© desconocidoLa violencia diaria sufrida por los palestinos a manos del estado de Israel deja una huella imborrable de dolor y sufrimiento
No sé por qué me tratan de esta forma. ¿Será porque soy palestino y ellos son judíos? ¿Acaso no ven que solo soy un niño? Entonces, por qué me golpean. Por qué me gritan y me retienen en este lugar. Por qué mi madre no está aquí conmigo. Si fue por algo malo, si cometí algún delito, por qué no tengo un abogado, o a alguien de mi familia a mi lado...Aún recuerdo el rostro de mi madre cuando me arrastraron hasta aquí. No dieron ninguna explicación. No dijeron absolutamente nada. Irrumpieron en mi casa y sin más, me lanzaron dentro de una furgoneta.
Recuerdo ese día como si fuera hoy. Cuando el automóvil se detuvo, dos hombres me adentraron casi a rastras en lo que parecía un centro de detención, y me dejaron en una habitación oscura por varias horas. Luego llegaron dos guardias y uno de ellos me preguntó: "¿Cuántas veces tiraste piedras?"
Si contestaba con una negativa, me golpeaban. Si me negaba a hablar, por la falta de un abogado, un familiar, o incluso, una acusación, también lo hacían. En ese lugar me di cuenta que no tenía derecho a exigir nada. Estaba solo, y nadie podía hacer nada.
¿Tenía alguna salida? Sí. Cuando estuve dentro me ofrecieron trabajar para los agentes israelíes. El acuerdo consistía en conseguir información útil sobre los palestinos y a cambio, me darían dinero y mi inmediata liberación. De no aceptar, podían encarcelarme indefinidamente.