
Un terremoto de magnitud 7,2 dañó las carreteras del noroeste de México y del sur de California (como ésta en Calexico) cuando se produjo el 4 de abril de 2010.
El terremoto envió ondas a su alrededor, pero en lo alto de la atmósfera, un tipo de perturbación muy diferente podría haber ofrecido una advertencia de la llegada inminente del terremoto, si alguien hubiera sido capaz de verla.
Los autores de un nuevo artículo publicado en Advances in Space Research afirman que el terremoto de Baja California fue precedido por sutiles fluctuaciones en la ionosfera de la Tierra, una región de partículas cargadas situada en lo alto de la superficie. De alguna manera, la falla que causó el terremoto pudo haber telegrafiado su inminente ruptura, enviando un torrente de partículas cargadas eléctricamente que resonaron en la ionosfera.
La ionosfera, que comienza a unos 48 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra y se extiende hasta unos 965 kilómetros, es el lugar donde la energía entrante del Sol ioniza las moléculas de la atmósfera, desprendiendo electrones. La abundancia de partículas cargadas hace que la ionosfera reaccione a los campos eléctricos y magnéticos, algo que otras regiones de la atmósfera no suelen hacer.
Utilizando datos del Haystack Observatory del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sobre la densidad de electrones en la ionosfera, un equipo de investigadores chinos y estadounidenses analizó la atmósfera sobre la región de Baja California durante 72 días, tanto antes como después del terremoto. Después de controlar otras cosas que podrían haber estado afectando a la ionosfera, dijeron que vieron una clara anomalía -un pico en el número de electrones ionosféricos- el 25 de marzo, 10 días antes del terremoto. El pico de electrones se localizó sobre el epicentro del terremoto y no se parecía a nada de lo que habían visto en los datos.
Podemos imaginarlo como algo parecido a las ondas de un lago, dijo Chen Zhou, investigador de la Universidad de Wuhan (China) y coautor del artículo. La señal de los electrones parecía una redistribución breve, pero reveladora, de las partículas respecto a sus movimientos y posiciones normales, que los investigadores pudieron captar a su paso.
Zhou y sus colegas afirmaron que su trabajo podría respaldar la teoría de que las fallas liberan energía eléctrica en los días previos a un terremoto. Algunos científicos creen que es el resultado del gas radón liberado por una falla que ioniza las moléculas de aire, mientras que otros sostienen que las rocas sometidas a tensión pueden liberar ráfagas de electrones.