(Texto editado también por el equipo de SOTT.net, con correcciones y citas extraídas de la publicación de La ponerología política en español)
- ¿Estaba la gente consciente de que algo estaba a punto de cambiar de una manera muy mala justo antes que Lenin y Trotsky aparecieran en la escena en Petrogrado, en la primavera de 1917?
- ¿Se dio cuenta el pueblo alemán de que al aceptar la "esperanza" de Hitler desembocaría en algo tan horrible y el maligno en el que decenas de millones de personas morirían y una mancha de sangre permanente aparecerían en la historia de Alemania?
- ¿Qué era la vida meses o años antes de que los armenios sufrieran genocidio a manos de los turcos, que no sabían que el control de armas impuesto del gobierno era realmente el desarme antes del exterminio?
- ¿Qué hay de los chinos antes de que el tirano Mao, o los norcoreanos antes de la infestación de la familia Jung Kim Il?
- ¿Sabían estas personas lo que venía, pero no sabían qué podían hacer?
Creo que hoy, ahora mismo, es otro de esos momentos justo antes de que algo muy malo suceda. Y, esta vez, tenemos los registros históricos escritos de las malas noticias de donde podemos aprender potencialmente a salvar vidas, información cultural para rescatar vidas antes de que caigamos en otro ejemplo de sangre y locura de carnicería.
Aunque Sigmund Freud presentó al mundo la palabra psicópata en su libro Psicopatología de la vida cotidiana, publicado en 1901, no sería hasta cuarenta años después que una verdadera definición de la psicopatología se desarrollase para incluir el tipo de personalidad del psicópata: el conocimiento científico que arroja luz sobre los acontecimientos pasados y actuales.
Uno de los primeros investigadores en estudiar y documentar la naturaleza de los tipos de personalidad llamados psicópatas fue Hervey Cleckley, MD, en su libro La Máscara de la Cordura, publicado en 1941.
En esta obra clásica, Cleckley pasó un tiempo considerable con los presos en Georgia; prisioneros que,
Y, según Cleckley,"poco acuerdo fue encontrado en cuanto a lo que en realidad pasaba con ellos."
Además de Cleckley, otros en el tiempo, desde 1941, han contribuido significativamente a nuestra comprensión del tipo de personalidad psicopática."[Los prisioneros] continuaban, sin embargo, constituyendo un gravísimo y constante problema para el hospital y para la comunidad."
Uno de estos heroicos investigadores fue Andrew M. Lobaczewski, nacido en 1921 en Polonia.
Después de sufrir la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación rusa tras la derrota de Alemania, Lobaczewski entró en la universidad para ser entrenado como psicólogo, y poco después inició la investigación de la naturaleza del psicópata. Lobaczewski y sus colegas corrían el riesgo de severas sanciones, incluso la muerte, para documentar su investigación y experimentación.
Muchas décadas pasarían tratando de conseguir que se publicara su obra (y muchos grupos intentaron destruirlo).
Pero, finalmente, en 1998, pese a los intentos de elusión de Zbigniew Brzezinski por frenar la publicación, el libro de Lobaczewski, Ponerología Política - Una ciencia de la naturaleza del mal adaptada a propósitos políticos fue publicado.
Comentario: Aquí el autor comete un pequeño error. El libro de Lobazceswki no fue publicado sino hasta en 2006 por la editorial Red Pill Press. Antes de esa fecha, los intentos por frenar la publicación siempre fueron exitosos. En el prefacio el escritor nos relata lo siguiente:
Ya han pasado veinte años desde que redacté este manuscrito. Hace tiempo ya que quedaron atrás mis años de juventud. Un día, gracias a mi computadora, entré en contacto con los científicos del Grupo del Futuro Cuántico[1], que me convencieron de que ya era hora de que mi libro se convirtiera en una herramienta útil para el futuro de la humanidad. Y se han tomado el trabajo de publicarlo.
Estos veinte años han estado plagados de acontecimientos políticos. Nuestro mundo ha cambiado de manera significativa debido a las leyes naturales del fenómeno que describo en este libro. El nivel de conocimiento ha aumentado exponencialmente gracias a los esfuerzos realizados por personas de buena voluntad. No obstante, nuestro planeta aún no se ha recuperado, y encontramos remanentes activos y latentes de esta grave enfermedad que ha resurgido, esta vez relacionada con otra ideología. Las leyes de la génesis del mal operan en millones de casos individuales y familiares. Los fenómenos políticos que amenazan la paz mundial son confrontados mediante el poder militar. Las incidencias de menor envergadura son condenadas o limitadas por los dictámenes de la ciencia moral. De todo esto resulta que los esfuerzos del pasado han sido insuficientes y peligrosos, ya que se llevaron a cabo sin el respaldo de un conocimiento naturalista y objetivo acerca de la naturaleza propia del mal. En ninguno de esos esfuerzos se tuvo en cuenta la máxima de la ciencia médica que utilizaremos como lema de esta obra: Ignoti nulla curatio morbid ("No intente curar aquello que no comprende"). El fin del dominio comunista ha sido alcanzado a un alto precio, y aquellos países que hoy se consideran libres pronto notarán que aún continúan pagando.
Cabe preguntarnos lo siguiente: ¿Por qué este trabajo, producido por eminencias de la investigación y por mí mismo, justamente con ese propósito ―el de evitar que se propague la enfermedad del mal macrosocial― no ha logrado cometer su objetivo?
Esa es una larga historia.
Un médico "amistoso" que luego resultó ser un agente de los servicios secretos comunistas, me reconoció como el creador de esta ciencia "peligrosa" en Austria. Todas las redes y núcleos comunistas de Nueva York se movilizaron en conjunto para evitar que la información contenida en este libro llegara a manos del público y estuviera a disposición de toda persona interesada en leerlo. Fue terrible para mí enterarme de que el sistema de censura manifiesto del cual hacía poco tiempo había logrado escapar era tan frecuente, aunque más disimulado, en los Estados Unidos. Resultaba desmoralizante ver la forma en que operaba el sistema de peones conscientes e inconscientes; observar a personas que confiaban en sus "amigos" - agentes conscientes cuya afiliación al partido comunista ignoraban― y que, con gran fervor patriótico, promovían medidas que les habían sido insinuadas en contra de mi persona. Como consecuencia de dichas actividades, se me denegó todo tipo de ayuda, y para sobrevivir me vi obligado a continuar realizando arduas tareas manuales, a pesar de que ya me hallaba en edad de jubilarme. Fue así como mi salud fue deteriorándose y perdí dos años de trabajo.
También supe que no había sido el primer emisario en llevar a Estados Unidos un conocimiento semejante. De hecho, era el tercero, y los dos que me precedieron habían sido silenciados del mismo modo.
A pesar de todas esas circunstancias, continué perseverando, y finalmente escribí este libro en 1984, tras lo cual fue cuidadosamente traducido al inglés. Aquéllos que lo leyeron en su momento estimaban que se trataba de un texto "altamente informativo", pero nunca lo publicaron. Para los editores especializados en psicología era "demasiado político"; para los editores de temáticas políticas contenía demasiada información sobre psicología y psicopatología. En algunos casos, "ya se había vencido la fecha de sumisión de manuscritos". Poco a poco, se fue haciendo evidente que el libro no pasaba la prueba de la inspección "interna".
El mayor valor político de este libro aún sigue vigente, y su esencia científica continúa siendo permanentemente valiosa e inspirativa. Puede llegar a ser de gran utilidad en tiempos futuros, una vez adaptado y ampliado como es debido. Más investigaciones en estas áreas también podrían aportar una nueva forma de comprender los problemas que han plagado la humanidad durante siglos. La ponerología podría respaldar las milenarias ciencias morales mediante un enfoque naturalista moderno. Por ende, esta obra podría contribuir al progreso hacia la paz mundial.
Este es el motivo por el cual, veinte años más tarde, he vuelto a trabajar arduamente para transcribir el amarillento y descolorido manuscrito. No he agregado cambios significativos y lo he presentado de la misma forma en que lo hice en Nueva York hace tantos años. Por lo tanto, permitamos que continúe siendo un documento representativo de la tan peligrosa tarea asumida por científicos eminentes, junto conmigo, emprendida durante épocas sombrías y trágicas en condiciones intolerables, lo cual no le resta calidad científica.
Es mi deseo que este trabajo pase a manos de personas capaces de asumir la responsabilidad y de continuar con la investigación teórica en ponerología, enriqueciéndola con información detallada para reemplazar aquélla que se extravió, y llevándola a la práctica con diversos objetivos valiosos, al servicio de individuos y de todas las naciones.
Expreso mi agradecimiento a la señora Laura Knight-Jadczyk, al profesor Arkadiusz Jadczyk y a sus amigos por su sincero incentivo, su comprensión y por el trabajo realizado para que mi antigua investigación pudiera al fin ser publicada.
Andrzej M. Łobaczewski.
Rzeszów - Polonia, diciembre de 2005
[1] Quantum Future Group, Inc. - NdT
Comentario:
Psicopatía y poder
Ponerología 101: Trepando a la cima
Ponerología 101: Serpientes en traje
Reflexiones sobre Ponerología Política
Ponerología Política: Una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos (Parte 1)
Ponerología Política: Una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos (Parte 2)
Las asociaciones ponerogénicas y sus efectos en la sociedad
"La ponerología política" de Andrzej Lobaczewski, está finalmente disponible en español. Como saben nuestros lectores, SOTT recomienda fervientemente su lectura. El estudio presentado en esta obra bien podría ser el MÁS importante que jamás haya leído.
Pueden obtener su copia aquí