misión, potencialmente histórica, no pudo llevarse a cabo. Una lluvia helada cayó sobre la base del norte de Alberta la mañana del 11 de febrero, dejando las pistas demasiado resbaladizas para los despegues.
Pelletier
© PostmediaEl Teniente General canadiense Alain Pelletier fue comandante adjunto del Norad durante el vuelo del globo sobre Norteamérica.
En su lugar, los F-22 con base en Alaska recibieron el visto bueno y uno de ellos disparó otro Sidewinder contra el nuevo objetivo, mucho más pequeño. Trudeau ya había dado permiso a los aviones estadounidenses para abrir fuego sobre Canadá, reflejando el principio del Norad según el cual las fuerzas de ambos países son esencialmente intercambiables en la defensa del continente.

Según Andrée-Anne Poulin, portavoz del Departamento de Defensa Nacional, los CF-18 despegaron y se encontraban "a pocos minutos" del derribo.

Mientras tanto, aviones estadounidenses habían destruido anteriormente un segundo globo sobre Alaska y despachado a un tercero sobre el lago Hurón el 12 de febrero, cerca de la frontera entre Michigan y Ontario.

La Real Policía Montada de Canadá dirigió una búsqueda de restos en la región montañosa donde cayó el globo de Yukón, pero la suspendió una semana después, ya que el terreno y el tiempo hacían casi imposible encontrar fragmentos. Una portavoz de la Policía Montada dice que no puede comentar si se reanudó la búsqueda porque, casi dos años después, "la investigación sigue en curso".

Pero es poco probable que se encuentre nada con valor de inteligencia. El Norad cree que los tres objetos siguientes no eran naves espía, sino globos de aficionados o de investigación que carecían de transpondedores que transmitieran su identidad, aunque ambos países exigen estos dispositivos para cualquier objeto de vuelo alto que pese más de un par de kilos.

De hecho, la Brigada de Globos Bottlecap del Norte de Illinois, un grupo del área de Chicago que envía sus pequeños globos Mylar de 32 pulgadas por todo el mundo, ha revelado que perdió el contacto con uno de ellos tras quedar a la deriva sobre Alaska el 11 de febrero. Ese mismo día, el globo de Yukón fue destruido por un potente (y muy caro) misil. El club de globos, que ha afirmado cumplir plenamente la normativa de la FAA, no respondió a una solicitud de comentarios.

Puede que algunos de los globos no supusieran ninguna amenaza, pero todos tenían algo en común: más o menos ya estaban aquí antes de aparecer en el radar del Norad. Y nada de eso ha cambiado.

VanHerck dice:
"Hoy volveríamos a ver el globo, pero no lo veríamos hasta que estuviera casi justo sobre Norteamérica".
De hecho, la tecnología ha sido a menudo un factor limitante (y evolutivo) para el Norad. Se fundó en 1957 principalmente para identificar bombarderos soviéticos que se dirigían al continente para lanzar cargas de bombas nucleares o convencionales propulsadas por gravedad. Más tarde, la atención se centró en la amenaza más complicada de los misiles balísticos intercontinentales, que se elevan en el espacio y luego se precipitan hacia su objetivo. Sobre todo, se esperaba que el espectro de una respuesta cataclísmica a un primer ataque de cualquiera de las partes — el escalofriante concepto de destrucción mutua asegurada (MAD, por sus siglas en inglés) — disuadiera de la guerra atómica en primer lugar.
"El Sistema de Alerta del Norte, cuando se diseñó, era sin duda lo más avanzado. Hoy es una valla que los misiles (difíciles de detectar) pueden atravesar».
(General Glen VanHerck, retirado).
La línea de Alerta Temprana a Distancia (DEW) era la red de radares original para detectar un posible ataque de Rusia sobre la región polar, sustituida en 1988 por el Sistema de Alerta del Norte. Sus 50 estaciones se extienden 4.800 kilómetros desde Alaska hasta el sur de Labrador y siguen siendo la primera línea de defensa de Norteamérica en el Ártico.

Pero los radares del Norad no son muy completos y, como demostró el globo espía, los avisos son relativamente de última hora. Al mismo tiempo, aumentan las amenazas de Rusia y China. Ambas disponen de misiles de crucero convencionales y con cabeza nuclear que vuelan cerca del suelo y a gran velocidad. Se pueden disparar desde tierra, aviones, barcos y submarinos fuera del alcance actual de los radares. Los misiles hipersónicos más recientes de estos países, que vuelan a una velocidad cinco veces superior a la del sonido, suponen un reto aún más alarmante.

VanHerck afirma:
"El Sistema de Alerta del Norte, cuando se diseñó, era sin duda lo más avanzado. Hoy en día, es una valla que los misiles de baja sección transversal de radar (difíciles de detectar) pueden atravesar".
Charron dice:
"Lo ideal sería detectar esos misiles cuando se estén lanzando, no cuando ya casi están aquí. Tenemos que perseguir a los arqueros más que a las flechas".
A esto se añade la falta de radares y otros medios de visibilidad en grandes extensiones del territorio canadiense.

Los gobiernos insisten en que se está trabajando en una solución clave a este problema. Los radares emiten ondas de radio que rebotan en los objetos y vuelven al receptor, revelando su tamaño y ubicación. Pero sólo pueden "ver" en línea recta, lo que significa que su alcance está limitado por la curvatura de la Tierra. Canadá ha prometido instalar un radar "sobre el horizonte" (OTHR), el más común de los cuales funciona disparando ondas cortas desde la atmósfera, que rebotan hacia la Tierra hasta miles de kilómetros de distancia, y luego rebotan de nuevo tras chocar con un objeto.

Según el plan de modernización del Norad, de 38.600 millones de dólares y 20 años de duración, presentado por Ottawa en 2022, un sistema OTHR diseñado para cubrir la zona que va desde la frontera entre Canadá y EE.UU. hasta el Círculo Polar Ártico deberá estar plenamente operativo en 2031. Otro, con base en el Norte y diseñado para detectar amenazas más allá de los accesos más septentrionales al continente, se prevé que esté plenamente operativo en 2033.

La nueva red de radares se completará con otra serie de sensores en el norte de Canadá con "capacidades clasificadas".

La portavoz de Defensa Nacional, Poulin, afirma que el proyecto va según lo previsto y que el Gobierno ha estudiado más de 500 posibles emplazamientos para el primer sistema OTHR, que, según ella, tendría hasta cuatro ubicaciones vinculadas. Aun así, añade Poulin, "si los planes evolucionan, los plazos podrán actualizarse según sea necesario".

La historia de las adquisiciones de defensa en Canadá está marcada por largos retrasos políticos y burocráticos, y Charron afirma que este país destaca entre sus aliados por los volúmenes de documentación necesarios para proceder a cualquier tipo de gasto relacionado con el ejército.
"Eso (el proyecto OTHR) ha pasado muy, muy desapercibido. Lo que me preocupa".
Mientras tanto, Canadá debería reconsiderar otra forma, más controvertida, de defenderse contra las amenazas aéreas, afirma Clancy, general retirado de la Fuerza Aérea y antiguo alto dirigente del Norad. Se trataría de armas de defensa antimisiles basadas en tierra: misiles lanzados para derribar misiles entrantes. Estos sistemas podrían ofrecer una alternativa a la MAD, disuadiendo a los enemigos al hacer que sus ataques tengan menos probabilidades de éxito, argumenta Clancy, aunque admite que sería imposible proteger a todo Canadá de esa manera.

Pero los políticos canadienses han rechazado en repetidas ocasiones formar parte de un programa de defensa antimisiles de este tipo, que según los críticos podría desencadenar una nueva carrera armamentística.

No cabe duda de que los expertos seguirán debatiendo el significado del globo para la defensa de Norteamérica e instando a los gobiernos a actuar. Mientras tanto, las repercusiones de la saga han continuado de formas muy distintas, lo que quizá sugiere que el dirigible fue tanto un fenómeno político como militar.

Mayer, editor fotográfico de Montana, dice que los congresistas republicanos le invitaron a asistir a uno de los discursos de Joe Biden sobre el estado de la nación como símbolo de lo que el GOP (Partido Republicano) consideraba una respuesta débil al intruso. Dice que la experiencia le pareció un poco cómica, pero que recibió una mención del Congreso, mientras que sus palabras sobre la famosa fotografía son ahora parte oficial del registro de la institución.

"Todo ha sido un viaje increíble", dice Larry Mayer, editor de fotografía del Billings Gazette.

Y hace unos meses, Doak habló de sus experiencias en un testimonio para la defensa en un extraño juicio penal en Billings. Richard Rogers, residente local, había sido acusado de amenazar por teléfono al republicano Kevin McCarthy, entonces presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., al estar enfadado porque se había permitido que el globo volara por el condado. También hubo llamadas de acoso a otras oficinas del gobierno federal. Rogers fue declarado culpable.

Doak sospecha que su comparecencia ante el tribunal y su entrevista con el National Post no serán las últimas veces en que se le pregunte por el globo. Pero se alegra de poder hablar de su particular papel en la historia. Dijo riendo entre dientes:
"Me he resignado a que esto será probablemente por lo que se me conozca el resto de mi vida. Así que será mejor que me dedique a ello".