Ciencia y Tecnología
Las misteriosas señales provenientes del espacio, conocidas como ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés), son más profundas de lo se creía desde su descubrimiento hace más de una década, según un nuevo estudio publicado en la revista Astrophysical Journal Letters.
La NASA publicó este jueves una foto de unas dunas azules captadas en Marte, que combina imágenes tomadas por el sistema de emisión térmica de la sonda espacial Mars Odyssey entre diciembre del 2002 y noviembre del 2004.
Todas las fuerzas que experimentamos a diario pueden reducirse a solo cuatro tipos: la gravedad, el electromagnetismo, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza débil. Sin embargo, un grupo de físicos afirmó haber encontrado posibles indicios de una quinta fuerza fundamental de la naturaleza, que podría ayudar a explicar algunos de los grandes enigmas sobre el universo que han preocupado a los científicos en las últimas décadas.

Astrocitos talámicos reprogramados en neuronas in vitro tras la infección con un virus que induce la sobreexpresión del gen Neurogenin2.
Estos astrocitos han sido reprogramados mediante un gen maestro, denominado Neurogenina2, que llega a su destino en el cerebro de los ratones de la mano de un virus. Los investigadores también han observado cómo expresan genes propios de sus neuronas hermanas (procedentes de una célula progenitora común) en cada región cerebral concreta, lo que ha hecho posible su reprogramación en un tipo de neurona sensorial específica.
"Hemos descubierto que genes clásicos de las neuronas también son expresados por los astrocitos, aunque en un nivel menor. Y que hay un código propio de cada región cerebral que comparten los astrocitos y las neuronas, y probablemente también otras células nerviosas. Esto es importante porque abre la posibilidad de recuperar en el futuro circuitos neuronales perdidos en ciegos o sordos congénitos", explica Guillermina López-Bendito, directora de la Unidad de Neurobiología del Desarrollo del Instituto de Neurociencias, que ha liderado la investigación.
Explican los científicos que los organismos vivos como plantas y animales arrojan ADN a sus entornos, mientras interactúan con ellos. De esta manera, sin la necesidad de ver al animal y "robarle" una muestra de su pelaje o saliva, se podrá tener un principio de idea de que especie habita un ambiente en específico. Esta técnica era aplicada para conocer la familia de animales que se puede trasladar por las profundidades del mar o los oscuros lagos. Y después de años de propuestas para aplicarse en el aire finalmente obtuvieron resultados positivos.
El experimento del ADN en el aire
El experimento de los científicos de la Universidad Queen Mary de Londres apuntaba en realidad solo a los animales. Pero un feliz accidente, dejó muestra humana en sus registros. En primer lugar, tomaron muestras de aire de una habitación donde habían estado un grupo de ratas Topo Desnuda, un tipo de roedor. Este animal tiene la particularidad de contar con una ambiente social y vive en colonias subterráneas. Entonces, después de cierto tiempo que no especifican, aplicaron la técnica de eDNA para obtener un muestreo del aire.
Un equipo de investigadores de la Universidad de São Paulo, la Universidad Federal do Rio Grande do Sul y la Universidad Pompeu Fabra, ha hallado pruebas de una influencia genética de Australasia en más partes de Sudamérica que sólo en el Amazonas. En su artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, el grupo describe su estudio de un conjunto de datos genómicos de múltiples poblaciones sudamericanas de todo el continente.
En 2015, un equipo de investigadores encontró lo que describió como una influencia de Australasia en los nativos que viven en el Amazonas. Habían encontrado lo que describieron como una señal poblacional Ypikuéra, un marcador genético asociado a los primeros pueblos que vivían en Australasia, la región que ahora es el sur de Asia, Australia y Melanesia. Desde entonces, los investigadores han desarrollado teorías para explicar cómo pudo introducirse dicha señal en los pueblos que vivían en Sudamérica, sobre todo teniendo en cuenta que no se ha encontrado en los primeros pueblos que vivían en Norteamérica. En la actualidad, la mayoría de los expertos creen que tanto Norteamérica como Sudamérica fueron pobladas por personas que emigraron por tierra desde Asia hasta Alaska y luego viajaron hacia el sur. En este nuevo esfuerzo, los investigadores han descubierto que la "Y signal" también aparece en los pueblos nativos de Sudamérica en zonas fuera del Amazonas.
Los astrónomos han detectado por primera vez rayos X procedentes de Urano, gracias al Observatorio de rayos X Chandra de la NASA. Este resultado puede ayudar a los científicos a conocer mejor este enigmático planeta gigante de hielo de nuestro sistema solar.
Urano es el séptimo planeta desde el Sol y tiene dos conjuntos de anillos alrededor de su ecuador. El planeta, que tiene un diámetro cuatro veces superior al de la Tierra, gira sobre su costado, lo que lo hace diferente de todos los demás planetas del sistema solar. Hasta ahora Voyager 2 fue la única nave espacial que pasó por Urano, los astrónomos dependen actualmente de telescopios mucho más cercanos a la Tierra, como el Chandra y el Hubble para conocer este planeta distante y frío que está compuesto casi por completo de hidrógeno y helio.
En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron las observaciones de Chandra tomadas en Urano en 2002 y de nuevo en 2017. Vieron una clara detección de rayos X en la primera observación, recién analizada, y un posible brote de rayos X en las obtenidas quince años después. El gráfico principal muestra una imagen de rayos X de Chandra de 2002 (en rosa) superpuesta a una imagen óptica del telescopio Keck-I obtenida en otro estudio en 2004. Esta última muestra el planeta aproximadamente con la misma orientación que tenía durante las observaciones de Chandra de 2002.
¿Qué puede hacer que Urano emita rayos X? La respuesta: principalmente el Sol. Los astrónomos han observado que tanto Júpiter como Saturno dispersan la luz de los rayos X emitida por el Sol, de forma similar a como la atmósfera de la Tierra dispersa la luz del Sol. Aunque los autores del nuevo estudio sobre Urano esperaban inicialmente que la mayor parte de los rayos X detectados también procedieran de la dispersión, hay indicios tentadores de que existe al menos otra fuente de rayos X. Si otras observaciones lo confirman, podría tener implicaciones interesantes para la comprensión de Urano.
El asteroide que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años también puede haber creado las selvas tropicales, según un nuevo estudio publicado en la revista académica Science.
Los últimos avistamientos tuvieron lugar cerca de la costa oeste de Noruega. Dichas burbujas no presentaban ninguna característica en particular, solo se podía distinguir una raya negra en su interior.
Creíamos entender cómo se forman las estrellas. Resulta que no es así. Al menos, no del todo. Un nuevo estudio, realizado recientemente con datos del telescopio espacial Hubble, está haciendo que los astrónomos vuelvan a la mesa de dibujo para reescribir el modelo aceptado de formación estelar.
Lo que sabemos sobre la formación de las estrellas es que nacen de enormes nubes de gas hidrógeno. El gas se agrupa y se comprime por la gravedad, aumentando la presión y la temperatura hasta que la masa crece lo suficiente como para desencadenar la fusión nuclear. Pero las estrellas no parecen absorber todo el gas de su entorno. Algo les impide alcanzar tamaños enormes.
Comentario: Véase también:
- El planeta-X, cometas y cambios terrestres por J.M. McCanney
- Una misteriosa "ola" de gas formador de estrellas podría ser la mayor estructura de la galaxia
- Un misterioso sistema de seis exoplanetas con movimiento rítmico desafía las teorías de la formación planetaria
- Las corrientes eléctricas impulsadas por el viento solar crean las auroras de Saturno y calientan la atmósfera del planeta - NASA
Comentario: La teoría de que los habitantes de Australasia viajaron a Sudamérica puede ser difícil de digerir para los académicos de la corriente principal, pero hay pruebas sólidas que demuestran que la humanidad y su entorno eran significativamente diferentes en el pasado antiguo, lo que, junto con la genética, significa que la teoría es la más probable: